la dura alerta que lanza el senador de Cambio Radical, David Luna

«Ojalá no utilicen la aplanadora gubernamental para que pase lo que pasó con la reforma tributaria: los partidos de la coalición dijeron oponerse, pero al final pasó como el Gobierno quería».

Así se refiere el senador David Luna, de Cambio Radical, a la responsabilidad que les cabrá a las fuerzas políticas que están con el Ejecutivo en la aprobación de la reforma a la salud por parte del Legislativo.

El congresista advierte que “el Presidente pretende no usar al Congreso y por eso pide facultades en el Plan Nacional de Desarrollo, para brincárselo, pero el Legislativo no lo debe permitir” y le hace un llamado al Gobierno para que respete la división de poderes, porque, afirma, “Colombia no vive en una monarquía, vive en una democracia”.

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¿Cuáles son los reparos de Cambio Radical a la reforma a la salud propuesta por el Gobierno?

Colombia no puede retrotraer 30 años. La reforma a la salud está planteando volver al Seguro Social, una entidad recordada como corrupta e ineficiente, una entidad absolutamente politizada. El proyecto tiene tres problemas: El primero es que quiere entregarle los recursos a los políticos locales, palabras más, palabras menos, para que te atiendan, tienes que votar por el alcalde de turno o, de lo contrario, te van a dejar morir. Segundo, se está poniendo en grave riesgo el sistema de aseguramiento. Colombia, aunque con dificultades, tiene un gran avance en que todos estén asegurados en régimen subsidiado o contributivo. Tercero, la libre autonomía del paciente: nos están obligando a que todos estemos afiliados a una EPS.

¿Y qué le encuentra de positivo?

Comparto la necesidad de exigirle a las EPS descentralizar su acción: hay municipios y corregimientos que no tienen cobertura. Además, el tema laboral: es un acierto exigir un sistema sólido que le permita al personal de la salud no tener que mendigar su salario. También hace un esfuerzo importante, pero equivocado, con los especialistas. Colombia tiene un déficit de especialistas, porque el sistema educativo no permite que las universidades gradúen más profesionales.

El mensaje es de preocupación: ojalá no utilicen la aplanadora gubernamental para que pase lo que pasó con la reforma tributaria: los partidos de la coalición dijeron oponerse, pero al final pasó como el Gobierno quería.

El presidente del Senado pretende que en junio estén aprobadas las reformas sociales, ¿lo ve posible?

Roy Barreras tiene ese anhelo porque termina su período como presidente y se quiere dedicar a hacer política con su partido y porque está tratando de vivir en el mejor de los mundos manteniendo el apoyo de la izquierda de Petro y recoger el centro que está preocupado por el Presidente. Hacer la política así es fácil, pero no es responsable, porque están discutiendo la reforma a la salud y próximamente la pensional y la laboral, al tiempo que se debate el Plan Nacional de Desarrollo, que debería tener exclusividad en la discusión, porque es la línea de conducta de los próximos cuatro años.

Pretender aprobar ese paquete de reformas en casi cuatro meses es irresponsable y quien haga esa apuesta terminará siendo llamado por la sociedad como responsable de desarticular la institucionalidad.

Hago un llamado al Gobierno para que entienda que hay una división de poderes, que hay que respetar al Judicial, en cabeza de las cortes, y al Legislativo, en cabeza del Congreso. El Presidente pretende no volver a usar al Congreso y por eso pide facultades en el Plan Nacional de Desarrollo, para brincárselo, pero el Legislativo no lo debe permitir y eso depende, en gran medida, de los partidos de la coalición.

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¿Cree que, después de lo que ha pasado con la reforma a la salud, el Gobierno también tendrá que negociar las otras reformas?

Cuando uno gana las elecciones gobierna, pero cuando las pierde, controla. El Gobierno de Gustavo Petro ganó las presidenciales y está en todo su derecho de presentar sus reformas, pero el Congreso fue elegido por una votación casi idéntica y para que esas iniciativas salgan adelante es fundamental que el Legislativo las apruebe, y está en todo su derecho de tomar decisiones para equilibrar o negar. Todas las reformas sociales van a tener debate y seguramente no van a salir como se presentaron.

