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‘Halloween’ y cómo reparar los errores que cometiste en el pasado para recuperar tu negocio

'Halloween' y cómo reparar los errores que cometiste en el pasado para recuperar tu negocio

Las opiniones expresadas por los colaboradores de Entrepreneur son personales.


Detenme si has escuchado esta. Después de darle vueltas a una idea, decides que es hora de iniciar un proyecto.

Pules esa idea, te asesoras, reúnes capital, en su caso te asocias, cubres requerimientos de ley, te endeudas, pones a caminar el proyecto, ves que tarda en despegar, comienzas a creer que nada valió la pena, y luego te convences de que lo mejor hubiese sido nunca haber apostado por la idea.

De pronto llega un “factor milagro” que sostiene al proyecto de un hilo; aprovechas esa vida extra que te cayó de la nada, recuperas ánimos, robusteces la estrategia original, te percatas de los puntos que dejaste laxos, realizas algunos ajustes y después de unos meses empiezas a notar que el proyecto por fin puede tomar un buen rumbo.

Vas apretando con fuerza hasta que un día tu proyecto por fin es todo un éxito.

Apenas disfrutas las mieles del triunfo, cuando se te acercan personas con varias propuestas para expandir y aumentar alcances y rentabilidad. Les prestas atención, pues tu mente está pensando en cómo capitalizar el proyecto.

Analizas escenarios y decides soltar la rienda para que sean otros quienes lo amplifiquen.

Todo es felicidad y alucinaciones con dinero, hasta que te percatas de que el proyecto es objeto de modificaciones que nada tienen que ver con tu idea original. Ya no lo reconoces; otras manos se encargaron de “prostituirlo”.

Te quejas y hablas con los recientes socios para revertir lo que hicieron, pero soltaste tanto la rienda que ya es demasiado tarde. Es el fin de tu idea y nada puedes hacer por recuperarla y regresarla a lo que era, ¿cierto?

No necesariamente.

El mundo del emprendimiento está lleno de variables que afectan de distintas maneras la iniciativa que sea. Una de ellas es la inclusión de terceros —generalmente socios— para que ayuden a difundir, expandir, prolongar y capitalizar un proyecto.

Buenas intenciones en el papel, pero que a la larga pueden transformarse en concentración del poder de decisión en manos ajenas a aquellas que dieron origen a la iniciativa.

Toma como ejemplo lo que pasó con Halloween, una saga que nació cobijada en el triunfo y que de pronto cayó en manos de otros que solo la terminaron sepultando en capas de desprestigio.

La original Halloween de 1978 dirigida, coescrita y musicalizada por John Carpenter, fue un parteaguas en el mundo del cine; dio forma al slasher (existen opiniones contrarias, pero no es el caso ocuparnos de ellas) y nos regaló uno de los mejores villanos de todos los tiempos en la piel de Michael Myers.

Fue un éxito en taquillas y los productores de inmediato vieron la oportunidad de explotarla como franquicia a través del lanzamiento constante de secuelas.

Carpenter coescribió la segunda Halloween, produjo la tercera y después de eso decidió que ya no tenía caso seguir estirando una franquicia que, para él, ya había dado todo de sí.

Pero en 1988, diez años después de la original, los productores que se quedaron con los derechos decidieron que revivirían Halloween aun sin el visto bueno de Carpenter, y torciendo todo lo que él había planteado.

Ese año estrenó Halloween IV: El regreso de Michael Myers, un año después llegó Halloween V: La venganza de Michael Myers y seis después estrenó Halloween: La maldición de Michael Myers.

Una nefasta trilogía de películas que despedazó el concepto detrás de su asesino central.

No conformes con eso, en 1998 —20 años después de la entrega original— los productores estrenaron Halloween H20: 20 años después, un intento por recuperar el buen camino, pero que a final de cuentas abrió la puerta para que otros cuatro años después llegara Halloween: Resurrección, terrible película que nuevamente dejó en el olvido a la franquicia.

La creación de Carpenter estaba por los suelos.

La misma productora decidió relanzar la saga a través de un refrito de la película original, y asignó al músico y cineasta Rob Zombie para la encomienda.

Zombie estrenó su versión de Halloween en 2007 y se siguió con una secuela que llegó en 2009. Ambas películas fueron destrozadas por la crítica.

Todo parecía estar perdido para Halloween, sin que importara que la primera película fuese una revolución para el cine de horror.

La franquicia permaneció en el limbo varios años hasta que alguien concluyó que, quizá, solo quizá, la mejor manera de revivirla era involucrando a su creador. Y eso fue lo que pasó.

La nueva Halloween de 2018 —que cuenta con John Carpenter como productor ejecutivo, compositor y asesor general— omite absolutamente todo lo hecho por la secuelas, remakes y continuidades retroactivas para colocarse como la verdadera segunda parte, la cinta que sigue a la de 1978.

Dada la excelente recepción de crítica que ha acumulado en el mundo, podemos afirmar que es un caso para ejemplificar que cuando un proyecto pasó por demasiadas manos y llenó de errores su historial, lo mejor es regresar a los básicos y asesorarse con quienes le dieron vida.

Carpenter está feliz. La crítica está sorprendida. Y ahora podemos afirmar con gusto que Michael Myers está de vuelta.

Fuente de la Noticia

Kayleigh McEnany, secretaria de Medios y portavoz de la Casa Blanca, muestra durante una conferencia de prensa en junio una primera plana del "New York Post" REUTERS/Tom Brenner/File Photo

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