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La colombiana que diseñó los tenis de Kanye West – Entretenimiento – Cultura

La colombiana que diseñó los tenis de Kanye West - Entretenimiento - Cultura

Ha trabajado con las firmas Proenza Schouler y Aquazzura, con
los gigantes deportivos Adidas y Nike, y el rapero Kanye West.
Hoy lidera una firma independiente que marca el paso a nivel mundial con los primeros tenis más responsables del mercado.

“Cuando llegamos –con quien fue mi jefe en el área de diseño de calzado en la firma Proenza Schouler– a montar un departamento de diseño de tenis para Kanye West en colaboración con Adidas, él tenía otra expectativa del que sería su equipo creativo; fue un choque porque éramos mujeres, blancas… nunca pensamos que funcionaría”, cuenta Sara Jaramillo sobre sus primeros pasos en la masculina industria del diseño de tenis, en la cual debutó en 2014, sin siquiera imaginar el éxito que desataría ese triángulo con tres rayas que el rapero le dibujó a ella en un papel, para ser traducido en el modelo 350 de la línea Yeezy para Adidas, que al día de hoy ha alcanzado sumas astronómicas en ventas, reventas y cotización en bolsa.

Paradójicamente, la paisa de 30 años ha dedicado gran parte de su vida a jugar tenis y a diseñar tenis, pero es “la pesadilla de un sneakerhead. Soy remala con los nombres, las historias y las referencias; no guardo cajas, no los lavo y soy de clásicos”, cuenta la coequipera de grandes de la industria como Jeff Henderson (exdiseñador de Nike, Cole Haan, Adidas y cofundador de Pensole, la escuela más importante del mundo de diseño de calzado deportivo), Tinker Hatfield (el rockstar de Nike, creador de los Nike Air Max y aliado de Michael Jordan en su línea para la misma marca), Kanye West y Edgardo Osorio, el otro colombiano que pisa fuerte de la mano de las estrellas de Hollywood con su firma de lujo Aquazzura, para la cual Sara trabaja.

Egresada de Diseño de vestuario en 2012, Sara dio los primeros pasos de su carrera en el departamento de zapatos de la marca paisa Tennis, y a los seis meses se especializó, en Italia, en creación de calzado; de allí viajó a Nueva York al taller de zapatería de la prestigiosa firma Proenza Schouler y, en 2014, participó en la primera edición de Pensole World Sneaker Championship, el torneo de diseño de calzado deportivo más importante del mundo. 

“Fue una simulación de un equipo de diseño de Adidas, Nike o Under Armour. Noté que en la realidad los diseñadores proponen un zapato anual y otras personas se encargan de materiales y colores; entonces, yo, como diseñadora, ¿qué hacía? Estaba acostumbrada a hacer 45 pares de zapatos al mes y no un par de tenis al año. 

Regresé a Proenza Schouler desanimada, y a los dos meses mi jefe me dijo ‘me propusieron montar un departamento de diseño de zapatillas para Kanye West en colaboración con Adidas. Ven conmigo a crearlo’. Fue la dosis que necesitaba de moda, con el funcional del deportivo”, agrega Sara.

¿Y así empezó el proceso con Kanye West? ¿Cómo fue?

Al comienzo fue difícil. Kanye veía en nosotras algo valioso porque él quería inyectarle esa dosis de moda que cargábamos, pero la dirección de Adidas es masculina y reacia a la mezcla de moda y deporte.

Las dos primeras temporadas fueron duras, pero tuvimos un consultor que cargaba 20 años de experiencia en el desarrollo de varias líneas de Nike y otros siete en el Cole Haan (Jeff Henderson, con quien sigo trabajando actualmente). Fuimos cuatro, con Kanye en ese equipo, por eso yo tuve poder de decisión. El equipo de Adidas nos asesoró sobre lo que podíamos hacer con los recursos de la marca.

Mucha gente no imagina que una colombiana, de entonces 25 años, fue el cerebro detrás de la línea más exitosa de Adidas a nivel mundial en los últimos años.

Y la gente tampoco imagina que Kanye es excelente director creativo, a pesar de que me entregó un sketch que de boceto no tenía nada; era un triángulo con rayas. Empezamos a ver cómo convertirlo en un zapato. Hicimos más bocetos, pero él prefería montar en Photoshop un collage de todo con todo. Hicimos 50.000 collages de lo que podía ser ese triángulo con rayas, él revisaba texturas y aprobaba. 

Kanye quería incluir la tecnología de alto rendimiento de Adidas (el Boost®) en la suela, pues quería demostrar que es un deportista y requería los mismos adelantos desarrollados por la compañía para los campeones mundiales

Quería un zapato de performance pero cool, y por eso montamos el triángulo rayado en la suela de alto rendimiento, y lo hicimos fashion. Y ahí está el éxito del 350: es atlético, sin ser de nerd.

¿Kanye West no quiso trato de celebrity, sino de atleta?

Sí, pues a él le dio muy duro cuando trabajó con Nike creando una silueta de tenis y les dijo: ‘Yo a ustedes no quiero sacarles uno, dos o tres modelos. Yo quiero una línea completa, quiero el mismo trato que ustedes le dan a Michael Jordan’, y Nike se negó porque él no es atleta. 

