Gabriel Meluk opina sobre la final entre América y Santa Fe en la ida – Fútbol Colombiano – Deportes


3-0! Muy largo ganó el América el primer partido de la final de la Liga 2020. Muy largo y muy merecido. Y, además, muy justo. El marcador, ya con pinta de lápida, pudo ser aún mayor de no ser por el ojo biónico del VAR, que le impidió un gol más, tras una jugada gigante y preciosa. Detectó un fuera de lugar microscópico.

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El diablo americano hizo que Santa Fe pagara todos sus pecados en un infierno tortuoso de velocidad, dinámica y efectividad que lo tiene brincando en sus dos patas y casi que celebrando el título que defiende. Está cerquita de conseguir su estrella 15, de igualar otra vez a Millonarios en la tabla histórica de campeones de la Liga.

El diablo ensartó a Santa Fe en su trinche. Minuto 23. Tiro libre. América no tira la bola a la paila caliente de las 18. Juega a la derecha en un gambito inesperado. Sacrificó la opción de Adrián Ramos y sacó ventaja posicional al jugar sorpresivamente por la banda una pelota larga, tan larga que el locutor de la tele alcanzo a decir que “ese balón se desbordó”, creyendo que salía de la cancha en la última línea, cerca del córner.

Pero Duván Vergara, terco, buscó la pelota al otro lado de la cancha, muy lejos de la izquierda que por lo general habita, y con un taco inesperado de brujo, de demonio, dejó el balón adentro, vivo, y a su marcador, Andrés Pérez, burlado y despistado. Santiago Moreno, entonces, ahí sí, centró en la cara de Dixon Rentería. El rechazo en rebote quedó a los pies de Yesus Cabrera, que en la cresta de la media luna enganchó y, con un latigazo de zurda, abrió la cuenta.

Acción de juego del partido entre América de Cali y Santa Fe.

Foto:

Dimayor-VizzorImage

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Fue la primera herida en un Santa Fe que, en contravía a lo hecho en todo el torneo, correteaba nervioso a rivales y a la pelota como si fueran gallinas en un corral; perseguía de manera desordenada, como podía, guiado por el instinto y no por el cerebro. Un león famélico.

El 1-0 fue el aviso de lo que iba a ser el juego: América pasando la bola de atrás para adelante en juego largo, vertical, y a gran velocidad, para cazar a un Santa Fe que regresaba mal y se partía.

El primer tiempo fue casi que un solo americano de movilidad, velocidad y dinámica. Se fueron con la mínima cuenta al descanso porque el VAR pilló un fuera de lugar por un talón de Adrián Ramos en una jugadota para el potencial 2-0. El león sobrevivía de milagro.

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El segundo acto fue distinto, ya que apenas a los cinco minutos América perdió a dos de sus pilares fundamentales por lesión: Luis Paz y Edwin Velasco. Entones, el diablo se echó para atrás y montó la trampa del juego largo, vertical y a toda velocidad para contragolpear y cazar a un león despeinado, en los huesos y aturdido. Sambueza no dio un pase gol y Velásquez y Osorio desafiaron a las autoridades y fueron como dos hinchas que se colaron al estadio de puertas cerradas por el covid y vieron el juego desde la gramilla.

El 2-0, a los 17 minutos, nació de un centro de un saque de banda enorme de Cristian Arrieta, solo superado por el error de Rentería, que dejó el rechazo corto y en plena área. ¡No me la deje ahí!, diría Pastor Londoño, un viejo locutor de la radio. Y se la dejó a Yesus, que pateó chueco: la bola rebotó mansa hasta Vergara que, también, le pegó mordido para el gol. La segunda herida.

Así, el técnico de Santa Fe, Hárold Rivera, arrugó el papel en el que escribió a su equipo, lo hizo bolita y lo tiró a la basura. ¡Cambió a su volante de marca-marca y a todo su sistema de ataque: Pérez, Velásquez, Osorio, Sambueza y Ramos no terminaron el partido. Sin embargo, ya no había cómo sacar el papel de la caneca y tratar de alisarlo para corregir la mala tarea, el mamarracho…

El 3-0 llegó en otro contragolpe de relámpago y juego largo: esta vez, un cambio de frente que liquidó Mendoza. ¡Rentería se terminó de condenar en el infierno del Pascual Guerrero!

El diablo ganó muy largo, muy merecido y con mucha justicia. Santa Fe, que partía como favorito, quedo con tres heridas y ensartado en el triplete, perdón, en el tridente, en el trinche en el que el diablo ya ensartó la estrella…

Es fútbol, claro, y hay que jugar la vuelta el próximo domingo, en Bogotá. Santa Fe intentará separar las aguas de su papelón y buscará un milagro. Pero parece que Lucifer ya está en el paraíso…

GABRIEL MELUK
Editor de Deportes
@MelukLeCuenta

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