El presidente Gustavo Petro, luego de que varios de sus predecesores en la Casa de Nariño le expresaran su posición en contra frente a la posible convocatoria a una asamblea nacional constituyente mediante los acuerdos de paz del 2016, hizo una extensa publicación en la red social X, en la que defendió esta iniciativa, reconociendo también que el Congreso de la República tiene en sus manos la responsabilidad de llamar a una asamblea.
Cabe mencionar que Sergio Jaramillo, quien escribió la introducción del documento de los acuerdos con la extinta guerrilla de las Farc, aseguró en declaraciones para la emisora ‘W Radio’ que los compromisos allí pactados y consignados se deben cumplir.
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En su trino, el jefe de Estado sostiene que las declaraciones de Jaramillo son «un engaño» y como prueba de ello, según afirma, es lo que sucedió cuando el acuerdo pasó por la rama legislativa.
“Cuando se utilizó el mecanismo del ‘fast track’ en el Congreso, no se presentaron las reformas claves pactadas en el acuerdo: 1. La reforma agraria. 2. La transformación del territorio y 3. La verdad judicial”, señaló.
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Así mismo, comparó lo que sucede actualmente con lo ocurrido en la década de los noventa, durante el proceso de paz con la guerrilla del M-19, para insistir en su idea de llamar a una asamblea constituyente.
Es esto que dice Sergio Jaramillo lo que constituye un engaño.
Cuando se utilizó el mecanismo del «fastrack» en el Congreso, no se presentaron las reformas claves pactadas en el acuerdo: 1. La reforma agraria. 2. La transformación del territorio y 3. La verdad judicial
Pasó lo… https://t.co/8RryAQX5q7
— Gustavo Petro (@petrogustavo) May 27, 2024
“Pasó lo mismo que con el acuerdo M-19, que viví: no se aplicó la constitución del 91, ni se construyó el estado social de derecho; en el de las Farc, que ahora vivo como gobernante, no se presentaron las reformas que necesitaba”, agregó.
El trámite en el Congreso
El pasado domingo, el expresidente Juan Manuel Santos aseguró que utilizar los acuerdos con las Farc para llamar a una constituyente era «un absurdo» y que, precisamente, esa había sido una de las líneas rojas que los negociadores del Gobierno Nacional mantuvieron en los diálogos en La Habana.
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Santos aseguró además que «la Asamblea Constituyente solo se puede convocar usando los procedimientos que establece la Constitución, cualquier intento de hacerlo por otras vías se enfrentaría con el poder legislativo, judicial, las Fuerzas Armadas y con la gran mayoría de colombianos«.
Frente a estas palabras, el actual jefe de Estado respondió que «el papel histórico del Congreso» es tramitar si convocatoria o que, de lo contrario, «el poder constituyente tarde que temprano lo hará«.
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«Se dirá que el Congreso hoy puede asumir su ‘roll’ histórico. Está abierta la discusión política. En mi opinión le corresponde ya al poder constituyente del pueblo el hacerlo; también está en discusión cuál puede ser el medio para hacerlo: una asamblea constituyente solo es un medio de varios para expresar el poder constituyente«, afirmó Petro.
Más adelante mencionó que el primer punto del acuerdo entre el Gobierno y el ELN, firmado el pasado sábado, generó dudas y cuestionamiento desde varios sectores. El primer mandatario sostiene que tanto ese compromiso, como el mismo acuerdo de paz, son «acuerdo político nacional» que debe llevar a poner fin a la violencia en el país.
«Aun el ataque de Jaramillo y Santos contra nuestra propuesta, que se junta con la de Uribe, es una forma de hablar de paz. Aunque mis propuestas mueven las aguas y producen, a veces, tormentas en un ‘statu quo’ que muere en la inercia de los privilegios, las exclusiones y las desigualdades de la mayor parte de su sociedad, hemos logrado que este gobierno ponga a hablar a la sociedad colombiana de Paz y Democracia. La palabra tiene poder. Palabra que sí«, concluyó el presidente de la República.
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La última persona en sumarse a las críticas por la propuesta del actual jefe de Estado fue el expresidente Ernesto Samper, quien dijo este lunes que «a la luz de estas normas vigentes no es posible legitimar la convocatoria de una Asamblea Constituyente en el Acuerdo de Paz de La Habana suscrito entre el Estado y las Farc: sería una Constituyente de facto, un salto al vacío de la institucionalidad que empezaría por desconocer el Congreso y la Corte Constitucional”.
PORTAFOLIO
*Con información de EL TIEMPO – POLÍTICA