La ola fintech que movió a la banca


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Raúl tiene 40 años, trabaja en la misma empresa desde hace 12 años y cuenta con una tarjeta de débito que, dice, usa solamente tres veces al mes: “Cuando me depositan, a mitad de quincena y antes de que me vuelvan a depositar.”

Todas sus transacciones las hace en efectivo, desde pagar el celular en la tienda departamental hasta comprar la despensa en el supermercado; no usa su tarjeta en ningún otro lugar que no sea el cajero automático de la planta baja de su trabajo y no tiene la aplicación del banco en su celular. “En el teléfono que tenía antes sí la había descargado, pero solamente la usaba para ver si ya me habían depositado”, admite.

El caso de Raúl no es tan extraño. De acuerdo con datos del Banco de México (Banxico), en el país existen 95 millones de personas mayores de 18 años, de las cuales 37 millones poseen una cuenta; es decir, solamente 39% de los adultos mexicanos tiene su dinero en algún banco.

¿Cómo usan su tarjeta? Alrededor de 90% de la población aún utiliza el efectivo como medio de pago cotidiano; apenas 12% usa tarjetas de débito; 4% tarjeta de crédito, y solo 3% realiza pagos o transferencias electrónicas, de acuerdo con los resultados de Estudios cuantitativos y cualitativos sobre efectivo 2018, Banxico.

Asimismo, existen 70 millones de smartphones en el país, de los cuales 58 millones pertenecen a adultos, dice Banxico. De quienes están bancarizados, únicamente 24 millones cuentan con una aplicación de la institución en la que tienen alguna cuenta y hacen movimientos. Es decir, casi dos de cada tres personas con celular son como Raúl.

¿Qué significa esto? Que sin importar los avances que presente la banca tradicional en su oferta digital, un gran porcentaje de la población no está convencido de usuar las aplicaciones móviles por temor y desconfianza, lo que les impide sacar el mayor provecho a los avances en tecnología.       

¿Por qué es importante tener servicios financieros?

El acceso y uso a servicios financieros formales es conocido como “inclusión financiera”, mientras que la capacidad de tomar decisiones personales y sociales de carácter económico en la vida cotidiana y utilizar productos y servicios financieros para mejorar la calidad de vida bajo condiciones de certeza es definida como “educación financiera”.

Ambas cosas representan hoy una gran  área de oportunidad en México, ya que, por un lado, hay personas que no manejan ningún instrumento financiero, y por otro, hay gente, como Raúl, que tiene una cuenta en el banco, pero no sabe aprovechar los servicios o beneficios que podría ofrecerle.

“En México se han venido trabajando estos temas desde hace tiempo, pero todavía se necesita incrementar el esfuerzo porque estamos rezagados; sin embargo, hay iniciativas conjuntas del sector privado con el gobierno para incluir a más personas en el sector bancario”, indica Andrés Fuentes, socio líder de la Práctica de Servicios Financieros en Ernst & Young para Latinoamérica Norte.

“Con la bancarización le ayudas a las personas a tener acceso a otros servicios que requieren para su bienestar, como los créditos”, reitera. “La digitalización es un beneficio para el usuario, porque hoy lo que todos necesitan y quieren es acceso rápido e inmediato a todos los servicios.”

Y esta forma de consumir de los usuarios ha forzado a los bancos a hacer cada vez más esfuerzos por que su sistema resuelva las necesidades del usuario de manera rápida y sin tantas trabas.

Alianzas banca y fintech

Justamente los nuevos tiempos han hecho que lleguen otros jugadores a ofrecer alos usuarios productos innovadores. Uno de estos jugadores son las fintech, que son las plataformas digitales que ofrecen servicios digitales mediante sitios de internet, aplicaciones móviles, redes sociales y otras herramientas virtuales.

