Las proyecciones más recientes sobre el crecimiento económico muestran que otra vez América Latina estará por debajo del promedio global. Como lo señala un reciente informe del Banco Mundial, nuestro desempeño será el peor de las diferentes regiones en las cuales se ubican los países emergentes, tanto este año como el próximo.
A decir verdad, este retraso relativo no es nuevo. Desde mediados de la década pasada avanzamos por una senda de velocidad lenta, que hace más desafiante la generación de empleos de buena calidad y el combate contra la pobreza, entre otras necesidades urgentes. Múltiples diagnósticos sostienen que esto es consecuencia de bajas tasas de inversión, combinadas con una productividad inferior a la que se registra en distintas latitudes.
Encontrar salidas que nos permitan progresar más rápido es algo que nos obsesiona a quienes trabajamos en los bancos de desarrollo. Para ponerlo en una frase, buscamos resolver problemas de siempre con fórmulas innovadoras. Así como lo hacen los emprendimientos que van ajustando sus modelos de negocio a medida que se enfrentan a realidades cambiantes, así tratamos de encontrar respuestas alternativas, más rápidas y efectivas.
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En lo que hace a CAF hemos diseñado productos financieros diferenciados, mediante los cuales se logre amplificar el impacto que tienen los recursos que ofrecemos. De una manera particular, ponemos en práctica el conocido refrán de “la unión hace la fuerza”, al actuar como catalizador de fondos que a su vez se traducen en soluciones para superar los cuellos de botella que nos impiden crecer más rápido.
Ese es precisamente el propósito de CAF Asset Managemt, CAF-AM, división que fue creada en 2014 con el fin de estructurar y administrar fondos privados de deuda, que a su vez financian proyectos de infraestructura en las naciones de la región. Las iniciativas escogidas se enmarcan en principios de sostenibilidad y buscan igualmente apoyar la integración, que es una de nuestras razones de ser.
¿Por qué la infraestructura?
La respuesta es que cumple el doble propósito de impulsar el crecimiento, mediante la creación de puestos de trabajo y una serie de encadenamientos productivos, al tiempo que mejora la productividad al abrir nuevas posibilidades de negocios, incorporar lugares e individuos a las corrientes de la modernidad y abaratar costos. Además, en medio de las estrecheces fiscales que son la norma hoy en día, esta es la manera de atraer recursos financieros privados para realizar obras que responden al interés de la ciudadanía sin depender de los presupuestos públicos.
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Dentro de las fuentes que merecen destacarse está la canalización del ahorro institucional, acopiado por los sistemas pensionales, que a su vez hacen uso de opciones seguras, rentables y a largo plazo para invertir sus reservas, mientras que al mismo tiempo colaboran de manera directa en la recuperación y el crecimiento económico de sus países.
Adicionalmente, el despliegue de CAF-AM en estos países, en conjunto con las áreas especializadas de CAF, en especial el área que cubre el Sector Privado, ha permitido la ampliación y el mejoramiento del uso de mecanismos de asociación pública privada que permite no solo asegurar la construcción de la infraestructura física sino también la operación y el mantenimiento requerido para garantizar que los servicios se presten a la ciudadanía con niveles de servicio y calidad adecuados y sostenibles en el tiempo.
Asimismo, todos los proyectos que los fondos de CAF-AM financian involucran recursos propios de CAF, y también la aplicación de un enfoque ESG desde la etapa inicial de originación y posteriormente en su evaluación, formalización y administración, aplicándose en todo momento las Salvaguardas Sociales y Ambientales CAF.
Lo hecho hasta ahora demuestra las bondades del mecanismo. En Colombia hicimos una alianza con Ashmore -una firma de reconocido prestigio internacional en el campo de la administración de activos- que se concretó en el primer fondo patrimonial de financiación de infraestructura. Dicho vehículo ha adquirido compromisos por más de 500 millones de dólares, con siete asociaciones público privadas que adelantan proyectos viales y que representan más de 1.500 kilómetros de carreteras, dentro del programa de concesiones de cuarta generación.
Por su parte, en Uruguay fuimos instrumentales en tres fondos cuyos activos bajo administración ascienden a más de 1.100 millones de dólares. El dinero se ha destinado al desarrollo de 950 kilómetros de carreteras, una de las principales vías férreas del país con 273 km de extensión y la construcción de 143 instalaciones educativas con capacidad máxima para 29,000 estudiantes por año. Tal como en el ejemplo anterior, aquí participaron fondos de pensiones, bancos públicos y privados, compañías de seguros, entidades multilaterales e inversionistas individuales.
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En ambos casos, el desarrollo de los fondos en Colombia y Uruguay implicó un trabajo coordinado entre los gobiernos de dichos países y CAF para la identificación y adecuación del marco normativo necesario para el surgimiento de toda una industria de fondos de inversión privados (no solo los de CAF-AM) para el financiamiento de infraestructura, incrementando de esta forma la capacidad de los países para financiar sus proyectos en moneda local, mitigando o eliminando el riesgo de tipo de cambio y así generando eficiencias que se traducen finalmente en una mayor capacidad para la generación de más proyectos en beneficio su población.
Tales éxitos implican para nosotros el compromiso de replicarlos y extenderlos. Es por ello por lo que estamos empeñados en que CAF-AM haga presencia en más países. En días recientes he visitado varias ciudades de Centro y Sur América en donde la respuesta ha sido muy positiva, pues el esquema propuesto se acomoda a iniciativas ya en marcha y hace factible nuevos emprendimientos.
Innovaciones como la descrita comprueban que hay maneras de mejorar los índices de crecimiento de los países latinoamericanos en el corto plazo, mientras avanzamos en la productividad que asegura el bienestar de largo plazo. No me cabe duda de que somos una región donde abundan las oportunidades. Nuestro oficio es ayudar a concretarlas para beneficio de todos.
SERGIO DÍAZ GRANADOS
Presidente de CAF