José Bosa, el pastor y sepulturero de Monterrey que falleció de Covid

Había llegado de Guateque, Boyacá, cuando todavía era un muchacho.

Ya me da miedo abrir el celular para ver las redes, a diario la Covid 19 se esta llevando gente valiosa en Monterey. Pareciera que este mal le pega a los que se han portado bien y han sido ejemplo para la sociedad. Seguro y con todo respeto lo digo, si muriera gente mala o que han sido nefastos en nuestra historia, creo que ni nos inmutabamos. Pero no es así, aquí en Monterey se muere a diario gente que le aportó desarrollo y bienestar al pueblo.

Me enteré de la muerte por la Covid 19 de Pablo de Jesús Vargas Rojas, dueño del autoservicio Paguemenos, el más grande de Monterrey y miembro de una familia Guatecana que llegó a Monterrey en enero de 1977 vendiendo verduras.

Fideligna Rojas Vargas la mamá de Pablito agrega. «Nosotros asomamos la cabeza por aquí en Monterrey en enero de 1977, yo venía huyendole al marido, me vine con los dos chinos Pablito de 14 años y Martica como de 12 años. Pusimos un puesto de verduras al pié de los Bullas en la calle principal, cuando eso el alcalde era don Julio Morales. En esa tienda vendíamos verdura, papá, sal, gasolina y ataúdes, mejor dicho lo que la gente necesitará o lo traíamos de Guateque. Las cosas las traian los camioneros. A mí chinito Pablito yo le andaba duro y a él le tocaba en una carretilla andar por todo el pueblo vendiendo el lichigo, lo hacía todo el día y ahorraba sus ganancias. El negociaba con productos y víveres, luego se le ocurrió la idea de montar un autoservicio al estilo de las grandes ciudades; el queria que la gente pudiera comprar, escogiera y pagará en la caja.

Pablito Vargas, Clara Romero y Martica López en un reinado de las fiestas patronales en Monterrey.

Eso fue un avance grande para el pueblo, porque empezaron personas cercanas a nosotros a poner sus autoservicios; de el ejemplo nuestro aparecieron Llanoventas, Mercatodo, Mercallano, Surtimax y otros, que le dieron un toque de elegancia y de ciudad al pueblo».

Pablo de Jesús Vargas un Guatecano muy regiomontuno será recordado por muchos habitantes de Monterey por su espiritú comunitario y religioso, era un hombre comprometido con la parroquia San Nicolás de Tolentino.

Don Carlos Gutiérrez siempré recordará a Pablito «cuando andaba sin trabajo yo le ponía la cara a don Pablito para que me fiara y él sin ningún problema lo hacía. He sido cliente de ellos por más de 20 años, un hombre muy decente y respetuoso, que lástima y como dice mucha gente, la gente buena es la que se está muriendo y uno ve tanto irresponsable, pícaro y malo, pa’ rriba y pa’ bajo y no les pasa nada, algo no está funcionando».

De Pablito Vargas tengo que decir que le enseñó mucho a Monterey, fué un hombre que desde que llegó a esta tierra, trabajó honradamente y sin pena. Con sus ventas de lichigo en la carretilla y en la calle, logró ahorrarse unos buenos pesos y crear el autoservicio más grande que ha tenido Monterey, Paguemenos.

Recuerdo de él que fué el primer cliente junto con su hermana Marta, de patrocinar la emisora que montó mí hermano Héctor Barreto por allá en 1993, llamada Llanorama Stereo; él nunca negaba el patrocinio, siempre que había trasmisiones de fútbol, ciclismo, coleo o fiestas, eran los primeros.

Don Pablo fué un excelente impulsor con premios del festival de verano, él era de los que nos daba hasta 20 premios, siempre me decía que a este tipo de actividades había que patrocinarlas por que atraía al turista.

De don Pablito también recuerdo que le tocó irse un tiempo por su seguridad a comienzos de la década del 2000, porque la inclemente guerra paramilitar golpeó a cientos de comerciantes con extorsiónes y asesinatos y él no fué la excepción, prefirió emigrar por su vida. Recuerdo que siempre que me encontraba a don Pablo en la calle yo le decía, «Pablito cavo un huequito, huequito clavo Pablito» me decía, sí como la canción, tan chistoso y risa los dos.

La profesora Clara Romero fué una de las primeras amigas de Pablito cuando llegó a Monterey, ella lo recuerda.

«Triste lo que está pasando, no entiendo porque la Covid se ensaña con gente buena y que le aportó al pueblo, vea lo de mí’ chino y ahora lo de don Pablo, esto es inaudito, es triste. Pablito era una persona muy colaboradora para las fiestas patronales del pueblo, nos ayudaba para el reinado de la creatividad de la normal y sé que él donaba muchos mercados a la gente pobre. Pablito todo un señor respetuoso, amable, buen hijo, padre y esposo».

Pablo Vargas dejó una huella imborrable en Monterrey. Demostró que los sueños se pueden cumplir; empezó vendiendo lichigo en una carretilla y terminó montando el autoservicio más grande del pueblo. Gracias por su ejemplo de sacrificio, don de gentes y esfuerzo. A doña Sonia su amor de toda la vida, a sus hijos, a doña Marta su hermana, a sus sobrinos y doña Fideligna, gracias por haberle dado a esta tierra un hombre ejemplar. Pablito tenía 57 años.

Como lo decía al comienzo uno se levanta cada día con la incertidumbre de que a quien le toca en la fila. Uno ya no sabe que hacer, el virus está en la persona que usted menos piensa y está matando a la gente buena. Lo peor de todo es que a muchos ni les corre brisa; es cotidiano ver cantinas y bares atiborrados de gente, cumpleaños y fiestas sociales con mucho personal, partidos de fútbol, tejo, marranadas, rifas a la tapita en público y gente muy tranquila sin tapabocas. Dicen que uno empieza a entender cuando los muertos son de la casa. Solo espero que Diós los proteja y nos proteja a los que nos cuidamos y a los que no, también. Por que aquellos que no se protegen, sencillamente le llevan el virus a su papá, mamá, hijos y abuelos. Recuerde el corona virus ya no está respetando edad, sexo ni religión. El pueblo deberia empezar un confinamiento voluntario al menos por unos 20 dias mientras baja el contagio, la verdad estamos inundados de la Covid 19 y al ritmo que vamos no sabemos a quién nos toca.

Vacunese, hágalo si ya esta en la étapa, no crea en pendejadas, muchos dicen que la vacuna es para controlarlo y matarlo, otros dicen que es para incrustarle un chip y los más pendejos que para controlarle la mente.

Por lo menos yo ya estoy vacunado, estoy en la fase dos étapa cuatro; deje de armarse conspiraciones, vea que el nivel de muertes en adultos mayores ha bajado y eso se debe a la vacuna. Ahora las muertes por Covid está en las edades entre los 30 y los 60, precisamente porque no están vacunados.

Ojo que no se lleve su golpe.

Por: Nelsón Benjamín BarretoVaca. CSP. UMD. Exalcalde Monterey Casanare 2008-2011.

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