La reforma a la salud debería hundirse y construir un proyecto de consenso, porque claro que hay que meter a las EPS en cintura y no permitirles corrupción ni acceso; claro que hay que meter a los bandidos que se han robado la salud a la cárcel, pero lo que pretende ese proyecto es estatizar la salud, volver 30 años atrás a un modelo que fracasó.

Lo que está en juego no es si Petro gana o no una pelea política por la reforma de la salud, está en juego el servicio del paciente, la vida o la muerte y hay que tratar de desideologizar el debate para volverlo más técnico. Por eso la participación de todos en la construcción va a ser fundamental, pero ningún partido hizo parte del proceso, porque tenemos a una ministra que cree que tiene la última palabra.

Tras este primer remezón, ¿se vendrán más salidas de ministros?
Respeto el fuero presidencial, el Mandatario está en todo su derecho de cambiar, mover o ajustar un gabinete, lo que me parece inaudito es que, como lo dijo la Ministra de Cultura, el Presidente lleve siete meses sin hablar con uno de ellos. Cuando uno gobierna tiene que hacerlo en equipo y para todos. Lo que se siente y lo que se oye es que hay una desarticulación total en el gabinete, pareciera que fueran islas o equipos que luchan por proteger lo que les corresponde. Se necesita un único equipo liderado por el capitán del barco y, por lo que se dice, ese liderazgo no está existiendo, por eso hay mucho más Presidente que gabinete. A Gustavo Petro le gusta la frase de Luis XV ‘el Estado soy yo’ y eso ya lo abandonamos hace mucho. Colombia no vive en una monarquía, vive en una democracia.

¿Cómo analiza la crisis que está atravesando el Gobierno?

Prefiero al Petro estadista del 7 de agosto que al activista del 27 de febrero; prefiero al Petro que dijo respetar la oposición, la institucionalidad, que dijo querer promover el turismo y querer una transición energética pausada, que al Petro confrontacional del discurso del balcón. Lamentablemente, hemos vivido dos meses frenéticos. Del 7 de agosto al 15 de diciembre íbamos por buen camino: había un gobierno de izquierda tranquilo, con ganas de mejorar lo que estaba mal. Pero el 31 de diciembre hubo una ruptura, producto seguramente del portazo del ELN ante el cese al fuego, que lo convirtió en un hombre confrontacional que ni siquiera vivimos en el peor momento de su alcaldía.

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¿Entonces el Presidente debe cambiar su forma de gobernar?

La carta publicada por el Presidente, en la que pide investigar a su hijo y a su hermano, es un comunicado muy grave, porque claramente el Presidente tiene una información que los colombianos no tenemos y está adelantándose a unos hechos que los colombianos no conocemos, que tienen qué ver con su familia, lo cual no se lo deseo ni a él ni a nadie. Hago la política siempre con base en el respeto del fuero personal y esperaría que sepamos qué es lo que está pasando. Estamos hablando nada más y nada menos que de un proceso de negociación de paz, quiero saber qué es lo que pasó con la liberación del hijo de ‘La Gata y por qué se estaba pidiendo el levantamiento de órdenes de captura de personas solicitadas en extradición y que no firmaron el Acuerdo de Paz con las Farc.

Hay quienes dicen que a Gustavo Petro le hace falta una oposición más contundente. ¿Qué responde?

Oposición hay, y está representada apenas en un 20 % en el Congreso, es lo que hay y es lo que va a haber. Hay que preguntarles a los partidos que no se eligieron apoyando a Gustavo Petro por qué hacen parte de su coalición de Gobierno, cuál es la responsabilidad que tienen hoy el Partido Conservador, el de la U y el Liberal, que no estuvieron en la coalición de elección de Petro, por qué están allá. Ellos tendrán sus razones y son respetables, pero la oposición es importante saberla hacer, una cosa es el daño y otra es la oposición. Nosotros hacemos oposición, no daño, no estamos en los extremos, no somos ni petristas ni uribistas, no queremos más polarización. Pertenecemos a una dinámica de centro derecha donde defendemos la libertad de mercado, creemos en la Fuerza Pública, sentimos que la institucionalidad debe permanecer, entendemos que los programas sociales del Estado deben fortalecerse, pero no estamos en la apuesta donde el insulto y la desacreditación son la herramienta.

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