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“Juan Planchard”, la incómoda saga literaria que desnuda al chavismo y que no se consigue en Venezuela

por Redacción BL
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“Mi nombre es Juan Planchard, tengo veintinueve años y cinco millones de dólares en mi cuenta. Tengo una casa en La Lagunita, una en Madrid, y un apartamento en Nueva York. Comparto un avión privado con el testaferro de un pana, y estoy convencido de que todas las decisiones que tomé durante la revolución bolivariana fueron correctas y serán agradecidas por mi descendencia”.

Son las primera líneas de Las aventuras de Juan Planchard, la novela publicada en 2016 por Jonathan Jakubowicz, un nombre que hasta entonces era relacionado exclusivamente con el cine venezolano, un mundo en el que es responsable de un hito: su primer largometraje, Secuestro Express, del año 2005, es una de las veinte películas venezolanas más vistas en el país, y que en esa época fue duramente criticada desde el poder.

“Al ser perseguido por el gobierno de Chávez no tenía la opción de filmar en mi país y tuve que comenzar de cero en Estados Unidos. Fue muy jodido y requirió de muchos sacrificios. Hoy en día puedo decir que no cambiaría ni un día de todo lo que parí, pero nadie se imagina el tamaño de la paridera”, dijo en una entrevista a El Nacional en 2016.

En la ficción, Juan Planchard es un joven de clase media que se gradúa de una universidad privada. Empieza a trabajar en una trasnacional, pero se da cuenta que la vida a la que aspira será inalcanzable si se aferra a los principios del esfuerzo y la recompensa. Encuentra entonces una oportunidad en el control de cambio establecido por el gobierno para regular las divisas. Así se enriquece exorbitantemente.

Jonathan Jakubowicz en el Festival Internacional de Cine de Cannes en 2016 (Gentileza de Greg Williams)
Jonathan Jakubowicz en el Festival Internacional de Cine de Cannes en 2016 (Gentileza de Greg Williams)

Una historia desesperanzadora, en la que aquellos que deciden mantenerse con entereza en medio de la debacle, están condenados a morir en la pobreza, ahogados por un ambiente de corruptela expansiva, sin tregua para los valores. Negocios turbios, crimen, fiestas lujosas con todo tipo de excesos, secuestros, promiscuidad, traiciones y espionaje.

Desde 2016 la promesa era convertir la novela en una saga. Y se cumplió en julio de este año con la publicación de La venganza de Juan Planchard, una secuela que comienza cuando el protagonista sale de una cárcel de Estados Unidos. Es liberado, pero solo porque tiene la misión de infiltrarse en la revolución bolivariana para obtener información de interés para la Casa Blanca.

Alejandra Egaña solo conocía al autor por las películas. A principios de año leyó una noticia sobre Resistance, el más reciente largometraje de Jonathan Jakubowicz, protagonizado por Jesse Eisenberg. En el texto mencionaban que el dramaturgo venezolano Moisés Kaufman iba a adaptar al teatro la primera novela. “Entonces la busqué en una página que suelo usar para descargar libros y la encontré”, cuenta la joven estudiante de Comunicación Social en una universidad caraqueña.

Quedó con ganas de leer la continuación, estuvo a la expectativa hasta que dos amigos le enviaron La venganza de Juan Planchard en formato PDF por Whatsapp. “Es una historia muy entretenida porque no es un ensayo político sobre Venezuela. Genera reflexión de una manera ligera. Hay detalles que uno no suele asociar al principio con la realidad, pero luego uno ve que ocurren”, comenta Egaña.

Alejandra Egaña lee la versión digital de “Las aventuras de Juan Planchard” (Gentileza de Alejandra Egaña)
Alejandra Egaña lee la versión digital de “Las aventuras de Juan Planchard” (Gentileza de Alejandra Egaña)

En febrero de 2017 Jonathan Jakubowicz tuiteó que Las aventuras de Juan Planchard era entonces el libro más vendido en Amazon en el apartado de literatura en habla no inglesa. A principios de octubre de este año, se encontraba en la posición número 92 del top 100 de los títulos más solicitados en la sección de literatura y ficción en español.

La secuela no está disponible en formato físico en librerías venezolanas. La cadena Tecni – Ciencia, la más importante del país, todavía ofrece algunos ejemplares de la primera novela, y por redes sociales les han preguntado por La venganza de Juan Planchard. Pero al menos que alguien tenga la posibilidad de comprarla por Amazon en dólares, no hay otra manera de obtener una copia física de la secuela en el país. Una búsqueda en Twitter da cuenta de decenas de personas que recomiendan los libros e intercambian datos para enviarse los archivos en PDF.

