Hizo un pesebre gigante en señal de gratitud por ser sobreviviente del covid – Cali – Colombia


Haber sufrido en carne propia el covid-19 en una cama hospitalaria en Pasto, le sirvió de inspiración para elaborar en esta celebración de Navidad un pesebre gigante y de paso agradecerle al Niño Jesús porque hoy lo tiene con vida.

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José Nemesio Meneses aún se recupera de la dura batalla que le ganó a la pandemia, allá, en la tradicional Calle Angosta, aunque hoy se le dificulta hablar las que no perdieron habilidad fueron sus manos, que en un área de 16 metros cuadrados crearon una obra que no tiene nada que envidiar a otras.

Hasta de una cirugía de corazón abierto que le practicaron hace algunos años atrás, se debe cuidar, la que a veces le produce algunos quebrantos de salud. Con mayor razón ahora, cuando se apresta a cumplir sus 70 años de edad.

Hace cinco años con su gran imaginación y su condición empírica que nunca la niega, se impuso el reto de levantar en su casa un pesebre enorme, pero en este 2020 a diferencia de los otros le colocó figuras con movimientos propios, luces y hasta diminutas quebradas. Hasta se asemeja mucho a un pueblo pequeño de Colombia.

“Yo nací en el campo, esta costumbre la tengo desde muy niño, mi madre nos la inculcó y en mi caso se quedó bien grabada”, dice este sencillo hombre que nació en el municipio de La Florida, pero desde su niñez se radicó con su familia en Pasto.

En la elaboración de las diez figuras de solo 25 centímetros tardó cuatro meses, gracias a su ingenio cada una de ellas tiene movimientos mecánicos, resultado de la aplicación de unas motobombas de 60 vatios. 

Se trata de un hortaleno, un leñador, un herrero, una cocinera, una lavandera, un carpintero, un pescador, un panadero, el aguatero y los soldados que hacen guardia en un castillo. Todos se mueven con una habilidad impresionante.

Y cuenta cómo fue su dura experiencia frente al coronavirus. “Eso es demasiado grave, yo no la quisiera ni recordar”, dice y agrega que estuvo en el Hospital Universitario de Nariño más de una semana.

También recuerda: “yo le habría ofrecido al Niño Dios que le haría un bonito pesebre, él me ayudó, me acuerdo que le dije Niño bendito ayúdame a salir de esta cama”.

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Después de haber dejado el centro hospitalario, eso fue a mediados del mes de junio pasado, tenía claro que su promesa al Niño Jesús la tenía que cumplir tras haber superado casi que de milagro la terrible enfermedad.

Tuvo la gran fortuna de no haber ingresado a la UCI, sobre lo que fue esa crucial decisión recuerda que “el hospital estaba repleto, muertos había a diario, eso me produjo mucha depresión, pensaba que no iba a salir porque estaba muy mal, cuando un día el médico internista que me conocía me dijo si firmas un acta de salida yo te dejo salir a tu casa, yo le contesté no hay problema doctor”.

José prefería que sus dos hijos lo vieran morir en su casa. Enseguida se sometió a un aislamiento total, a pesar de eso, uno de sus seres queridos resultó contagiado pero con su juventud y mejores defensas se recuperó pronto, “él me sirvió de ángel de la guarda, me atendió casi los dos meses que estuve en la cama”.

Allí, en su lecho de enfermo fue cuando le hizo la promesa al Niño Dios de levantarle en su honor, en diciembre, un enorme y bonito pesebre.

“Yo salí directamente de allá y cuando me recuperé en acción de gracias al Niño Dios le hice este pesebre”, afirma con tono de satisfacción.

Pero no lo hizo solo, siempre contó con la ayuda de su esposa, Lucía Gámez, quien se encargó del vestuario y la pintura de las figuras, al igual que de toda la hermosa decoración.

Son más de 100 figuras las que componen su obra, incluyendo los animales. Entre los materiales que utilizó están la resina, fibra de vidrío, icopor y papel maché.

Y en lo alto del pesebre no puede faltar una gran estrella con 180 bombillos.

Afirma que el próximo año si el Niño Jesús le da vida y salud espera elaborar el doble de figuras, sus hijos y nietos ya le han sugerido que arme el pesebre en un centro comercial o en un templo de la ciudad, “lo estoy pensando bien, si Dios quiere para que lo mire toda la gente”.

El que logró diseñar ahora solo lo puso a disposición de su núcleo familiar “porque hay recelo ya que al entrar aquí la gente se podría contagiar”.

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Sin embargo, en el 2020 la tradición familiar debía perdurar porque cada noche su familia se reúne frente al pesebre para rezar la novena de aguinaldos y de paso darle las gracias al Niño Dios.

“Desde el 16 de diciembre yo me reúno con mis hijos y mis nietos, no somos muchos, y hacemos la novena hasta el 24 de este mes, pero eso si con toda la fe del caso”, agrega.

“Esto no lo hago simplemente para mirarlo yo, toda mi vida esta es una tradición que la sigo con la fe puesta en Dios”, asegura y añade que el pesebre lo piensa desmontar el 20 de enero de 2021, una vez concluya la fiesta de San Sebastián del cual es devoto.

Yo vivo feliz gracias a Dios, me acuesto orando y me levanto orando pidiendo por la salud de todos los enfermos y por tanta gente que hoy sufre”, admite con su mirada puesta en el pesebre, fruto de la inspiración puesta en el Niño Dios tras su milagrosa recuperación.

Mauricio De la Rosa
Para El Tiempo
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Fuente de la Noticia

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