Redacción
Mientras la economía mundial sigue debilitada por los impactos ocasionados en el comercio; los aumentos en los precios de alimentos, combustibles, la inflación y el endurecimiento de la crisis mundial por guerra entre Ucrania y Rusia, Georgia pasó del 5% a un crecimiento de poco más del 10% .
(Vea: Bailarines, que huyeron de Rusia por la guerra).
El flujo de capital ruso que ingresó al país ha sido enorme desde que comenzó la guerra, según admitió a BBC Mundo, Yaroslava Babych, directora del Centro de Investigación en Políticas Macroeconómicas en ISET-PI, en la Escuela Internacional de Economía de la Universidad Estatal de Tbilisi, de Georgia.
Se estima que ingresaron Georgia entre 70 y 100 mil rusos y que, entre enero y septiembre de 2022, entraron US$1.400 millones, casi cuatro veces más que en el mismo periodo del 2021.
Pero precisar el número exacto de emigrantes rusos pues ellos, como los bielorrusos, no necesitan permisos para ingresar a Georgia, se pueden quedar y trabajar allí por un año, volver a salir, entrar de nuevo y quedarse por otro año.
Las facilidades para crear una empresa en Georgia fue lo que permitió el registro de 9.500 empresas rusas entre enero y septiembre de este año, lo que multiplicó por 10 las cifras del mismo periodo en 2021, según datos oficiales.
La economía de Georgia se basa en la producción agrícola de uva, cítricos y nueces además de manganeso, cobre y oro. A eso se suma la producción de acero y fertilizantes, entre otras cosas.
(Vea: Tras seis meses de invasión, ¿qué le espera a Ucrania?).
Georgia parece vivir una primavera económica que es envidiada pues en casi todas las economías emergentes y en desarrollo de Asia Central y Europa las perspectivas de crecimiento son muy oscuras, según recientes estimativas del Banco Mundial.
“La invasión de Rusia a Ucrania desató una de las mayores crisis de desplazamiento y provocó graves perjuicios para la vida humana y económica”, dijo en un comunicado oficial Anna Bjerde, vicepresidenta del Banco Mundial para la región de Asia Central y Europa.
El Banco Mundial predice para esa zona un crecimiento mínimo del 0,3% en 2023, a lo que se suma el aumento continuado de los precios de la energía.
“La actividad en la zona del euro, el principal socio económico para los mercados emergentes y las economías en desarrollo (MEED) de Europa y Asia central, se ha deteriorado marcadamente en la segunda mitad de 2022, debido a las dificultades en las cadenas de suministro, el aumento de las tensiones financieras y la disminución de la confianza de los consumidores y las empresas”, afirmó.
También, subrayó que las pronosticadas reducciones de crecimiento para 2023 son generalizadas en los MEED de Europa y Asia central, ya que las perspectivas regionales están sujetas a un grado considerable de incertidumbre.
“La prolongación o intensificación de la guerra podría generar daños económicos y ambientales mucho más importantes, así como mayores posibilidades de fragmentación del comercio y la inversión internacionales. El riesgo de tensiones financieras también sigue siendo considerable, habida cuenta de los elevados niveles de deuda e inflación”, predijo.
El BM llamo la atención sobre el aumento de los precios mundiales del petróleo, gas y carbón desde principios de 2021 y sobre la disparada de los mismos tras la invasión de Rusia a Ucrania lo que llevó a enormes aumentos de la inflación, no registrados en décadas.
“Esta crisis sin precedentes tiene consecuencias tanto para los consumidores como para los Gobiernos, lo que limita la asequibilidad fiscal, la productividad de las empresas y el bienestar de los hogares”, precisó el comunicado de la entidad.
Resaltó, que los países más afectados en Europa y Asia Central serán los que “dependen moderada o considerablemente de las importaciones de gas natural para calefacción (que representa 30% de la demanda de energía), actividad industrial o electricidad” las naciones estrechamente conectadas con los mercados energéticos de la Unión Europea”.
Alertó a ésos países que deben prepararse para la escasez de gas y poner en marcha planes de emergencia para mitigar los peores impactos de la crisis.
(Vea: Claves para entender el histórico informe sobre la guerra en Colombia).
Pero, si por Asia Central y Europa llueve, la tempestad afecta con gran violencia la economía de Ucrania.
De acuerdo con el Banco Mundial, el crecimiento allí deberá contraerse en un 35% este año pues su actividad económica fue desfigurada por la destrucción de la producción, los impactos de la guerra sobre las tierras agrícolas y la reducción de la mano de obra, con unos 14 millones de desplazados.
“Ucrania sigue necesitando un enorme apoyo financiero mientras la guerra continúa innecesariamente, y también para proyectos de recuperación y reconstrucción que podrían iniciarse rápidamente”, dijo Bjerde.
Se estima que la recuperación y reconstrucción de los sectores sociales y productivos de ése país deberá constar, como mínimo, casi 350 millones de dólares.
Por otra parte, hay temores y malos presagios sobre la primavera económica de Georgia.
Analistas temen que su buena hora pueda terminar en una explosión que identifican con una supuesta invasión de Rusia a ese país y pronostican que el dinero ruso ingresado termine no convirtiéndose en una inversión estable y cause enormes daños al país.
Igualmente, existen temores sobre la eventual aparición de tensiones sociales con los rusos y, de momento, los ciudadanos de Georgia se quejan por el aumento de los precios, provocado por la masiva migración rusa y que, afecta, sobre todo, a las personas de bajos recursos. Oficialmente se estima que el nivel de crecimiento de Georgia podría decaer el año entrante pero, entidades como el FMI pronostican que regresaría al nivel de crecimiento del 5%, previo a la guerra.
(Vea: Nobel ruso hace subasta para ayudar niños ucranianos y rompe récord).
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