Una venganza entre prestamistas de la modalidad del ‘gota a gota’, es la principal hipótesis que tienen las autoridades en Cali sobre las causas de dos asesinatos ocurridos en los últimos días.
Las víctimas son Jhon Jairo Balanta Montoya, de 50 años, quien fue atacado a tiros cuando compartía en un asado familiar el sábado pasado en el sector de Las Américas, mientras que su cuñado, el comerciante Gustavo Adolfo Solano, de 33 años, fue acribillado por sicarios el jueves pasado en El Peñón.
Este último murió minutos después de presenciar el homicidio de Ana Carolina Muñoz, de 38 años, quien se movilizaba en un carro Renault Sandero junto con su esposo, quien resultó herido, y una menor de 15 años, que salió ilesa de los hechos.
De acuerdo con el informe de las autoridades, en la tarde del sábado 17 de noviembre Balanta se encontraba departiendo en un evento familiar en la Carrera 12 con Calle 34 cuando la festividad se vio frustrada sobre las 5:19 p.m. por un hombre armado que llegó al lugar y le propinó varios impactos con arma de fuego.
Así lo dio a conocer el coronel Henry Ramírez, comandante de Seguridad Ciudadana de la Policía de Cali, quién además informó que Balanta era prestamista ‘gota a gota’ y tendría antecedentes judiciales.
“Registra anotaciones por porte ilegal de armas y hace tres años había salido de un centro penitenciario. Igualmente, había sido víctima de una tentativa de homicidio en el año 2010”, informó Ramírez.
Las autoridades trabajan en la hipótesis de que sus muertes tengan alguna conexión por el negocio del ‘gota a gota’. Un grupo de la Sijín de la Policía busca establecer, con certeza, si los asesinatos habrían respondido a una lucha por el dominio territorial del ‘gota a gota’, por clientes o por dineros de este negocio.
Por el homicidio de Gustavo Adolfo Solano, fue capturado un menor de 16 años de edad en los alrededores del barrio El Peñón, donde ocurrieron los hechos.
¿Cómo se configura el delito?
De acuerdo con un estudio del Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Icesi, Polis, los mayores usuarios de este tipo de préstamos se ubican en el centro de la capital del Valle.
La investigación reveló que un 48.4 % de los encuestados (1228) tenía una deuda con paga diarios, como se le conoce a esta modalidad de crédito. En la Galería Santa Elena, eran el 65 %, y entre los vendedores del MÍO, el 46.7 %. El motivo de esos préstamos sería para invertir en sus negocios o para pagar otras deudas.
Esta modalidad de préstamo de dineros, donde el ‘modus operandi’ es variado, es difícil de controlar debido a que no se conoce, con certeza, el origen del dinero que está circulando, según dice una fuente del Gaula de la Policía de Cali, quien pide omitir su identidad.
“En la ciudad este fenómeno está muy presente y no solo se concentra en estratos populares, también en zonas residenciales del Sur y Norte donde se observan hombres en motocicletas cobrando dineros a personas en los semáforos, en negocios o hasta en conjuntos residenciales, donde esperan a que el cliente baje a la portería a pasar el dinero”, afirma el investigador.
El funcionario de la Policía, adscrito al Gaula, dice que las investigaciones que tienen en curso por este fenómeno son por el delito de constreñimiento ilegal, pues se entiende que las personas están presionadas para pagar cuotas diarias, a cambio de no atentar en su contra.
“Podemos configurar que es una extorsión cuando, por ejemplo, el ciudadano ya se puso al día con el ‘gota a gota’, pero este sigue cobrándole a cambio de no hacerle daño, ahí cambia el delito. En Cali y en general en el país, el dinero que circula por préstamos ilegales, es muy duro seguirle la pista porque no pasa por el sistema financiero, es un tráfico de moneda del mercado ilegal”, acota la fuente, quien dice que tienen varias investigaciones abiertas por ‘gota a gota’.
Aparte del delito de constreñimiento ilegal, depende del caso, pueden existir otros conexos como el lavado de activos y blanqueo de dineros.
“Se investigan los casos de ‘gota a gota’, pero las penas son muy bajas, como por el delito de constreñimiento ilegal, donde una persona puede recibir una pena entre dos y tres años de prisión, pero por ser corta, es excarcelable”, añade la fuente del Gaula.
Los ‘gota a gota’ en la ciudad, en muchos casos, cuando el cliente está alcanzado con los pagos, llegan al punto de amenazar a la víctima, quien hasta este se ve obligado a entregarles su tarjeta débito donde recibe sus ingresos por salario, con su clave incluida, para asegurarse de sacar sus retiros mensuales o quincenales, según relató una persona que está pagando este tipo de préstamos.
“Pues supuestamente el plástico regresa a uno cuando la deuda se ha saldado ya, es decir, si usted se demora tres meses pagando, pues tres meses no tiene la tarjeta”, dice el ciudadano, quien reside en un barrio de la Comuna 8.
Un juez de Infancia y Adolescencia le imputó a este menor de edad, cargos por el delito de homicidio agravado y fabricación, tráfico o porte de armas de fuego y municiones.
El País
