Los residentes y los desplazados internos en el estado de Kayah, devastado por la guerra en Myanmar, se enfrentan a una emergencia humanitaria cuando las fuerzas de la junta confiscan alimentos y medicinas en docenas de puntos de control de seguridad a lo largo de las principales rutas terrestres en el estado del sureste a medida que se intensifican los combates allí, dijeron fuentes locales.
El conflicto armado entre las tropas de Myanmar y las milicias populares ha desplazado a casi la mitad de la población de unas 450.000 personas en el estado de Kayah, un semillero de resistencia al régimen militar gobernante, que arrebató el poder al gobierno electo hace dos años y ha sido puesto bajo ley marcial.
Desde mayo de 2021, los soldados de la junta han bombardeado intensamente áreas residenciales que sospechan que albergan a combatientes de la resistencia, según un informe de febrero emitido por organizaciones de la sociedad civil de la etnia karenni. Los enfrentamientos han destruido aproximadamente 1.200 casas en 87 aldeas y han desplazado a 180.000 personas, o el 40% de la población.
Sin suministros adecuados de alimentos y medicinas, los desplazados internos, especialmente los niños y los ancianos, están desnutridos y sufren problemas de salud posteriores, como diarrea, dijeron residentes y trabajadores humanitarios.
Los grupos humanitarios ya no pueden proporcionar alimentos y medicinas a los residentes desplazados debido a las confiscaciones de la junta en los puestos de control de carreteras, dijo Helen, una trabajadora humanitaria.
“Apenas podemos proporcionar suficientes medicamentos para hospitales y clínicas”, dijo. “El problema es que nadie puede transportar los suministros en esta situación. El transporte es demasiado difícil para que los recibamos aquí”.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, o ACNUR, trató de proporcionar suministros de ayuda de emergencia a más de 25.000 desplazados internos en los municipios de Loikaw y Demoso a principios de junio de 2022, pero no pudo llegar a todos debido a los controles de seguridad agresivos y las confiscaciones, dijo Banyar. .
Los soldados están deteniendo todos los automóviles y motocicletas que pasan por los casi 40 puntos de control a lo largo de las carreteras centrales y las intersecciones del estado, la mayoría de los cuales se encuentran en la capital, Loikaw, dijeron los residentes. Están patrullando agresivamente las carreteras que entran y salen del municipio de Demoso y del municipio de Pekon en el estado adyacente del sur de Shan.
Las fuerzas de la Junta han sido control de vehículos que transportan alimentos básicos, incluidos arroz, sal y aceite de cocina, en los puestos de control desde que se establecieron a principios de 2022, dijo Banyar, director del Grupo de Derechos Humanos Karenni.
“Las colinas estratégicas de la junta se asientan a lo largo de la carretera que nos conecta con la ciudad de Taungoo en el lado oeste de Demoso”, dijo a RFA. “Los puestos de control están ubicados en esas colinas estratégicas y en el pueblo de Leiktho. También hay un puesto de control entre las aldeas de Leiktho y Yartho. Esos son los principales puntos de control que se registran intensamente”.
soldados de juntas podrían estar llevándose alimentos, medicinas y dinero que sospechan va a parar a las fuerzas locales de resistencia, dijo El Ni, un desplazado del corregimiento de Demoso.
Pero en cambio, sus acciones amenazan la supervivencia de los desplazados internos, agregó.
“Bloquean caminos, asignan más puntos de control y restringen el transporte de todo, con la excusa de seguridad de sospechar que los suministros son para el KNDF”, dijo El Ni, refiriéndose a la Fuerza de Defensa de las Nacionalidades Karenni, un red de combatientes de la resistencia civil, organizaciones karenni y grupos armados en Kayah estado.
El Ni y otros desplazados internos recibieron donaciones de arroz, aceite, sal, frijoles, huevos y fideos instantáneos en los años previos a los retenes, aunque después tenían suerte si recibían arroz una vez al mes, dijo.
“De esa manera, creo que están cortando los alimentos y suministros para los desplazados internos en el estado”, dijo. “Como somos desplazados internos, no podemos trabajar. Tenemos que depender de las donaciones de los simpatizantes para nuestra supervivencia. El corte de nuestras líneas de suministro de donaciones por parte de la junta es su forma de matarnos a todos”.
Una desplazada interna que dio su nombre como No, dijo que la policía en un puesto de control confiscó el dinero y la comida que había conseguido en Pekon mientras regresaba a casa.
“No hay seguridad aquí”, dijo a RFA. “[Soldiers at] los puntos de control de seguridad registran demasiado estrictamente sin tener en cuenta a los civiles o los desplazados internos. Tampoco hay estado de derecho. Simplemente hacen lo que les place en muchas situaciones”.
En los dos años transcurridos desde el golpe militar, la mayoría de los niños desplazados internos no han recibido vacunas regulares, dijo un funcionario del Equipo de Rescate de Emergencia de Moebye.
Cuando llegó la pandemia de COVID-19, algunos niños murieron debido a la falta de medicamentos y atención médica, dijo a RFA.
Alrededor de 20 niños de la etnia karenni que se refugian en un campamento de desplazados internos en la aldea de Buu Pyar de Pekon sufrieron diarrea en la segunda semana de febrero, y uno de ellos, un bebé de siete meses, murió el 14 de febrero debido a la falta de alimentos y medicinas. , dijeron los habitantes. Dos adultos también contrajeron diarrea.
RFA no pudo comunicarse con Aung Win Oo, portavoz de la junta y ministro de asuntos sociales del estado de Kayah, para hacer comentarios.
Traducido por Myo Min Aung para RFA Burmese. Editado por Roseanne Gerin y Matt Reed.
