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“Había destapado ollas podridas”: esta es la impactante historia de la empresaria que tiene conmovido al país tras suicidarse en Medellín

La mujer se lanzó desde un edificio ubicado en el centro de la capital de Antioquia.

Karen Castaño tiró su vida al vacío. Desde el último piso de la Clínica Medellín, en pleno centro de la capital de Antioquia, decidió terminar con su existencia. El abuso sexual y la mala situación en los negocios la llevaron a tomar la decisión fatal. Con ansiedad describió sus últimos meses antes de publicarlos en las redes sociales y saltar al vacío.

A las 7 de la noche varias personas registraban con sus celulares el angustioso momento y pedían ayuda a las autoridades. Sin embargo, pese a las llamadas de alerta, la vida de la joven no se pudo salvar. Ella se tiró con las preocupaciones que la empujaron y los testigos la recibieron en el piso con el dolor de no haberla salvado.

En una carta de 22 párrafos, Castaño le relató a su pequeña hija las razones que la llevaron al suicidio. Con los dedos ágiles y con el destino definido, tecleó sobre una pantalla los dolores que la impulsaron a lanzarse desde el edificio: las pesadillas que encontró dentro de su familia y las batallas que libró en su negocio.

Ella estaba al frente de una empresa que empezaba a despegar en el Valle de Aburrá. Cargaba con las inversiones de conocidos y el salario de sus trabajadores. En los seis meses del primer semestre de este año, sintió en sus bolsillos los resultados de tantos esfuerzos que estaban justificados en el bienestar de su niña, Gabriela.

Ese buen tiempo coincidió con la aparición de un hombre que la hizo la mujer más feliz del mundo y al que amó con su alma, así lo dio a entender este martes antes de morir. Él era especial porque era una gran ser humano y, entre lo más valorado por Karen, eran las características que lo convertían en una persona muy completa.

Pero todo se derrumbó en los primeros días de junio. Una verdad que hizo estruendo en su vida la llevó a terminar con lo que tenía en las manos. Soltó a su hija, dejó de comer, se negó a bailar, no volvió a conciliar el sueño y, como si se tratara de un gotero, comenzó a abandonar lentamente los objetivos que la hacían vibrar.

“Me doy cuenta que mi familia estaba mal, muy mal. No entraré en detalles. Todo lo peor fue que permitieron, y también permití gracias a cosas que desconocía, que durmieras a tus 2 años más de una noche en la misma cama que mi abusador y el abusador de otras niñas de la familia y amigas cercanas”, se lee en la carta que le escribió con prisa a su hija.

Karen Castaño dio a entender que la imagen de la persona que protagonizó los abusos la redujo en una crisis que hoy tiene como resultado su suicidio: su rostro le provocaba ansiedad. Aunque trató de perdonarlo, se desgarró por el respaldo que recibió el victimario de las personas cercanas que, con base en sus palabras, conocían los hechos que protagonizó.

Mientras tambaleaba por el dolor que sentía producto del abuso, fue diagnosticada con trastorno de estrés postraumático. Ahí encontró las respuestas de sus sentimientos. Con las palabras de un médico de psiquiatría y un par de tratamientos trató de aliviar la pena. Pero no lo logró. Ella ya había contemplado al suicidio en el pasado.

Ahora bien, en la carta que compartió en sus redes sociales antes de morir, cuya destinataria era su hija, entregó detalles del camino que debe seguir: cómo tiene que blindarse para no encontrar el sufrimiento y los trámites que dejó pendientes en el banco para que financie sus sueños con el dinero que alcanzó a recopilar.

FUENTE DE LA NOTICIA:SEMANA

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