En resumen
- Human Rights Watch acusa a las Fuerzas paramilitares de Apoyo Rápido (RSF) de Sudán de violencia sexual, incluidos violación y matrimonio forzado.
- Los militares también están implicados en algunos incidentes; ambas partes están acusadas de bloquear la ayuda y la atención de emergencia.
- Pide una misión conjunta de la ONU y la Unión Africana para proteger a los civiles y prevenir más violencia.
JARTUM, SUDÁN– Un grupo internacional de derechos humanos ha acusado a un grupo paramilitar de Sudán de violencia sexual generalizada contra las mujeres, que incluye violaciones, violaciones en grupo y matrimonios forzados e infantiles, en medio del conflicto en curso en el país devastado por la guerra. Human Rights Watch (HRW) informó sobre estas acusaciones el lunes y pidió una intervención internacional urgente.
Laetitia Bader, directora adjunta de HRW para África, destacó la gravedad de la situación y afirmó que “las Fuerzas de Apoyo Rápido han violado, violado en grupo y obligado a contraer matrimonio a innumerables mujeres y niñas en zonas residenciales de la capital de Sudán”. El grupo también señaló a los militares como responsables de un número menor de incidentes de este tipo.
El informe detalla cómo ambas facciones en guerra han obstaculizado el acceso de los supervivientes a la asistencia de emergencia crucial. Acusa a los militares de “restringir deliberadamente” la entrega de suministros humanitarios a las zonas controladas por las RSF desde octubre del año pasado, mientras que, según se informa, las RSF han saqueado los suministros médicos y ocupado las instalaciones sanitarias. Los socorristas locales también han sufrido violencia sexual a manos de los combatientes de las RSF.
El conflicto entre el ejército sudanés y las RSF, que estalló en abril del año pasado, ha causado estragos en todo el país, en particular en la capital, Jartum. Según las Naciones Unidas, los combates han causado más de 14.000 muertos y 33.000 heridos, aunque es probable que las cifras reales sean más altas.
La crisis de Sudán ha provocado la mayor crisis de desplazamientos del mundo, que ha obligado a más de 11 millones de personas a abandonar sus hogares. Las RSF, formadas originalmente a partir de las milicias Janjaweed durante el conflicto de Darfur en la década de 2000, han sido un actor clave en la actual crisis. La conexión del grupo con el expresidente Omar al-Bashir, que se enfrenta a cargos de genocidio en la Corte Penal Internacional, pone de relieve los profundos problemas que existen en Sudán.
El último informe de HRW, publicado el domingo, documenta una gran cantidad de violencia sexual y matrimonios forzados e infantiles en Jartum y ciudades cercanas, incluidas Omdurman y Bahri. El grupo clasificó estos actos como “crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad”.
A pesar de la gravedad de estas acusaciones, ni las RSF ni los militares han tomado medidas significativas para prevenir estos abusos o para investigarlos de manera transparente. Un portavoz de las RSF negó la ocupación de hospitales, pero no proporcionó pruebas de que se hayan llevado a cabo investigaciones sobre las acusaciones de violencia sexual.
A la luz de estos hallazgos, HRW ha pedido a las Naciones Unidas y a la Unión Africana que establezcan una misión conjunta para proteger a los civiles en Sudán y prevenir más violencia sexual y de género. “Las Naciones Unidas y la Unión Africana deben movilizar esta protección y los Estados deben exigir cuentas a los responsables de la violencia sexual en curso, los ataques a los servicios de emergencia locales, los centros de salud y el bloqueo de la ayuda”, instó Bader.
Durante el fin de semana se registraron enfrentamientos en el este de Sudán y en la ciudad de Al Fasher, último bastión militar en la región de Darfur. Las RSF llevan meses sitiando Al Fasher con el objetivo de hacerse con el control.
Los expertos internacionales han advertido de que, mientras continúa el conflicto, 755.000 personas corren el riesgo de sufrir hambruna y 8,5 millones se enfrentan a una grave escasez de alimentos en los próximos meses. La violencia y la crisis humanitaria en curso ponen de relieve la urgente necesidad de una intervención eficaz y de apoyo a la asediada población de Sudán.
