La dieta alta en grasas induce presión arterial alta en riñones de rata

Una dieta alta en grasas después de 16 semanas indujo hipertensión en ratas, según investigadores de Henry Ford Health y Wayne State University en Detroit. La presión arterial alta puede provocar el estrechamiento de los vasos sanguíneos en todo el cuerpo, lo que resulta en una disfunción renal. El estudio también reveló que las ratas alimentadas con una dieta alta en grasas desarrollaron resistencia a la insulina después de 14 semanas y una menor sensibilidad del mecanismo de retroalimentación tubuloglomerular (TGF), un sistema de retroalimentación en los riñones que regula la función renal. Los hallazgos se publican antes de la impresión en el American Journal of Physiology-Renal Physiologyy el estudio ha sido elegido como artículo de APSselect para el mes de mayo.

El estudio se realizó en ratas macho usando micropunción renal in vivo (un examen de áreas de la nefrona) para medir la respuesta de TGF después de una dieta rica en grasas a las cuatro y 16 semanas. Las ratas alimentadas con una dieta rica en grasas aumentaron gradualmente de peso, pero eran significativamente más pesadas en la octava semana del estudio. La disminución de la sensibilidad al TGF provoca menos vasoconstricción en una pequeña rama de una arteria que lleva sangre al glomérulo (la arteriola aferente). Esto aumenta la presión dentro del glomérulo, un grupo de capilares entre dos arteriolas de resistencia donde se filtra el plasma de la sangre. Un aumento en la presión glomerular puede dañar el glomérulo.

Los investigadores también encontraron que la presión glomerular era más alta en las ratas alimentadas con una dieta rica en grasas. Además, la glomeruloesclerosis (cicatrización en los diminutos vasos sanguíneos dentro del glomérulo) fue mayor después de 16 semanas de una dieta rica en grasas.

Este es el primer estudio que brinda evidencia directa de que la obesidad causada por una dieta rica en grasas afecta directamente al TGF para cambiar la presión glomerular. Los investigadores detrás de este estudio se encuentran entre un raro grupo de fisiólogos en el mundo que pueden realizar mediciones in vivo para mostrar cómo este mecanismo puede causar lesiones glomerulares en la obesidad. La esperanza es que más investigación conduzca a terapias dirigidas a TGF o señalización en los riñones para reducir el daño en personas con obesidad crónica.