Sin embargo, Jonathan Jakubowicz no tiene problemas en que la novela se difunda a través de esas trochas digitales. “Para mí es fundamental que me lean en el país y, aunque es doloroso que no pueda publicar mi trabajo en mi tierra, me alegra que haya llegado a tanta gente aunque sea de manera ilegal. Creo que los que viven afuera y prefieren robarla que comprarla, son unos pillos que no tienen derecho a criticar a Juan Planchard. Pero aquellos que no tienen otra opción, lo que importa es que la lean y les agradezco mucho por hacerlo”, apunta el escritor.

Sobre los orígenes

El año 2016 fue venturoso para Jonathan Jakubowicz. Antes de la publicación de la primera novela, había estrenado su largometraje, Manos de piedra, un filme sobre el boxeador Roberto Durán que contó en el elenco con Robert de Niro y que se exhibió en el Festival de Cine de Cannes.

Fue un punto más para su carrera cinematográfica, pero Las aventuras de Juan Planchard ha tenido una repercusión diferente; un personaje extraño, que se siente cercano y repulsivo al mismo tiempo. Aun así, es más perdurable en la memoria. Se ha convertido en un personaje del que se habla en casas, entre familiares y amigos.

“Lo primero que se pierde en el comunismo es la verdad, y pienso que las historias de Juan ayudan a la gente a acercarse a una realidad que tiene mucho más sentido que la que pintan desde el poder”, comenta Jonathan Jakubowicz.

En febrero de 2017 el autor escribió en Twitter sobre cómo se estaba vendiendo en Amazon la novela
En febrero de 2017 el autor escribió en Twitter sobre cómo se estaba vendiendo en Amazon la novela

Juan Planchard es un antihéroe que atrae a quienes se acercan a su vida de ascenso, caída y aparente redención. “Los antihéroes siempre ejercen fascinación en el público, porque hacen todo lo indebido y se lo gozan, y en el proceso demuestran que su monstruosidad es producto de una sociedad enferma. Pasa con Tony Montana en Scarface, con Michael Corleone en El padrino. Juan es un hijo humilde de todos esos antihéroes, pero está involucrado en una mafia mucho más ambiciosa, cuyo final aún no conocemos”.

El autor ha contado que parte de las vivencias de su protagonista tienen como origen hechos de la vida real revelados por personas vinculadas con negocios turbios. “Muchos de los involucrados en guisos con el chavismo se me acercaron de manera indirecta. Sentían que su vida merecía una película. Otros me han escrito correos electrónicos anónimos o en tercera persona para denunciar realidades que han visto o de las que han sido parte. Por ejemplo, el piloto de un avión privado que movió a un montón de bolichicos (jóvenes empresarios con riquezas obtenidas en negocios sospechosos), me escribió un email detallando información valiosísima”.

Si bien la primera novela tiene momentos hilarantes por un mundo en el que Juan Planchard vive en fiestas de derroche, modelos exuberantes, drogas y una grotesca opulencia, para el autor en esta segunda parte el chavismo no da risa. “Es un crimen de lesa humanidad con todas las características y la magnitud que eso significa. Y cualquiera que sea su cómplice, por más mínima que sea su contribución, está obligado a asumir las consecuencias que eso tiene por el resto de su vida. En parte por eso la escribí, para que quede constancia. Para que nunca puedan cambiar la historia, para que nunca se olvide ni se perdone lo que hicieron”, asegura.

Hay detalles de la historia que algunos lectores han visto con perplejidad, especialmente luego de los señalamientos del reciente informe de Naciones Unidas sobre los derechos humanos en Venezuela, una noticia desdeñada desde el Ejecutivo.

“Me alegró que la ONU reconozca lo que tantos de nuestros luchadores por los derechos humanos han denunciado desde hace años. No me sorprendió la similitud pues tenemos fuentes similares, y la revolución ha hecho un pésimo trabajo por disimular sus crímenes; a veces incluso parece que los quieren hacer públicos para intimidar. La realidad es que la ONU se ha portado muy mal con Venezuela, y ya era hora de que cambiaran su línea. Ojalá sirva para algo”, asevera el escritor.

Portada de los libros de la saga sobre Juan Planchard
Portada de los libros de la saga sobre Juan Planchard

La primera edición tuvo 2.000 ejemplares en Venezuela. Luego hubo una segunda y una tercera, cada una de 1.000 copias. Esta cifra no incluye las ventas por Amazon. “Todas prácticamente agotadas. Quedan muy pocos ejemplares en algunos puntos”, detalla Augusto Perdomo, de Breinguash Books, sobre cómo se vendió la primera novela en el país, en un mercado en el que para ese momento, año 2016, los libros de editoriales como Planeta tenían un tiraje de 3.000 copias por edición.

