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Gabriel Meluk opina sobre el paso de James Rodríguez al Everton y sus lesiones – Fútbol Internacional – Deportes

Gabriel Meluk opina sobre el paso de James Rodríguez al Everton y sus lesiones - Fútbol Internacional - Deportes


Los dos mejores jugadores de Colombia en los mundiales, James Rodríguez en Brasil 2014 y Yerry Mina en Rusia 2018, se encontrarán en el Everton inglés, un club tradicional, grande si se quiere, pero venido a menos.

En Inglaterra es el cuarto con más títulos de Liga, debajo de Manchester United, Liverpool (su rival de siempre, su enemigo íntimo de clásicos) y Arsenal, pero no pelea nada hace 35 años.

Así, pues, nuestras dos superestrellas mundialistas están en un club de segunda fila. Con mayor claridad: James, el más importante futbolista colombiano de todos los tiempos (así se pongan bravos Freddy Rincón o el ‘Tino’ Asprilla) está en el Everton, una señal de la ropa que tiene el balompié colombiano, al que varios de los miembros de la intelectualidad del fútbol le han reclamado sin ponerse colorados ganar el Mundial. Soplan y hacen botellas.

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Para James, el Everton y el técnico Carlo Ancelotti, su ‘guardián de la bahía’, el salvavidas personal que lo rescata siempre del ahogo de la suplencia y la inactividad, representan quizás su última oportunidad de volver a la élite mundial y reverdecer la gloria de esa zurda prodigiosa que deslumbró al planeta hace 6 años, cuando fue la sensación goleadora del Mundial y la contratación galáctica del equipo más grande del planeta.

Que llegue al Everton y depreciado en más del 50 por ciento de lo que pagó el Real Madrid es el simple indicador de su realidad de los últimos años. Pero más allá del pregón de los ‘falsos moralistas y dueños de las buenas costumbres futboleras’, que también soplan y hacen botellas, la inactividad de James tiene una causa cierta: las lesiones, que han sido su principal y real enemigo.

En solo los últimos dos años y medio (desde el 15 de febrero de 2018), y según datos del portal Transfermarkt, James ha sufrido 11 lesiones que le provocaron una incapacidad de 211 días (¡siete meses mal contados!), y sin sumar los tiempos de adecuación física y futbolística.

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En solo estos dos años y medio en el Bayern Múnich y el Real Madrid sufrió cuatro lesiones de pantorrillas (sóleo), una de tobillo, una rotura y una distensión de ligamentos de la rodilla, molestias en los aductores, lesión de cadera y, además, una lesión desconocida, no informada.

Al comienzo de la pasada temporada europea, cuando decidió irse del Bayern porque quería vivir en Madrid y finalmente se quedó en el Real dirigido por Zinedine Zidane, James tuvo un buen comienzo de Liga, al punto de que los influyentes tabloides deportivos de la capital española afirmaron que el mejor fichaje del Madrid había sido su regreso.

Pero en noviembre del año pasado se lesionó: primero por 10 días (nunca se informó el mal) y luego se dañó los ligamentos de la rodilla, por lo que se quedó fuera del equipo durante 38 días. Se perdió 11 partidos, en los que Zidane montó su esquema de jugadores de banda rápidos y fuertes en el mano a mano. James terminó en la banca.
A los periodistas, comentaristas, futbolistas metidos a opinadores y aficionados les es tan fácil y tan simple afirmar, con voz papal en sermón de Viernes Santo, que James está más pendiente de su pinta en Instagram, sus hijos y su pareja que del juego y su carrera profesional. Les es tan fácil y tan simple manejar la plata ajena para afirmar que cómo es posible que no se rebaje el salario para irse a cualquier otro equipo. Sí, soplan y hacen botellas.

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El gran y verdadero problema de la inactividad de James han sido sus lesiones, como también lo ha sido de Yerry Mina. Hoy, cuando Suramérica está a un mes más de comenzar la eliminatoria del Mundial de Catar 2022, Colombia reencuentra en el apocopado Everton de Ancelotti, que intenta recuperar las viejas glorias perdidas hace ya 35 años, a James y a Mina, sus dos mejores jugadores la historia mundialista, dos estrellas de cristal.

Ojalá James, el gran crac que tiene la Selección Colombia, que en una pierna y sin tener continuidad de juego ha sido el más influyente y desequilibrante del equipo, encuentre esa continuidad. Pero para eso debe superar a su principal y real enemigo: las lesiones.

GABRIEL MELUK
Editor de Deportes
​@MelukLeCuenta

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