Jornada social en la zona del Dique, en Villavicencio

Los habitantes de la zona esperan un porvenir mejor para ellos y sus familias.

Los oficiales profesionales de reserva de la Cuarta División, fueron los gestores de una noble causa que benefició a más de 250 personas, entre estos niños y adultos mayores.

Desde muy temprano, a través de perifoneo, se hizo el llamado a los habitantes del corregimiento El Dique Emmanuel, de Villavicencio, para que disfrutaran de un día para acceder a servicios médicos, de belleza, recreación dirigida a los menores, regalos para grandes y pequeños, kits escolares y hasta clases de culinaria y de finanzas sobre emprendimientos locales.

Soldados del Ejército, la Empresa Social del Estado Villavicencio, la Universidad Cooperativa de Colombia, el Instituto de Belleza Cosbell y la Fundación Yo Apoyo al trabajo Social,  brindaron sus servicios a cientos de visitantes, quienes además de peluquearse, asistir al médico y aprender a elaborar pandebonos, recibieron la calidez y la vocación de aquellas personas que quieren servir a los demás.

El presidente de la Junta de Acción Comunal, José Tomás Cortés, en nombre de los habitantes del sector expresó agradecimiento por esta labor: «Le doy gracias a Dios y a ustedes por llegar a este lugar para realizar esta labor tan bonita, ya que las personas que vivimos acá, estamos en condición de vulnerabilidad.»

En este lugar que se encuentra cerca al río Guatiquía, varias personas son provenientes de distintas regiones del país porque son víctimas de desplazamiento forzado por parte de grupos armados, otros, conviven con afectaciones respiratorias y enfermedades como el dengue, debido a la cercanía del caño, también deben soportar los constantes deslizamientos de tierra, no cuentan con ingresos económicos y tampoco con servicio de acueducto.

Inés Montaño, hace un año llegó al Dique, proveniente del municipio de Santa Bárbara (Nariño), cansada de los constantes hechos de violencia y con la presión constante de estructuras ilegales, decidió tomar algunas de sus pertenencias y tres de sus ocho hijos para ir hacia una tierra desconocida.

Ella junto a sus hijos por las calles del asentamiento, observaba y sonreía ante la presencia de los visitantes que llegaron con el objetivo de aliviar un poco los problemas comunes del barrio. Para esta mujer nariñense la violencia de su región dejo una marca de la realidad nacional: «En mi pueblo, tenía casa, tierra; aquí no tengo trabajo y vivo de ayudas que nos dan a mis hijos y a mí.

Marina Rojas, otra habitante del sector, estaba a la espera de beneficiarse de la jornada; por su condición de discapacidad, le es difícil movilizarse y manifestó que fue una grata visita: «Para mí es muy difícil salir de aquí, los taxis no entran hasta acá y por eso he podido cumplir con las citas médicas y que hayan venido al barrio con servicios médicos, es una gran obra que están haciendo, no solo por mí, también por muchos que lo necesitamos y vivimos en este lugar apartado y de todo corazón les agradezco.»

Acciones como esta, en El Dique Emmanuel y Villa Campestre, dejan ver que la vocación, la disciplina y el entrenamiento hacen parte del ADN de un soldado y las empresas y entidades que colaboran para llevar servicios a las zonas más vulnerables.

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