La nueva pelea entre Iván Duque y Claudia López en medio de la pandemia – Gobierno – Política

A estas horas, los ciudadanos en Bogotá no saben con precisión qué pasos van a dar a partir del lunes 27 de abril. ¿La razón? El cruce de órdenes entre el presidente Iván Duque y la alcaldesa mayor Claudia López.

El cruce de decisiones entre los dos mandatarios ha creado una inquietante incertidumbre en la capital que tiene no solo el mayor número de habitantes, casi ocho millones, sino que es la urbe más afectada por el número de contagios. De los 4.149 casos confirmados en el país, en Bogotá están 1.752 casos.

El último capítulo de este choque entre ambos se dio en las últimas horas con el anuncio del Gobierno Nacional de liberar, con exigentes condiciones de bioseguridad en los sitios de trabajo, el sector manufacturero y el de la construcción.

La alcaldesa le salió al paso poniendo la lupa sobre los riesgos que conllevaban la movilidad de estos trabajadores. Según sus cuentas, serían 1 millón 127 mil viajes diarios lo que “dispararían el riesgo de salud de los trabajadores y aglomeración en transporte”.

El enfrentamiento se dio el mismo día en que el Presidente le lanzó, sin mencionarla, una pulla a la mandataria sobre la apertura del aeropuerto Eldorado. Ella lanzó una frase tan efectista como contundente: “Sobre mi cuerpo muerto vuelven a reabrir el 27 de abril. De ninguna manera. Esa sí que sería una irresponsabilidad”, dijo ella.

«Hay que salir de la discusión de echarle la culpa al aeropuerto. La pandemia está sacudiendo al mundo y no veo a nadie en Estados Unidos echándole la culpa al aeropuerto John F. Kennedy», replicó él.

El ejemplo es llamativo porque exhibe el grado de sensibilidad que hay entre ambos. En realidad, Duque nunca había dicho que iba a abrir el aeropuerto. Por el contrario, había dicho, horas antes de la sonora frase de ella, que no había ninguna posibilidad de reiniciar operaciones internacionales. Y las nacionales ni siquiera las mencionó.

Pero, ¿por qué se llegó a esta situación? León Valencia, director de la Fundación Paz y Reconciliación, un importante centro de análisis político, cree que en la “la disyuntiva entre proteger la vida y la salud o proteger la economía, Claudia decidió priorizar la vida y la salud sin descuidar la producción y la economía y en cambio Duque ha puesto al mismo nivel los dos factores”.

Además, valora que “Claudia ha sido más ágil que Duque en la toma de decisiones y pegó primero en la cuarentena y las medidas preventivas”.

Del ejercicio al hecho

De hecho, ella fue la impuso la primera cuarentena durante el puente festivo del 21 de marzo. Aunque fue de obligatorio cumplimiento, e incluía sanciones, el llamado “simulacro vital” fue concebido por la alcaldesa Claudia López como un ejercicio pedagógico y de autorregulación de la ciudadanía.

Con acuerdos o desacuerdos, los ciudadanos vieron en ella un valor de peso en cualquier mandatario: la toma de decisiones. Duque movió pieza e impuso la cuarentena nacional que en un principio fue aplaudido por ella.

Hasta ese momento parecía que había más afinidades entre ambos que diferencias. De hecho, en una entrevista con EL TIEMPO la alcaldesa destacó que tiene una “muy buena relación con el presidente”.

“Los medios, con todo respeto, se inventan y meten cizaña donde no la hay. Yo con el Presidente tengo una buena relación y una buena comunicación”, dijo ella.

Pero también precisó: “Claro, tengo desacuerdos, hay que entender que uno no tiene que estar de acuerdo en todo para coordinar. Al principio fue difícil, para nadie es un secreto que Bogotá decidió hacer cuarentena antes que el Gobierno Nacional. Nosotros teníamos que ir a una velocidad y ellos se demoraron un poquito en empatar, yo creo que eso se ha venido reduciendo”.

A medida que aumenta el número de casos confirmados, con las cifras de muertos en ascenso y con la evidente incertidumbre porque el deterioro de la economía, la cuerda ha vuelto a tensarse.