En resumen, ambos libros reflejan un momento álgido. Como dice Hilda Lugo Conde, jefa de información de la sección Escenas del diario El Nacional: “Son el retrato de una época, de un tiempo, de una sociedad que se corrompió, de unos individuos que se vendieron, de un sistema político que llegó al poder con un líder que prometió sacar a los pobres de la pobreza, pero los hizo más pobres, y donde sólo unos pocos han sido los favorecidos”.

Desde la crítica

La saga de Juan Planchard es vista con recelo por algunos críticos. De hecho, hay quienes todavía no la han leído, especialmente aquellos vinculados con la academia. Algunos se ríen cuando se les pregunta si se han adentrado en estas historias. Sin embargo, el crítico y profesor universitario Juan Pablo Gómez leyó la primera novela porque le enviaron el PDF por correo electrónico.

“Me impresionó que alguien intentara representar con tanta crudeza una realidad tan grotesca. Luego sentí que era una escritura muy atropellada, con un afán de denuncia muy directo y literal. En general, es una novela que carece de sutilezas, giros, perspicacia. Parece guiada por buscar una representación demasiado desnuda de una situación que, paradójicamente, es muchísimo peor”, asegura Gómez desde España, donde es investigador en la Universidad de Salamanca.

Afirma que personajes como el protagonista no son tan dantescos, sino que en realidad se entremezclan con el resto de las personas con más naturalidad, matices y disimulo. “Agradezco su espíritu de denuncia y de indignación. Pero en un ámbito estético y literario, la considero bastante precaria y, sobre todo, muy ingenua. Es literatura en un sentido muy plano y general. Es un libro de ficción articulado. Que sea buena literatura o medianamente perdurable, pues ya eso es otra cosa”.

Jonathan Jakubowicz durante el rodaje de una de sus películas (Gentileza de Jonathan Jakubowicz)
Jonathan Jakubowicz durante el rodaje de una de sus películas (Gentileza de Jonathan Jakubowicz)

El escritor John Manuel Silva está en la otra acera. “Jonathan Jakubowicz no se propuso hacer literatura estética, sino literatura negra. Leo los dos libros de Juan Planchard como lo que son, como libros de hard boiled con ciertos códigos de la literatura negra muy bien manejados”. Resalta que es un libro que se lee rápido y hace cómplice al lector, un tipo de literatura que se moverá mucho más rápido que un título de Cormac McCarthy, que, en sus palabras, exige más al lector o apunta a un público un poco más culto.

Considera además que no hay precisión en el juicio hacia esta obra. Obviamente reconoce que un libro no tiene que gustar a todos. Es válido. “Pero hay quienes pretenden tratar lo que no te gusta con desprecio, como un símbolo de la degradación. Cada cosa hay que compararla en su debido contexto y con sus pares. Hay que comparar por ejemplo a Thomas Pynchon con el nuevo escritor venezolano que pretende hacer una novela posmoderna y estéticamente arriesgada”.

El autor sí ve inquina hacia la figura de Jonathan Jakubowicz, a quien considera una persona incómoda para la cultura. “Fue uno de los primeros cineastas en Venezuela que le reviró al chavismo. No ahora, que todos lo hacen, sino cuando se repartían presupuestos a manos llenas y muchos cineastas estaban haciendo peliculitas históricas para complacer a los que otorgaban el dinero. Entonces, él estrenó Secuestro Express, y todos sabemos el efecto que tuvo, y él se quedó un poco solo en el gremio cinematográfico. Junto con su equipo, recibió los batazos”.

Asevera que desde entonces el escritor y cineasta ha tratado de mantener una distancia con el sector cultural venezolano, lo que le ha valido antipatías entre algunas figuras del gremio.

La periodista Hilda Lugo Conde habla de Juan Planchard como un personaje que está construido para despertar en el lector diversas sensaciones. “Uno va de la risa, a la rabia, al desprecio profundo mientras va leyendo la historia. Incluso, en La venganza de Juan Planchard llegué a sentir lástima, compasión por un tipo que aborrecí en la primera entrega. Jonathan construye un personaje atractivo. Es a ratos buena gente, a ratos no tiene escrúpulos, por momentos resulta conmovido y asombrado por la realidad con la que se encuentra al regresar a su país luego de estar preso por varios años en Estados Unidos”.

