Una carta enviada por la Federación Colombiana de Fútbol (FCF) y Conmebol a la FIFA sobre presunta discriminación en la adjudicación de la sede del Mundial femenino 2023 deja varias e importantes dudas.
La intención de la misiva era quejarse por lo que en la revisión de los escenarios se calificó como «preocupación por respecto a los posibles efectos de la criminalidad» en el país, para lo cual la entidad usó términos como “una afirmación dolorosa para colombianos y sudamericanos», “ligereza” e “ignorancia en relación a la situación de Colombia”.
Hasta ahí, todo dentro de lo esperado. Sin embargo, hay errores como la reclamación de la sede de los Juegos Panamericanos 2019, que evidentemente no se hicieron en Colombia y que ganó la selección femenina en Lima, Perú. La FCF tuvo que hacer la corrección en otro comunicado, en el que precisó que lo que se refería a los Juegos Centroamericanos de Barranquilla 2018.
Sin embargo, no corrige sus datos sobre la Liga femenina colombiana que son errados: «El torneo femenino colombiano se encuentra entre los más exitosos del continente con 20.60 jugadoras, con una media de asistencia de 28.000 espectadores en las finales de cada campeonato».
Colombia ha tenido tres ediciones de la Liga Femenina, la primera en 2017 y las siguientes en torneos relámpago de solo un par de meses de duración, con con jugadoras que tienen contratos solo mientras se encuentren en competencia, muchas de ellas cobrando un salario mínimo y con la obligación de tener trabajos alternos para sobrevivir. No luce como un torneo que se pueda llamar «exitoso». De hecho, en la actualidad no existe ningún indicio de que el torneo se pueda realizar. Otra mala señal. La comparación con el continente, donde el fútbol femenino es absolutamente incipiente, parece algo presuntuosa.
Pero cuando más dudas aparecen es cuando se habla de «20.600 jugadoras» y «28.000 espectadores en las finales de cada campeonato».
Sobre el primer minuto llama la atención tal masa de jugadoras, pues a los torneos no ha llegado ni el 20 por ciento de esa cifra. ¿Están contando a las jugadoras registradas por clubes aficionados en Difútbol? Curioso pues si en la rama profesional no se ha podido estructurar un torneo serio, en la rama aficionada mucho menos. De hecho, las niñas que han intentado participar en torneos infantiles, ante la falta de competencia en la rama femenina, han sido, como denunciaron en el pasado los propios padres, ellas sí discriminadas.
Es más, según Álvaro González, presidente de Difútbol, en Colombia no hay suficientes jugadoras para pensar en una Liga femenina seria: «Con gran respeto, pienso y creo que en Colombia aún nos falta mucho de estos dos requisitos ineludibles para pensar en una Liga Profesional respetable. Las estadísticas no mienten. Si queremos tener una Liga Profesional responsable, seria y con participación adecuada de 25 clubes, necesitamos como mínimo 700 jugadoras de excelentes aptitudes técnicas y amplio desarrollo profesional. Pregunto: ¿Usted cree que hoy en este país, tenemos ese número de jugadoras profesionales? Disculpe, no nos hagamos falsas ilusiones (…)», dijo en febrero de 2019. ¿En un año hubo una ‘explosión’ de más de 20.000 jugadoras?
Y sobre la asistencia a los partidos tampoco hay mucha precisión en los datos. La periodista Laura Bernal publicó los datos reales de la Liga Femenina, y la realidad no es como se explica: durante las seis jornadas no se llegó nunca a los 13.000 espectadores, en la final de ida hubo hubo alrededor de 20.000 espectadores y en la de vuelta 28.263. «PROMEDIO: 12.996 por jornada», no 28.000, como dice la FCF, un desface de 15.000 espectadores es, por lo menos, llamativo.
A propósito de la cifra de espectadores en la Liga Femenina, los números de la edición 2019:
Espectadores por fecha:
1: 6.000
2: 10.802
3: 6.834
4: 8.847
5: 12.659
6: 10.564Final ida: 20.000 (aprox.)
Final vuelta: 28.263PROMEDIO:
12.996 por jornada pic.twitter.com/M7oCi8ChEs— Laura Bernal (@laurabernalb_) June 18, 2020
La carta de la FCF es una respuesta a la muy baja calificación que recibió Colombia en la evaluación de la candidatura el Mundial femenino 2023, una decisión que se tomará el 25 de junio próximo. Pero la falta de precisión en los datos, lejos de fortalecer las opciones, arruina los esfuerzos.