Días raros estos de pandemia y confinamiento, de inquietudes y esperanza. Días en los que, con el futuro incierto, el pasado se ha vuelto presente. Con la pelota quieta en todo el mundo, en la televisión rebotan repeticiones de partidos, de historias y anécdotas de vencedores y vencidos. La reina de la inmediatez deportiva se nutre del archivo.
Con el carro apagado y el panorámico empañado, el retrovisor nos mueve hacia atrás: una mirada en reversa que hace que entendamos que en el fútbol –como en la vida– el ayer tiene la clave para descifrar el hoy.
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Así, el sábado pasado, nos llevó al día que se ha escogido como el del nacimiento del grandioso Barcelona de la última década, de la maravilla de Messi convertido en falso 9, del magnífico equipo dirigido por Guardiola con los fenomenales Xavi e Iniesta, entre otros: el 2 de mayo de 2009, aplastó al Real Madrid en el Bernabéu ¡2-6! y se enrumbó a la triple corona: Liga, Copa del Rey y Champions.
Fue el ‘cumpleaños’ de uno de los equipos más grandes de la historia. Eso es imposible discutirlo. Para algunos, del más grande de todos los tiempos. Ese sí es un debate largo, apasionante y para otro momento.
Días raros estos, decía, en los que millennials y centennials del fútbol se miran la barriga y no se ven el ombligo, pues sufren de una especie de complejo de Adán: para ellos nada existía antes. Por eso creen que Guardiola inventó al falso 9 con Messi.
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¿Qué es eso? Teoría básica mínima y en prosaico: el falso 9, el 9 retrasado o el 9 líquido (como también lo llamaron algunos), tiene como objetivo inicial retroceder al centrodelantero hacia el medio campo para llevar con él la marca de los defensores centrales y, así, el espacio dejado por ellos sea aprovechado por otros atacantes que reciban o transporten la pelota con libertad en esa zona muy cercana al arco rival.
Así como las nuevas generaciones de futboleros desconocen su ombligo, también ignoran que esa sagaz y exitosa ubicación de Messi salió del baúl del pasado. El asunto es de ‘apenas’ unos añitos atrás. Detallados informes tácticos y estratégicos hablan de los más grandes centrodelanteros retrasados de los 50, ¡hace 70 años!: Alfredo Di Stéfano, el fenomenal argentino del Real Madrid, y el húngaro Nandor Hidekuti, de la poderosa subcampeona mundial de 1954. Además, por ese tiempo, Adolfo Pedernera, ‘El Maestro’, fue falso 9 en ‘La Máquina’ de River Plate y en el legendario Millonarios de ‘El Dorado’.
Dio lecciones de 9 líquido Johan Cruyff, el mago holandés de la mítica selección subcampeona mundial de 1974, así como del Ajax y del Barcelona de los años 70 (¡hace medio siglo!). Y como el que se las hace se las imagina, fue el propio Cruyff quien, como técnico, ubicó al danés Michael Laudrup como falso 9 en el Barcelona que ganó su primera Liga de Campeones en 1992. ¡Ah, un detallito!: Guardiola era el volante 5 de ese equipo…
Sin referencias tácticas y estratégicas precisas de la época, bien se puede suponer que ¡hace 100 años, en la década de 1910! nació el ‘falso 9’ con el primer megacrac brasileño de la historia, Arthur Friedenreich.
Días raros estos, decía, en los que la prensa pone el pasado en presente y nos permite comprobar que, aunque ahora el fútbol sea más rápido, con menos lugares libres, menos tiempo para pensar y con más obligaciones para todos los jugadores, Guardiola no inventó el falso 9 con el descomunal Messi, pues eso es casi tan viejo como el fútbol.
P. D. ¡Cuídense mucho!
GABRIEL MELUK
Editor de Deportes
@MelukLeCuenta