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¿Qué?
La ONG española Ecologistas en Acción realizó el estudio “Cuentas Ecológicas del Transporte”, en el que lanza el sustento más grande para esta idea de negocio: 97% del tiempo de vida de un automóvil lo pasa estacionado.
Así, no hay más. El automóvil promedio, una máquina pensada para la movilidad, pasa la mayor tiempo de su vida aparcado y, cualquiera que conozca el tráfico de una gran metrópoli, sabe que esto se agradece.
Por otro lado, en cuanto el país comenzó a ver una apertura total al mercado automotriz, en la que llegaron marcas de todo el mundo, se instalaron armadoras para esas marcas de todo el mundo, al tiempo que la oferta no sólo se dio en cuanto a precios, sino también en cuanto a modelos, quedó claro que el negocio de los estacionamientos también se convertiría en una realidad de muchos ceros.
Un reportaje publicado en la revista Expansión dio ejemplo de lo que esto representaba para los grandes consorcios del mundo inmobiliario: de acuerdo con éste, las rentas de estacionamientos para consorcios como Fibra Uno (quizá la empresa inmobiliaria más grande del país) representan el 1.2% de sus ingresos en este rubro, lo cual se traduce en unos 150 millones de pesos al año.
Sin embargo, el estacionamiento no es el principal negocio de estas grandes empresas, incluso llegan a representar una carga de inversión para algunos por temas constructivos y operacionales, por lo que dejan esta labor a proveedores externos.
De igual forma, la normativa actual plantea la construcción de cada vez menos lugares de estacionamiento en los desarrollos inmobiliarios, con la finalidad de impulsar el uso del transporte público y otras opciones de movilidad más sustentables.
El sueño en cuestión de movilidad es llegar a materializar lo que ya hizo Londres, una ciudad en la que uno de sus edificios más altos y modernos, el llamado The Shard, cuenta con únicamente 48 cajones de estacionamiento para dar servicio a las más de 10 mil personas que ahí laboran.
Para ello, no basta con hacer menos estacionamientos, sino crear vialidades tan seguras, accesibles y bien acondicionadas como lo ha hecho la capital inglesa. Así, se puede deducir que aún hay una buena distancia en temas de movilidad y que el estacionamiento seguirá siendo una necesidad básica para muchos mexicanos: leche, huevo, tortillas, estacionamiento…
¿Cómo?
Lo primero para entrar al negocio de los estacionamientos es contar con un terreno propicio para ello, puede ser grande o mediano, pero no pequeño, ya que podría convertirse en un problema para la vialidad antes que en una solución.
Una de las principales ventajas del estacionamiento automatizado es la posibilidad de ampliar la capacidad de esa superficie.
Quienes ya cuentan con el terreno, tienen un paso ganado, pero antes deberás asegurarte que tu espacio cuente con los derechos y posterior uso de piso.
Un buen comienzo es leer la legislación actual al respecto, así como las particularidades que existen en la alcaldía o ciudad en la que te encuentras.
Debes tomar en cuenta, para que éste sea funcional y redituable, que la mejor ubicación es alrededor o en las cercanías de algún centro de trabajo, es decir, que concentre varios edificios de oficinas, fábricas, etcétera; si eliges una zona mayormente de comercio, hay que tener en cuenta que no todas cuentan con la misma afluencia durante todos los días de la semana.
La cereza en el pastel son los elevadores para los automóviles y apila autos, que son recursos que optimizan la capacidad de los estacionamientos y también disminuyen los tiempos de recepción y entrega.
Sí, la inversión de un estacionamiento automatizado es alta, empezando por el terreno –que normalmente es costoso en las zonas que cumplen los mejores perfiles— y rematando con la maquinaria, a la que hay que sumar equipos de seguridad y personal, aunque será el mínimo gracias a la implementación de tecnologías.
Casos de ejemplo
El estacionamiento automatizado del edificio Reforma 180 es uno de los más modernos del país, con todo el equipamiento que incluye elevadores y robots transportadores.