¿Pulso político?

“Hay un pulso político entre la alcaldesa de Bogotá y el presidente de la República en el manejo de la pandemia porque hay dos miradas en el cómo debe ser asumida la prevención en el contagio desde el aislamiento y la reactivación de la economía”, dice Carlos Arias Consultor en Comunicación Política y Persuasión, y docente de la Facultad de Comunicación Social del Externado.

Mientras el presidente busca hacer una reactivación de la economía en paralelo a la mitigación del contagio, para la alcaldesa está primero la salud y luego la economía, dice él.

“Por otro lado la falta de operatividad de los decretos propuestos por el presidente, contrasta con la realidad que en la ejecución debe llevar la alcaldesa y esto ha ocasionado una tensión política para dar solución inmediata a diferentes situaciones que se manifiestan más en Bogotá por la concentración mediática y volumen poblacional en relación a otras ciudades”, argumenta el docente.

Para Arias, es una tensión entre el deber ser, inscrito en un sin número de decretos que en pocos casos están materializándose desde la Casa de Nariño y en el hacer diario que requiere una acción más oportuna desde el Palacio Liévano, pero que en muchos casos y por orden constitucional requiere de una trabajo más rápido y prospectivo del vecino del vecino del barrio.

Finalmente, para este analista de las comunicaciones, “la tensión también se evidencia por las características de personalidad política de los dos tipos de liderazgo que se están ejerciendo; mientras en la alcaldía siempre ha habido un único vocero con una discurso directo, oportuno, aunque a veces en exceso crudo y con errores porque confunde la denuncia política con la gestión”.

“En la presidencia hay un liderazgo mediado ocasionalmente por ministros, secretarios y asesores que han terminado en dobles narrativas y discursos. Ejemplo de ello fueron las declaraciones del ministro Carrasquilla, advirtiendo una posible reforma tributaria, y el presidente saliendo a desmentirlo. Esto ocasiona ruido en la comunicación del presidente porque se reclama una mirada prospectiva y asociada a la confianza de los datos y medidas en beneficio de todos”.

Las características de personalidad también se han hecho más evidentes en esta emergencia. El presidente ha optado por ser más institucional y con un programa formal de televisión para transmitir sus mensajes. Mientras ella, en ocasiones, ha sido más emocional. Un hecho que provoca aplausos en el auditorio, pero también, en ocasiones, incomoda:

Diana Calderón, directora del programa de análisis político Hora 20 de Caracol, llegó a decirle: “Ya el tonito de que es que ‘yo voy a cerrar, es que los mayores no pueden salir’. Aquí hay un tema de derechos y de libertades, aquí toda la ciudadanía tiene que ser responsable y tiene que poder y aquí se necesitan liderazgos, pero los liderazgos tienen que pasar por unas tranquilidades para la ciudadanía que necesita mensajes claros sobre lo que se puede hacer”, dijo la periodista.

Hay un hecho también a tener en cuenta y es que cada día, hay más personas que aplauden por un lado al Presidente y por el otro a la alcaldesa.

En efecto, Claudia López es la mandataria local más valorada por sus ciudadanos. Un 78,1 por ciento tiene una imagen favorable de la alcaldesa de la capital y con solo un 17,6 por ciento de desfavorable.

En el ámbito nacional, la gestión del presidente Iván Duque tiene una aprobación del 63,2 por ciento de los colombianos. Mientras que un 29,4 por ciento la desaprueba.

Estas cifras son de la encuesta Percepción País de las firmas Guarumo y EcoAnalítica y en la que se consultó a 2.044 colombianos, mayores de 18 años, en el territorio nacional y de todos los estratos sociales, hecha entre el 12 y el 16 de abril.

Esto significa que en el horizonte se está abriendo una riesgosa polarización que en estos tiempos sería un elemento más de perturbación. De ahí, la importancia para los ciudadanos de que entre el Presidente y la Alcaldesa exista más coordinación.

POLÍTICA

Fuente de la Noticia

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