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«Hasta ahora, no había tecnología capaz de reciclar el plástico de la basura marina»

"Hasta ahora, no había tecnología capaz de reciclar el plástico de la basura marina"

Si comparamos la cantidad de refrescos que consume cualquier ciudadano al día con las 200.000 botellas por minuto que produce Coca-Cola, podemos darnos cuenta del papel que juegan las empresas en materia de sostenibilidad. Cuidar el medio ambiente es responsabilidad de todos, pero el compromiso de algunos gigantes del mercado puede marcar la diferencia. Cuando hablamos de reciclar envases que contienen comida y bebida, no todo es tan sencillo. Los controles para cerciorar que queden totalmente libres de residuos químicos son muy estrictos. En este sentido y desde hace algunos años, empresas como Coca-Cola ya están manos a la obra en busca de tecnologías innovadoras que consigan dar un giro al diseño de sus envases con material reciclado. Y que sirvan, además, para que otras compañías del sector puedan avanzar también en este objetivo común.

Coca-Cola tiene entre sus planes invertir 180 millones de euros para transformar sus botellas. Y, de momento, ya tiene algunos prototipos sobre la mesa: desde una botella hecha de papel renovable, reciclable y biodegradable, hasta una de plástico recogido de la basura marina. Desde El Confidencial, hablamos con Juan José Litrán, Iberia Packaging Office ‘director’ de Coca-Cola, que nos cuenta en qué punto se encuentran y las piedras que están encontrando en el trayecto hacia esos objetivos.

PREGUNTA. En los últimos años, hemos visto cómo la sostenibilidad cada vez ocupa un espacio más amplio en los planes de las empresas. Los envases, naturalmente, son uno de los grandes focos. ¿Cómo ha evolucionado esta área dentro de las empresas en los últimos años?

RESPUESTA. La mayoría de las empresas, sobre todo las líderes, tienen esto muy claro desde hace tiempo. Y aquí incluyo a Coca-Cola. Pudimos verlo con anticipación y enseguida empezamos a trabajar en ello. Pero hay otras empresas a las que les está costando adaptarse porque, a veces, se preocupan más de combatir la presión social y la parte regulatoria que de evolucionar. En la evolución de este tema de los envases y su gestión, la parte social ha sido importantísima y se ha reflejado en la regulación. Estas dos cosas son la clave para impulsar un cambio. Y la Unión Europea es consciente de ello desde hace años, teniendo un papel de liderazgo por delante de otras economías.

P. ¿Estamos viviendo un verdadero cambio de conciencia en las empresas o simplemente se están adaptando a las nuevas directivas?

R. Todavía hay cierto negacionismo, para mí, sorprendente. Por poner un ejemplo, hace apenas un año, escuché decir desde una empresa que hay que poner el plástico en valor como manera de mantener un ‘statu quo’ que hoy es totalmente absurdo. No podemos seguir mirando la vida con las gafas del pasado, hay que mirar la realidad hoy con visión de presente y evolución. Tenemos que entender que las personas han dejado de ser consumidores para ser ciudadanos. El consumidor ya no solo pide un buen producto, demanda algo más. Llegará un momento que a los negacionistas no les quedará otra que transformarse, y lo único que habrán hecho estos años es perder el tiempo. De hecho, creo que ya lo han perdido.

«Las personas han dejado de ser consumidores para ser ciudadanos. El consumidor ya no solo pide un buen producto, demanda algo más»

P. ¿Es asumible para todas las empresas (económicamente hablando) dar este paso?

R. No. Hay empresas que no tienen la capacidad de asumir estos cambios con la rapidez que a veces la legislación exige, lo cual no es una excusa para no hacerlo, pero económicamente no pueden afrontarlo y se pueden arruinar. Ya sabemos que en un mercado libre esto es parte del juego, pero se debería dar margen a que la adaptación fuera sin la presión a la que a veces somete un determinado marco legal. Se necesitan unos tiempos y la tecnología necesaria para realizar las adaptaciones, que no siempre está disponible. Aunque no sean a muy corto plazo para todas las empresas, sí son necesarios y hay que hacerlos. Por eso las empresas líderes tienen un compromiso social y la obligación de contribuir para que otros aprovechen sus evoluciones en el campo de la sostenibilidad. Los temas medioambientales no deben suponer ventajas a la hora de competir.

