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LA CIUDAD DE LA RESISTENCIA

LA CIUDAD DE LA RESISTENCIA | Noticias de Buenaventura, Colombia y el Mundo
Puerto Rellena en Cali, centro de las protestas al oriente de la ciudad, conocido como Puerto Resistencia. Foto de www.trendsmap.com

Un estallido social ha vivido Colombia desde el pasado 28 de abril. Son 10 días de continuas protestas y movilizaciones en los cuatro puntos cardinales. Pero sin duda alguna, es en Santiago de Cali donde más agudo ha sido el grito de la gente. Cali, una ciudad donde actualmente la mitad de su población de 2’500.000 habitantes se encuentra en pobreza.

El responsable de todo este malestar ha sido el presidente Iván Duque y su terquedad de presentar al Congreso una Reforma Tributaria impopular y con propuestas que afectarían considerablemente el bolsillo de la clase media pretendiendo recaudar dinero con más impuestos.

El presidente Duque dejó transcurrir 5 días de fuertes protestas y esperar a que el país entero estuviera volcado en las calles para pedir al Congreso el retiro de la Reforma. Un gobierno que se ha caracterizado por ser soberbio y de oídos sordos cuando se trata de reclamos de la ciudadanía.

En noviembre del 2019 cuando se llevó a cabo el Paro Nacional convocado por el Comité Nacional de Paro integrado por diversas organizaciones sindicales y sociales, se le propuso a Duque negociar varios puntos sensibles para el país como una reforma tributaria justa, el fracaso de la Ley 100 que no ha generado lo que se prometió con respecto al mejoramiento de la salud, una verdadera reforma laboral y pensional a favor de la gente, la accesibilidad a la educación, entre otros temas. Pero Duque no escuchó a quienes lideraban las protestas. Hoy, casi un año y medio después, estos reclamos siguen sin tenerse en cuenta por parte del gobierno central y es lo que le están cobrando a Duque por su indolencia, arrogancia y exclusión del clamor popular.

El país ha aumentado impresionantemente sus niveles de pobreza y su informalidad laboral. 42 de cada 100 colombianos son pobres y la pérdida de empleo ha ido en aumento gracias a la pandemia, la cual ha incrementado la problemática de falta de oportunidades.

El rol de Santiago de Cali ha sido clave en este clamor de sus habitantes por ser escuchados por el gobierno central. Los caleños se han volcado a las calles masivamente y Cali se ha convertido en el referente a nivel nacional como la ciudad de la resistencia. No es gratuito que el área conocida como Puerto Rellena, concentración de muchas de las protestas, sea ahora llamada Puerto Resistencia. Esta es la entrada a esa gran zona que la ciudad ha llamado Distrito de Aguablanca. El caleño ha sido excluyente y el término de “Distrito” ha hecho que la ciudad se divida en dos: entre lo que sería Cali y lo que se llama Distrito de Aguablanca.

Este Distrito está conformado por barrios populares que en su mayoría se construyeron sin ningún tipo de planeación, muchos de ellos fruto de invasiones. El 30% de la población caleña vive en los barrios del Distrito, lo que equivale aproximadamente a 800.000 personas, la mayor parte de ellas humildes y de muy pocos recursos económicos. Sus habitantes siempre han sido estigmatizados y excluidos, pero por sobre todo han sido los jóvenes quienes han sufrido el rechazo de toda una ciudad que les ha negado ser parte de ella. ¿Cuántos muchachos del Distrito no se les da oportunidades laborales simplemente porque viven en esta área?. Así de excluyentes hemos sido como sociedad.

Pero no es sólo en el oriente de la ciudad, también encontramos jóvenes excluidos en los barrios de laderas que rodean la parte occidental de Cali, entre ellos Siloé, donde la represión policial y militar ha dejado varios jóvenes muertos y muchos heridos. Toda esta masa de juventud es la que se ha manifestado en las calles, muchos de ellos han quemado buses, han dañado las estaciones del Mio, han saqueado almacenes, han destruido edificios públicos y sedes bancarias, entre otros tipos de negocios privados. La rabia y la impotencia de la gente las han canalizado no sólo con las marchas y plantones pacíficos sino también a través de los actos violentos que han destruido el patrimonio público y privado de la ciudad, es decir a todo lo que huela a institución.

Hay un resentimiento muy grande que la ciudadanía tiene que leer entre líneas de todo lo que está ocurriendo. La clase dirigente bien sea política o gremial deben poner atención a todo este inconformismo social. La ciudad y el país deben pensarse diferente y tener en cuenta el clamor de la gente para la solución de tantos problemas que aquejan a la mayoría de los colombianos, en especial a la gente más pobre que hoy casi llega al 50% de la población.

No todos los destrozos en la ciudad han sido responsabilidad de esta población indignada, también ha habido grupos extremistas y anarquistas que pescan en rio revuelto y lo único que saben hacer es generar caos y perjudicar la protesta social. Extremistas infiltrados de grupos delincuenciales e incluso infiltrados desde las esferas del poder para deslegitimar las protestas pacíficas y justificar, de paso, la represión de las manifestaciones.

La mayor parte de los muertos en todos estos días de protestas los ha puesto Cali, que es donde ha habido una mayor militarización, ordenada por el presidente Iván Duque. La respuesta del gobierno ha sido la represión y el miedo que siembra en la gente ver tanquetas y militares armados en las calles de la ciudad. A pesar de ello, la gente ha seguido manifestándose. ¿Cuántos muertos más pondrá Cali? ¿En algún momento Duque hará caso al clamor de la gente? ¿Cuándo los gobiernos voltearán sus rostros hacia su pueblo para ver el hambre y dar soluciones a las necesidades de sus gobernados? Pero también, ¿Cuándo los caleños dejaremos de estigmatizar a los jóvenes de Aguablanca o de las laderas y los reintegramos para construir una sola ciudad sin divisiones clasistas?

Pareciéramos que somos una sociedad fallida, donde el poder sólo ha servido para mantener en pie a quienes lo ostentan, pero también hemos sido una sociedad donde el narcotráfico cambió la psiquis del colombiano, transformó los valores de una manera dañina convirtiéndonos en mezquinos, egoístas, donde pasamos por encima del otro sin importarnos de qué manera lo hacemos y donde la corrupción es el pan de cada día. Pensarse como sociedad y pensarse como país son retos inmensos en este momento coyuntural. Veremos la grandeza de los líderes sociales, de los líderes estudiantiles, de los gremios industriales y políticos si son capaces de hacer frente a una de las crisis más graves de las últimas décadas en el país.

COLILLAS: Las principales ciudades se encuentran bloqueadas por los manifestantes y camioneros, esto ha provocado desabastecimiento de comida, medicamentos y gasolina. La situación es crítica, pero el gobierno de Duque pareciera tener una política perversa de dejar que ciudades como Cali entren en crisis y la gente comience a padecer de hambre. Los sectores en paro debieron ser los llamados con prioridad en el diálogo convocado por el presidente para levantar estos bloqueos, pero no. Mientras tanto los principales centros urbanos continúan desabasteciéndose y lo que se comienza a generar es un enfrentamiento entre los protestantes y los ciudadanos con hambre porque no llega la comida a las ciudades. ¿Quién saca provecho de un enfrentamiento entre los mismos ciudadanos?.

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