La junta de Myanmar ha centrado gran parte de su poder de fuego militar en el estado de Kayin, llevando a cabo 57 ataques aéreos en dos áreas clave solo en enero, destacando la importancia estratégica del área fronteriza con Tailandia plagada de grupos de resistencia armados y opositores políticos escondidos.
El estado, al otro lado de un río desde la ciudad fronteriza tailandesa de Mae Sot, es el bastión de la Unión Nacional Karen, un grupo étnico armado que ha estado luchando contra el gobierno de forma intermitente durante décadas por una mayor autonomía. Guerreros curtidos en la batalla, ahora se han unido a la resistencia armada más amplia contra los militares.
Las personas que se unieron a las actividades anti-junta después del golpe de 2021 (empleados del sector público que renunciaron como parte del llamado Movimiento de Desobediencia Civil, miembros de los medios de comunicación independientes y líderes políticos) también se han refugiado en masa en las áreas controladas por la KNU.
A los ojos de los militares, es un semillero de rebelión estratégicamente ubicado en el centro del país.
El impulso militar en el estado de Kayin está impulsado por su ambición de aplastar a los grupos armados de resistencia del país antes de las elecciones generales que planea celebrar a finales de este año, dicen analistas y grupos rebeldes.
“Nadie puede negar que la KNU es una de las organizaciones que ha brindado más apoyo a la resistencia armada: alberga a los miembros más destacados de la revolución y también coopera con la resistencia armada brindando entrenamiento militar y otras formas de apoyo”. dijo Lin Htet Aung, un capitán militar que desertó para unirse al Movimiento de Desobediencia Civil.
“Es por eso que los militares apuntan a la KNU, por su importante papel en la revolución”.
Confiando en los ataques aéreos
Pero las ofensivas terrestres en el denso terreno del estado de Kayin han resultado ineficaces. Es por eso que el ejército está tratando de «remodelar el conflicto» mediante ataques aéreos, dijo el oficial de asuntos exteriores de KNU, Pado Saw Taw Nee.
“El ejército considera que estas áreas son estratégicamente importantes, por lo que es donde se concentran la mayoría de sus ataques”, dijo.
Los 57 ataques aéreos de la junta en el área clave controlada por KNU el mes pasado mataron a 13 civiles, incluido un niño de 2 años y dos líderes de la comunidad cristiana, según funcionarios del ejército étnico.
Otra razón por la que los militares apuntan a la KNU es que muchos soldados del gobierno han sido capturados como prisioneros de guerra en áreas controladas por las brigadas 5 y 6 del ejército étnico, dijo Than Soe Naiung, analista político.
“Las áreas de las Brigadas 5 y 6 son lugares donde la junta ha librado feroces batallas en el pasado, especialmente en 2022, cuando la KNU allanó sus campamentos”, dijo. “La KNU incautó muchas armas y municiones de los militares y muchas tropas de la junta también fueron capturadas por la KNU en esas áreas”.
“De las siete brigadas de la KNU, la 5.ª y la 6.ª son las más fuertes en espíritu y ataque contra la junta”, dijo Than Soe Naing. “Por eso parece que los militares pretenden aplastarlos para debilitarlos”.
Escuelas, hospital destruido
Los ataques aéreos en enero fueron llevados a cabo por aviones de combate y helicópteros de la junta en el área de Hpapun controlada por la 5ta Brigada de la KNU y en las áreas controladas por la 6ta Brigada de los distritos de Kawkareik, Kyainseikgyi y Myawaddy, dijo el ejército étnico en un comunicado a principios de esta semana.
Una escuela primaria, una escuela secundaria, un hospital público, un monasterio, una iglesia católica y tres iglesias bautistas fueron destruidas y unas 60 viviendas resultaron dañadas por los ataques, dijo el grupo.
Ye El Na, secretario general del grupo de ayuda Dawkalu Network, dijo que alrededor de 1.500 residentes de 10 aldeas están desplazados como resultado del conflicto y “enfrentan escasez de alimentos y medicamentos”.
La KNU afirmó que los militares lanzaron más de 200 bombas y dispararon unas 30.000 rondas desde su avión durante los ataques aéreos de enero.
La KNU afirma que en enero se produjeron 436 enfrentamientos dentro de su territorio, que resultaron en la muerte de 469 soldados de la junta y miembros de la Fuerza de Guardia Fronteriza del Estado de Kayin, afiliada al ejército.
Dijo que 24 de sus propios combatientes y los de las fuerzas aliadas han muerto en combates y otros 76 han resultado heridos en los dos años transcurridos desde el golpe.
RFA no pudo verificar de forma independiente las afirmaciones de KNU.
Cuando se le preguntó acerca de los informes de la KNU sobre bajas civiles, Saw Khin Maung Myint, ministro de economía de la junta y portavoz del estado de Kayin, dijo a RFA que “los militares nunca atacan a los civiles”.
“Simplemente luchan contra [anti-junta People’s Defense Force paramilitaries] y otros grupos armados”, dijo.
“Pero si están mezclados con civiles, [the military has] no hay otra opción más que atacarlos a todos y algunos civiles pueden resultar heridos”.
Saw Khin Maung Myint dijo que el ejército emplea equipos de “tecnología moderna, como visión nocturna” en sus aviones de combate para diferenciar a los combatientes de los civiles.
Personas desplazadas
Mientras tanto, dijo Saw Nanda Su, portavoz del Grupo de Derechos Humanos de Karen, la cantidad de refugiados de guerra se ha «disparado» debido a los ataques militares en el estado de Kayin desde el año nuevo.
“El número de refugiados superó los 300.000 a fines de 2022, pero durante los primeros meses de 2023, los ataques aéreos y de artillería han sido continuos”, dijo. “Es por eso que la cantidad de personas desplazadas internamente se ha disparado: ahora llega a 500.000”.
“Entregar ayuda humanitaria a cualquiera que no esté cerca de la frontera con Tailandia es una absoluta pesadilla”, agregó.
Traducido por Myo Min Aung. Editado por Joshua Lipes y Malcolm Foster.