P. ¿Qué lugar ocuparán en el futuro las empresas que no se adapten, es decir, que no evolucionen en términos de sostenibilidad?

R. Son empresas que van a morir. Deben tener claro que si no evolucionan en este sentido, desaparecerán. Habrá algunas que aguanten por el tipo de empresas que son, por el servicio o producto, pero hay otras que pueden ser prescindibles porque hay productos en los que la demanda se puede satisfacer de forma gratuita y alternativa. Por tanto, las empresas deben asumir que si no son capaces de ser sostenibles, estarán fuera del mercado.

P. El pasado mes de octubre, anunciaron una de las nuevas innovaciones: el primer prototipo de botella de Coca-Cola hecha de papel renovable, reciclable y biodegradable. ¿Cuándo podremos verlo en el mercado y qué ha supuesto este paso para la compañía?

R. En el mercado europeo lo podremos ver pronto, dentro de un par de meses como mucho. En el mercado español, tardaremos algo más. La idea es que el proyecto sea innovador. Si tenemos una botella de papel que nos dure, fantástico, pero en lo que verdaderamente va a contribuir este proyecto es en hacernos ver si realmente esto es una innovación útil, cómo hay que hacerla o cuánto va a costar. Es un proceso de aprendizaje y un reto, pero una gran corporación deber asumir estos retos para encontrar soluciones. En paralelo, tenemos otros compromisos: generar menos residuos, recoger el 100% de nuestros residuos, incorporar material reciclado y que todos nuestros envases sean reciclables. En todo este proceso, estamos trabajando a largo plazo. Ahora estamos estudiando cómo debe ser a futuro nuestro ‘mix’ de envases rellenables, dispensadores, no rellenables… y cómo hacerlo, cómo disminuir la cantidad de plástico innecesario, incorporar plástico reciclado en envases primarios y secundarios o cómo abordar el reto de las anillas, entre otras cosas. Algunos proyectos funcionarán y otros no, pero el reto en sí es lo importante.

Prototipo de botella de papel de Coca-Cola.
Prototipo de botella de papel de Coca-Cola.

P. El otro gran diseño que presentaron hace poco más de un año es una botella elaborada con plástico recogido de la basura marina. ¿Cómo surgió la idea y qué problemas encontraron?

R. La legislación impone tener cierto contenido de material plástico reciclado, y algunas compañías hemos superado ese objetivo en el cuánto y en el cuándo. El problema es que los procesos de tratamiento habituales, los que se aplican a las botellas que se recogen por medio de los sistemas actuales, a grandes volúmenes como los que manejamos nosotros, no son suficientes. En el mercado, la calidad del residuo que necesitamos y la tecnología instalada son dos limitaciones. Hay que tener en cuenta que nos hemos comprometido a tener un 50% de plástico reciclado en 2023 y aspiramos a un 100%. Esto, para una empresa como Coca-Cola, es una cantidad inmensa. Necesitábamos ese plástico, pero también necesitábamos que se creara ese mercado, porque no había tecnologías capaces de reciclar plástico contaminado o muy contaminado como el procedente de la basura marina y que lo dejara totalmente libre de esa contaminación para poder ser usado en envases para bebidas. Hemos impulsado la tecnología invirtiendo en ella a través de una división para ‘startups’ con la que cuenta nuestro Embotellador CCEP. Ahora nos queda un paso más: esperar a que la ley lo permita. Ya estamos teniendo conversaciones con las autoridades europeas para explicarles que el proceso es seguro, que no contamina el líquido del envase y que es una opción perfecta para que muchos actores del mercado puedan llegar a los objetivos europeos.

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P. ¿Será complicado que Europa dé el visto bueno?

R. Siempre que se trata de plásticos reciclados en contacto con alimentos, necesitas la autorización de Europa y del país. Se tardó muchos años en conseguir que las autoridades sanitarias aprobaran el uso de plástico reciclado en contacto con alimento. Es algo lógico, hay que probar que el proceso es capaz de dar un plástico limpio y seguro. Hasta ahora, la ley no ha contemplado el plástico reciclado por procesos como el que hemos usado para recuperar el de la basura marina para contacto con alimentos, porque en realidad no existía nadie que lo hiciera. Creo que no tardarán mucho tiempo en contemplarlo. Ahora mismo, ya están revisando las directivas de residuos de envases y dudo que tarden más de dos años porque ya está muy avanzado.

