Las voces a favor y en contra del proyecto de minería subterránea de cobre Quebradona, que desarrolla la multinacional AngloGold Ashanti en Jericó, suroeste de Antioquia, arreciaron de nuevo en los últimos días por cuenta de la segunda visita hecha al municipio por la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla).
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Representantes de distintos sectores de la comunidad habían solicitado esta nueva visita técnica, para que fueran evaluadas todas las zonas de influencia del proyecto. El resultado de los análisis es clave para determinar si se otorga o no la licencia ambiental a este proyecto de megaminería.
De aprobarse la licencia, comenzaría una etapa de construcción de cuatro años, que daría paso a la de producción de 21 años, durante los que se extraerían 5 millones de toneladas de concentrado polimetálico de cobre (80 por ciento), oro y plata. Luego vendría un periodo de tres años de cierre y otro de 10 años de poscierre.
Quienes se oponen al proyecto, y vaticinan serios perjuicios para los ecosistemas, las fuentes de agua y el paisaje de toda la zona, piden que se niegue definitivamente la licencia ambiental, y quienes están a favor señalan que se trata de “minería bien hecha” con la que se puede convivir y de la que se puede esperar un impacto importante en materia de bienestar y desarrollo.
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De acuerdo con Felipe Márquez Robledo, presidente de AngloGod Ashanti en Colombia, las críticas de quienes se oponen no lo inquietan. “Hace dos años iniciamos el programa ‘Hablando se entiende la gente’, y hemos promovido las críticas constructivas y las propuestas; esto nos ha permitido mejorar muchísimo este proyecto, que es muy sólido en lo técnico y en lo social”.
Márquez agrega que se han llevado a cabo unas 200 reuniones con la comunidad de Jericó para explicar el proyecto, despejar dudas y acoger sugerencias, en las que han participado más de 2.500 personas. “En Jericó hoy contamos –dice Felipe Márquez– con un 71 por ciento de favorabilidad al proyecto y un 10 por ciento que está en contra, de acuerdo con las encuestas trimestrales que ha llevado a cabo el Centro Nacional de Consultoría”.
Frente a los reparos esgrimidos por distintas organizaciones por las potenciales afectaciones ambientales que generaría el proyecto en esta zona de Antioquia, Márquez insiste en que “para eso existe la Anla y para eso está el estudio de impacto ambiental; hemos analizado aire, agua, tierra, el aspecto biótico, lo abiótico, las vibraciones, el polvo… todo lo que se pueda considerar como una inquietud para la comunidad está analizado por expertos internacionales y está sometido a la validación de la Anla; esta instancia dirá si estamos presentando una propuesta adecuada”.
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Señala que el proyecto tiene tres tipos de impacto, “el que sabemos que podemos eliminar, para que no cause efectos; otro que podemos mitigar al máximo, y el que no se puede mitigar del todo y debemos compensar. Esa es la promesa de valor que estamos presentando: vamos a compensar mucho más, es decir, el medioambiente va a estar mejor después de que la mina entre en operación”.
La compañía espera, a partir de la visita de la Anla, un listado de requerimientos que deberá contestar en 30 días; surtido ese paso se programarán audiencias públicas: “Calculamos que irían unas mil personas; organizamos 20 recintos para 50 personas (para cumplir con el aforo máximo permitido en tiempos de pandemia) y nos aseguraremos de que estén interconectadas. No creemos que una reunión de esta importancia deba hacerse únicamente virtual, pero nos hemos dado cuenta de que podemos hacerla interconectada”.
El presidente de la multinacional en Colombia está muy positivo frente a la posibilidad de que la licencia ambiental se apruebe este año, de ser posible. “Después, y dado que somos una sociedad enlistada en la Bolsa de Nueva York, tenemos que preparar documentación y surtir una serie de procedimientos que esperamos poder culminar en mayo del próximo año. Una vez nuestra junta directiva apruebe todo, esperamos empezar a construir en junio. Anhelamos que el primer cobre esté produciéndose en el 2025”.
Finalmente, Márquez espera que la gente que sigue en contradicción al proyecto le dé a la multinacional la oportunidad de ser escuchada y de seguir analizando alternativas para solucionar sus inquietudes: “Lo que algunas personas necesitan es una mejor explicación de las cosas; otras no han querido recibirnos todavía y algunas simplemente están en contra de la industria minera. Y eso es absolutamente normal”, dice.
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Beneficios económicos del proyecto
Según datos de AngloGold, el proyecto ya ha generado 250 empleos que se convertirán en 3.000, directos e indirectos, durante la construcción. Para la operación de la mina se contratará a 750 personas de manera directa y se causarán entre 1.500 y 2.000 empleos indirectos.
Se proyecta que por regalías se generen entre 52.000 y 64.000 millones de pesos al año, y por renta (nacional) entre 208.000 y 260.000 millones de pesos al año. En compras locales directas invertirían entre 189.000 y 231.00 millones, durante todo el proyecto.
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