Por eso cuando Kanye fue a Adidas les dijo: ‘Quiero trato de atleta porque hago performance en el escenario: brinco, bailo y estoy una hora y media haciendo deporte en el escenario’; de ahí su obsesión por usar la tecnología de alto rendimiento de la marca. Y como él acababa de estrenar su línea de ropa en la Semana de la Moda de París, llevó a la mesa referentes de la alta costura. 

Al manejar las cargas de moda, deporte y tecnología, este diseño sigue vigente. Ya se han superado las 40 versiones del tenis más vendido de Adidas a nivel mundial. El hype se lo habían llevado los Jordan, de Nike, hasta que diseñamos los Yeezy 350 de Kanye para Adidas.

También trabajó con Tinker Hatfield, ‘reencauchando’ los Chuck Taylor, de Converse. ¿Cómo fue cambiar el curso de más de un siglo de historia?

En junio del año pasado, Converse (propiedad de Nike) quería relanzar los Chuck Taylor como las leyendas del básquet. Trabajé bajo la dirección creativa de Tinker para hacer unos Chucks con dotes de performance, pero sin quitarles la tradición de Converse. 

Hice rayones y, de la mano de mi mentor en Adidas y actual dupla creativa, Jeff Henderson, combiné las tecnologías de Nike con diferentes materiales. Conservamos el diseño de suela de waffle y la capellada que, aunque no es lona, es textil (nailon y poliéster). Se puede jugar baloncesto con ellos, con buen soporte en los tobillos, pero siguen su estilo urbano.

“Falta conciencia
de las limitantes
que impone la naturaleza, desde
los tiempos –es imposible tener piezas sostenibles cada dos días– hasta el incumplimiento de las expectativas estéticas y funcionales”.

Usted ahora está en el diseño sostenible, ¿cómo llegó allí?

En 2018, tras cuatro años de trabajo, renuncié a Adidas y regresé a Medellín; la marca Maaji me invitó a crear el primer traje de baño reciclado. Allí aprendí que un vestido de baño o unos tenis reciclados no solucionan el problema; que no es lograr un producto reciclado siguiendo procesos contaminantes o ignorando el comercio justo. 

En paralelo, fui contactada por una pareja americana que compró una planta de producción de Adidas en China y me solicitaron asesoría para crear una marca de zapatos tejidos. Empecé a investigar sobre la cultura de ese país para que el diseño reflejara la identidad oriental. Y por eso, el diseño es un tabis, el calzado tradicional de los samuráis que lo desarrollaron cosiendo las medias entre el dedo pulgar y los demás.

¿Y son tenis reciclados, ecológicos, veganos, sostenibles…?

Desde el comienzo, ILYSM (como se llama la marca, son las iniciales de i love you so much) no fue pensada ni vegana ni sostenible porque estos conceptos cargan una gran responsabilidad. Preferí crear una marca de tenis responsables y trabajar por la naturaleza y la sociedad garantizando la trazabilidad de los materiales y la transparencia de las prácticas, al ofrecerles a los trabajadores sus prestaciones y horarios justos; esto vale más que hacer un producto vegano o reciclado.

¿Qué materias primas usó en sus tabis?

En diciembre de 2019 hicimos un primer lanzamiento que fue pensado como sostenible, pero no fue del todo posible, pues implicaba muchos sacrificios de diseño. Queríamos un producto responsable, premium y asequible (99 dólares). Buscábamos un tacto suave y el poliéster reciclado no era idóneo; por ello el mayor porcentaje de fibras son seda y viscosa.

¿Hay algún cambio entre ese primer diseño y el que estrenó en el mes de la tierra?

Sí, esta segunda colección le apunta casi al cien por ciento de sostenibilidad, pues los tenis son tejidos en hilo de poliéster reciclado, la plantilla tiene una capa de corcho y una espuma de PET reutilizado, la suela es de caucho natural (que no es lo más ecológico, pero es de comunidades caucheras que lo extraen de la forma menos agresiva y reciben un pago justo).

¿Cuál es el mayor obstáculo para el diseño sostenible?

Además de la poca variedad de materiales y prácticas circulares, veo corto al mercado en cuanto a educación del consumidor. Debemos seguir satisfaciendo a un cliente exigente que quiere un producto ecológico. Falta conciencia de las limitantes que impone la naturaleza, desde los tiempos –es imposible tener piezas sostenibles cada dos días– hasta el incumplimiento de las expectativas estéticas, funcionales, etc.

¿Hay más proyectos con Adidas?

Estoy contemplando retomar las colaboraciones. No tiene que ver con la sustentabilidad, sino con las alianzas con artistas. No sé quién sería esta vez, pero es en Alemania e implica renunciar a todo. Al salir de Adidas abrí mi universo a un espectro creativo más amplio y con gente dándola toda por competir justamente. No deja de ser una propuesta tentadora por las posibilidades de investigación que ofrece la marca, pero construir por otro lado da una gran satisfacción.

PILAR BOLÍVAR
@lavidaentenis

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