Redacción
Los futbolistas, fanáticos y expertos de Indonesia reaccionaron con enojo y tristeza el jueves después de que la FIFA retirara la Copa Mundial Sub-20 de la nación anfitriona semanas antes de que comenzara, luego de las protestas contra la participación de Israel.
La derrota humillante se produjo después de que dos gobernadores influyentes abogaran por prohibir a Israel de la competencia.
Indonesia e Israel no tienen relaciones diplomáticas formales, y el apoyo a la causa palestina en la nación de mayoría musulmana más poblada del mundo es alto, alimentando la oposición local a albergar al equipo israelí.
La decisión de la FIFA de encontrar un nuevo anfitrión, anulando así el puesto de clasificación automática de Indonesia, vuelve a poner al deporte más popular del país en un estancamiento y enfrenta otro episodio de aislamiento mientras se recupera de una estampida en el estadio que mató a 135 personas el año pasado.
Algunos de los prodigios del fútbol de la nación del archipiélago recurrieron a las redes sociales con furia y angustia después de perder la oportunidad de jugar en lo que la FIFA anuncia como el «torneo de las superestrellas del mañana».
«Hemos puesto energía, tiempo, sudor e incluso sangre, pero en un momento fallamos por razones políticas. Aquí está nuestro gran sueño que habéis destruido», escribió el delantero de 19 años Rabbani Tasnim.
Un video de la FA de Indonesia mostró a los jugadores con la cabeza gacha y a su entrenador llorando después de recibir la noticia el miércoles por la noche de que la FIFA buscaría un nuevo anfitrión.
«Nosotros, los jugadores, estamos ahora afectados, no solo nosotros, sino todos los futbolistas», dijo el delantero Hokky Caraka, de 18 años.
El entrenador en jefe Shin Tae Yong dijo que estaba «desconsolado» y «cansado» después de preparar al equipo durante más de tres años para la máxima competición del fútbol juvenil.
El jueves por la mañana, aparecieron carteles con flores para los jugadores frente a la sede de la FA en el centro de Yakarta, incluido uno que decía «no te rindas con tu sueño».
Los indonesios inundaron la página de Instagram del gobernador de Java Central, Ganjar Pranowo, uno de los principales candidatos en las elecciones presidenciales del próximo año, con comentarios negativos después de que se opusiera a la participación de Israel.
El gobernador de Bali, Wayan Koster, también se unió al coro antiisraelí y alrededor de un centenar de manifestantes musulmanes conservadores realizaron una manifestación antiisraelí en Yakarta este mes.
Koster citó el jueves la ocupación de tierras palestinas y las preocupaciones de «amenaza y seguridad» por rechazar la participación de Israel, comparando su pedido de prohibición con el exilio de Rusia de la Copa del Mundo de 2022 en Qatar.
– ‘Muy doloroso’ –
El Partido Democrático de Lucha, el poderoso partido gobernante nacionalista del presidente Joko Widodo y Koster, expresó su pesar por la decisión en un comunicado, pero dijo que había buscado que Israel jugara sus juegos en «el país vecino más cercano».
Pero hubo apoyo popular para el torneo, que el país recibió en 2019, y muchos lo vieron como una fuente de orgullo nacional.
Yakarta se comprometió a garantizar la participación de Israel a pesar de su postura favorable a los palestinos, pero las voces opuestas se hicieron demasiado fuertes para la FIFA.
«Este es realmente un incidente muy doloroso para el pueblo indonesio. Aquellos que hicieron el ruido y nos hicieron fracasar… deben rendir cuentas», dijo Akmal Marhali, un experto del organismo de control del fútbol Save Our Soccer.
Las autoridades indonesias dijeron que perder el torneo podría costarle al país cientos de millones de dólares.
La FIFA amenazó con más sanciones y podría excluir a Indonesia de las eliminatorias para el Mundial de 2026 que comienzan en octubre. Fue prohibido durante un año en 2015 debido a la interferencia del gobierno.
Pero para los fervientes seguidores de Indonesia, lo que más les dolió fue la pérdida de su primer gran torneo de fútbol.
«Estoy muy decepcionado porque ha sido mi sueño ver a Indonesia albergar un evento mundial de fútbol», dijo Jarnawi, un seguidor de 40 años que, como muchos indonesios, tiene un solo nombre.
El juego en el país ha sido perseguido durante mucho tiempo por una infraestructura inestable y la violencia de los aficionados.
Pero fue el choque de la política y el deporte lo que finalmente le costó el torneo que muchos habían esperado durante mucho tiempo.
«Estamos hablando de jóvenes que quieren jugar al fútbol. No tienen más intereses», dijo el experto Justin Lhaksana.
«¿Por qué este tema se mezcla ciegamente con juegos políticos?»
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