India y Colombia tienen un diálogo pendiente

Termina el 2019 y hemos celebrado 60 años de relaciones con India, la segunda potencia industrial en Asia, la tercera economía mundial en términos de capacidad adquisitiva, el tercer ecosistema más grande de la tierra para la innovación y la consolidación de startups de clase mundial.

Pese a la importancia evidente del mercado indio y, al ser Colombia una de las economías mayores en el escenario latinoamericano, ninguno de los gobiernos tiene un lineamiento expreso de política para avanzar en una relación bilateral de mayor alcance. No obstante, contamos con una de las baterías de acuerdos más completa, sin implementarse. Una presencia creciente de India en Colombia significaría un contrapeso importante para equilibrar la influencia de China en la región y reducir los efectos de la guerra comercial, y permitiría complementariedades agregadas en los aparatos industriales y de servicios que no se han acometido, pero están identificadas.

Después de un ciclo auspicioso en las relaciones bilaterales, Colombia tiene con India una balanza comercial precaria que vale algo más de US$2 millones a 2018, y en la que nuestras exportaciones siguen concentrándose en petróleo, oro, carbón, algunos polímeros en formas primarias, chatarra y algo de maderas. Por el contrario, a nuestro mercado llegan bienes y servicios con mayor valor agregado: motocicletas, medicamentos, hilos de algodón, partes para tractores y vehículos, tejidos o servicios de KPO, y esto genera temor en algunos de nuestros segmentos.

India, desde 1990, ha focalizado su estrategia para el desarrollo en la generación de nuevas ventajas comparativas para transformar su aparato productivo y su oferta exportadora. Hoy alberga cientos de miles de trabajadores digitales y tecnológicos altamente calificados, ha construido en los últimos 10 años el ecosistema para convertirse en uno de los más importantes tractores de inversión extranjera, además de lograr la vinculación de muchas de sus industrias a cadenas globales mediante la proveeduría de bienes y servicios especializados.

Colombia, por el contrario, ha recreado el viejo patrón de ventaja comparativa basada en la explotación de recursos naturales, manteniendo escasos niveles de diversificación industrial, una crónica desigualdad, aunque con variaciones en crecimiento y mejoras en las rentas, así como en algunos indicadores sociales.

Colombia, como el resto del continente, necesita con urgencia una estrategia que apacigüe el hartazgo colectivo que ocasionan la escasez de oportunidades y la inequitativa distribución del bienestar. Cuál es el papel de la política exterior y económica internacional en ese contexto?

Deben involucrarse más en la generación de la riqueza colectiva asumiendo desde su campo de acción su responsabilidad en la modernización y especialización de nuestro tejido productivo y en la inserción digna de Colombia en la nueva geografía del mundo. Los flujos de inversión extranjera han subido, aprovechemos entonces ese momento histórico, con una política exterior preocupada por dinamizar el flujo de inversiones con derrames efectivos en la sociedad, nuevas industrias, nuevos escenarios laborales, formación de nuestro talento en conocimiento tácito o especializado, inclusión tecnológica, apropiación del conocimiento en las esferas académicas y empresariales, una política exterior alineada con las política internas de desarrollo que favorecen la diversificación de la canasta exportadora, de los mercados y de los socios.

La India es una potencia en ascenso como pocas, es una democracia con 1.370 millones de consumidores, con la cual han profundizado relaciones económicas Canadá, Estados Unidos, la propia China, Japón, México. Debemos elevar el nivel del diálogo político y de las relaciones a unas de asociación estratégica, haciendo una interpretación objetiva e innovadora de las aspiraciones empresariales y de la cooperación intergubernamental en ámbitos de alto impacto. La propuesta de la academia es avanzar en un agenda futurista de integración, que se desarrolle en el marco de un diálogo entre los gobiernos, sectores privados y académicos con objetivos definidos en materia de crecimiento de las exportaciones diferenciadas, desarrollo e innovación a 2030.

Las decisiones deben tener ejes de actuación rápida. Priorizar inversiones dirigidas al re entrenamiento y formación de nuestro capital de humano y a proyectos que fortalezcan habilidades en contextos digitales para industrias emergentes que se han convertido en columnas vertebrales de la economía de la innovación y que inciden por ejemplo en la salud, como la biotecnología; en la seguridad nacional, como las industrias satelitales; en el transporte masivo como las tecnologías en georreferenciación y en la producción de partes y servicios para un parque automotor eléctrico y moderno.

Incentivar conversiones que fortalezcan industrias culturales como el cine, segmento que está requiriendo profesionales en áreas muy específicas. India es fuerte en programas de infraestructura para la generación de energías limpias y es líder en procesos de inclusión digital masiva a través de tecnologías para la identificación de personas, que elevan los niveles de transparencia en el registro de votantes, beneficiarios de subsidios, migrantes y contribuyentes.

Es un mercado que nos ofrece la posibilidad coinvertir en la diversificación de nuestro campo. Los incentivos a los productores colombianos deberían verse reflejados en la mejora competitiva para el desarrollo de las industrias que dependen de sus insumos, caso de los aceites que son materia prima para el posicionamiento de nuestra industria cosmética, o la diversificación de la producción hacia leguminosas que son demandadas por más de 2.500 millones de personas en Asia.

El diálogo debe abordar los nuevos temas globales, pero también avanzar en los aspectos que han limitado la integración económica de nuestras economías durante décadas, imperativo por tanto la negociación de un Acuerdo de Alcance Parcial focalizado en la diversificación de la oferta.

El proceso necesita alimentarse de los hallazgos de investigaciones rigurosas, como la que llevan a cabo ProColombia y el Centro de Estudios sobre India de la Universidad Externado de Colombia, un análisis sobre potenciales flujos de inversión desde ese país que ha implicado la consulta a más de 60 actores empresariales e institucionales. Tendrá lugar en 2020 la reunión de Consultas con India en Bogotá. Es el momento de definir la agenda para un diálogo fructífero.

Soraya Caro Vargas
Directora Centro de Estudios sobre In- dia Contemporánea y Asia Meridional

Fuente de la Noticia

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