El dramaturgo Moisés Kaufman encontró en “Las aventuras de Juan Planchard” la obra sobre Venezuela que necesitaba (Gentileza de Moisés Kaufman)
El dramaturgo Moisés Kaufman encontró en “Las aventuras de Juan Planchard” la obra sobre Venezuela que necesitaba (Gentileza de Moisés Kaufman)

La editora Keyla Brando advierte que no cree que desde la crítica se rechace la literatura pop, como ella califica a la saga de Juan Planchard. En su opinión, lo que ocurre es que no se toma el tiempo para abordarla teóricamente. Explica: “Los planes de estudios de las escuelas de Letras de Venezuela llegan hasta la literatura contemporánea”. Señala que quien quiera abordar en Venezuela la literatura pop, se enfrentará a un panorama en el que no hay mucho estudio teórico que confronte.

Sobre la crítica en contra, el autor de la saga afirma no sentirse muy preocupado. Trata de no pensar mucho en nada que no sea el público. Pero sí hace una observación al vínculo que han tenido algunos artistas con el poder. “No creo que se deba generalizar. Pero para nadie es secreto que muchos artistas se vendieron a la revolución durante años, y sólo se voltearon cuando ya era impresentable. Creo que le deben un mea culpa al país, y yo seré siempre la ladilla que les recordará que fueron cómplices”.

Adaptación al teatro

Después del lanzamiento de la novela de 2016, varios amigos venezolanos del dramaturgo y director teatral Moisés Kaufman lo llamaron para decirle que tenía que leer Las aventuras de Juan Planchard.

“Yo llevo casi 30 años viviendo en Estados Unidos. Siempre he querido escribir una obra sobre Venezuela. Pero llevo tanto tiempo acá, que no me sentía con autoridad moral. Pero cuando leí la novela, sentí que finalmente podría llevar al teatro esa obra que siempre quise escribir”, recuerda Moisés Kaufman, quien en 2016 recibió del presidente Barack Obama la Medalla Nacional de las Artes, y que ha estado nominado a los premios Tony por las obras I Am My Own Wife y 33 Variations.

El elenco de la adaptación está encabezado por el actor venezolano Christian McGaffney, quien interpreta a Juan Planchard. También están Daniela Bascopé, Elba Escobar, María Gabriela de Farías, Iván Tamayo, Franklin Virgüez y Amanda-Lynn Williams.

En la literatura venezolana hay novelas recientes inspiradas o que se desarrollan en los veinte años recientes de la historia del país. Como ejemplo, están The Night de Rodrigo Blanco Calderón y Patria o muerte de Alberto Barrera Tyszka, libros que han tenido mejor receptividad en el mundo de la academia venezolana.

«Las aventuras de Juan Planchard» en el teatro por streaming

¿Qué atrajo a Moisés Kaufman de Las aventuras de Juan Planchard? El dramaturgo responde: “No solo captura la situación política y social, sino la humana. Cuando leí la novela, sentí un texto literario tan bien hecho. Me habló directamente a mí. Al mismo tiempo, como él es cineasta, la forma en la que entiende la narrativa es muy similar a la forma en la que yo la entiendo cuando hago teatro. Las historias que nos interesan están basadas en personajes muy definidos, complejos, que tienen carisma. Juan Planchard es muy problemático, pero tiene carisma”.

Antes de la pandemia, el plan era estrenar la obra teatral en Miami a finales de junio de 2020, pero ahora es incierto. El martes 6 de octubre hubo una transmisión por streaming de algunas escenas, en la que los actores interpretaron sus papeles a distancia, cada uno encerrado en ese recuadro tan popular ahora de las plataformas usadas para la comunicación.

“Quiero llevarla también a Nueva York y luego hacer una gira por América Latina. Deseo muchísimo mostrarla en Venezuela, pero no sabemos si se podrá. Me imagino que habrá mucha oposición”, señala el fundador y director artístico de Tectonic Theatre Project.

Moisés Kaufman considera un reto la adaptación, pues cree que solo el primer libro es suficiente para una serie de televisión. Pero de eso se trata, de interpretar y mostrar. “Cuando llegué a Estados Unidos, yo pensaba y soñaba en español, pero hablaba en inglés. Recuerdo claramente cuando caminaba por las calles de Nueva York y empecé a pensar en inglés. Sentí una pérdida. Todos los emigrantes nos volvemos expertos en el acto de traducción, y el ejercicio de llevar una novela a las tablas es un acto de traducción”, concluye el director teatral sobre el montaje de una historia que todavía no termina.

Así responde Jonathan Jakubowicz cuando se le pregunta por una tercera entrega: “Al terminar la primera no tenía ni idea de cómo sería la segunda. De hecho la primera salió en el 2016 y la segunda se desarrolla en el 2017. Tengo una idea posible para la tercera, pero depende de muchos factores que están por decidirse en los próximos meses, entre ellos las elecciones de Estados Unidos”.

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