P. Uno de los asuntos que más preocupan en este terreno son las anillas de los ‘packs’ de latas, que, por desgracia, en muchas ocasiones acaban en el mar perjudicando gravemente a los animales marinos. Sin embargo, todavía no hemos visto ninguna innovación en el mercado por su parte.

R. Cuando este tema comenzó a ser de interés público, surgieron una serie de soluciones. Unas han sido posibles y otras no. Nosotros vamos despacio, porque queremos ir sobre seguro. Hace años, comenzamos a trabajar con empresas para desarrollar una tecnología que fuera efectiva: colocar en la parte superior del envase un cartón reciclado y reciclable que sujetara las latas y eliminara la anilla. Esta es la idea. Ahora tenemos que desarrollarla y adaptarla a nuestra forma de trabajar. Tenemos la solución, y la probaremos en el mercado real empezando por las Islas Baleares, porque su legislación nos lo facilitará: establece que las anillas de plástico que unen latas están prohibidas a partir de este año que ha entrado. Hay que tener en cuenta que es un proceso en el que hay que equilibrar la inversión y el tiempo, y estamos en un momento difícil desde el punto de vista de mercado, pero lo más importante es que la solución sea una solución efectiva.


P. Entonces, ¿la crisis del covid-19 ha ralentizado su ritmo de inversión sostenible?

R. No. Todo el mundo pensó que la crisis retrasaría nuestra hoja de ruta, pero todo lo contrario. Estamos intentando acelerar y adelantar nuestros planes, porque los hemos vinculado al compromiso de reducir el CO2. La reducción de plástico, los envases rellenables o los dispensadores domésticos acelerarán la reducción de emisiones.

P. ¿En qué otros diseños están trabajando en Coca-Cola actualmente?

R. Estamos revisando el mercado teniendo en mente una idea general de cómo debe ser el ‘mix’ de envases para dar la mejor opción en cada situación y teniendo en cuenta nuestros compromisos, además de las distintas normativas. A la vez, estamos tratando de innovar para poder responder a estos retos. Una de las cosas más interesantes es que se colocarán tapones de plástico que se queden unidos a la botella. Esta solución en principio parecía que generaría más plástico, pero al final no será así. Hemos reducido el peso de la botella y del tapón: en el caso de la botella, en un 1,7%, y en el del tapón, en 0,8 gramos. Con los millones de botellas que se ponen en el mercado, esto supone una reducción de plástico enorme y una reducción de CO2 muy significativa. Para conseguir esto, hemos recurrido al ecodiseño.

«Hasta ahora, la ley no ha contemplado el plástico reciclado de la basura marina para alimentos porque no existía nadie que lo hiciera»

P. ¿Cómo influirán estas innovaciones en la cuenta de resultados?

R. El ecodiseño, al final, es muy relevante en las cuentas de resultados. Por ejemplo, mirando el caso de los tapones que no se desprenden de la botella, hay que pensar que un tapón con menos plástico es más barato, y eso va repercutiendo en toda la cadena. Inicialmente, la inversión es grande. Por ejemplo, al ser más ligera, el transporte de estas requerirá menos combustible y menos emisiones de CO2, por lo tanto, más eficiente en todos los sentidos. Así en todo el proceso. Por eso, la sostenibilidad también tiene un sentido económico, y no porque se busque, sino porque es algo que va intrínseco en ella. El covid-19 nos ha demostrado que tanto el aspecto social como el económico de la sostenibilidad están relacionados.

P. Para terminar, ¿cómo serán los envases del futuro?

R. Con el tiempo, utilizaremos menos envases, reciclaremos más y reutilizaremos más. Este es el camino que irá marcando la economía circular. Crecerá la cantidad de material reciclado y se empezarán a utilizar fórmulas en el día a día para reutilizar vasos o rellenar botellas. Esto no es nuevo. Ya vemos esta tendencia en algunas ocasiones, por ejemplo, en conciertos y festivales de música. De hecho, en muchas comunidades autónomas, ya no está permitido vender botellas. Por ejemplo, en grandes festejos como los Sanfermines o las Fallas, se ha extendido que las personas tengan su propio vaso para ir rellenándolo. En definitiva, el futuro será una mezcla de todo esto.

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