Las fintech nacieron como una especie de complemento para la banca tradicional; sin embargo, la relación entre ambos ha sido complicada. “Una de las grandes diferencias es que los bancos tienen un gran portafolio de servicios, como casas de cambio, transferencias de pagos, créditos, seguros y banca de inversión, mientras que las fintech nos concentramos generalmente en hacer solamente una de esas cosas”, explica Gerardo Obregón, fundador y CEO de Prestadero, una comunidad de préstamos (peer to peer) entre personas en línea.

En un inicio se esperaba que los bancos y las fintech hicieran diversas alianzas a nivel mundial; sin embargo, la tendencia ha sido que los bancos refuercen sus productos digitales y volteen a verlas solo para tener servicios complementarios como análisis de datos o regulación, apunta. “Bancos y fintech están conviviendo, lo que resulta en una mejora sustancial para el cliente final, porque así habrá mayor competencia y mayor oferta”, analiza Obregón.

Sin embargo, en México sí se están dando algunos casos en los que las compañías financieras “tradicionales” trabajen en conjunto con las fintech, como Visa y la fintech mexicana Konfío, que en conjunto lanzaron una tarjeta de crédito empresarial dirigida a pymes.

“Al trabajar con las fintech estamos más metidos en la transformación digital y más basados en la parte tecnológica; es el mismo tipo de productos en esencia, pero ofrecen una experiencia diferente”, menciona Luz Adriana Ramírez, directora general de Visa México.

Neobanks y criptomonedas

Otro nuevo jugador que ha llegado al mundo financiero son los llamados “neobanks”, que son aquellas fintech que ofrecen productos bancarios 100% digitales. Nubank –o simplemente Nu– es uno de ellos y se define como “el banco digital independiente más grande del mundo”, con 20 millones de clientes en Brasil y operaciones en México.

“Nacimos en 2013 con el objetivo de reducir la complejidad de los servicios financieros para los clientes”, asegura Emilio González, country manager de Nubank en México. “Siempre hemos tratado de hacer productos democráticos, aunque por nuestra naturaleza somos más atractivos para la gente joven y tecnológicamente nativa que ya interactúa con servicios como Uber, Spotify o Netflix.”

Por ahora, en México ofrecen solamente tarjeta de crédito, pero esperan sacar pronto nuevos productos. “Estamos cumpliendo con todos los requerimientos legales, y nos encontramos analizando todas las regulaciones que nos permitirán ofrecen otros productos de la manera más eficiente”, asegura.

Pero el producto financiero alternativo que ha adquirido más fama –aunque irónicamente es uno de los menos comprendidos– son las criptomonedas, que, en pocas palabras, son una especie de divisas alternativa y monedas digitales.

Uno de sus principales problemas para que sean reconocidas como un producto financiero común en México es la regulación. “En el país hay algunas empresas que permiten la compraventa de estos activos digitales. No se tiene una regulación directa sobre las criptomonedas, pero sí se regula a las instituciones financieras y a las fintech que las ofrecen”, apunta Bernardo González, especialista de KIO Networks, empresa de servicios tecnológicos.

“Lo que trata de hacer la regulación es tener un registro, al igual que los sistemas financieros tradicionales, de temas como quién es cliente, leyes antilavado de dinero o identificación de quién hace la transacción”, aclara.

De acuerdo con un informe de la empresa de seguridad informática Kaspersky, 74% de los mexicanos nunca ha comprado criptomonedas, y solamente 13% sabe realmente cómo funcionan. Así que este instrumento digital está creciendo lentamente debido al desconocimiento y la desconfianza.

La nueva bomba nuclear

La seguridad es otra de las preocupaciones que tienen los usuarios para manejar su dinero en instrumentos formales. Durante la primera mitad de 2019, alrededor de 430,000 usuarios hicieron frente a programas maliciosos que tenían como objetivo robar dinero, criptomonedas y servicios de pago por internet, pero ahora el mayor riesgo lo corren las instituciones financieras de todos los tamaños, asegura Kaspersky.

“Recientemente hemos visto un crecimiento sostenido en ataques a sistemas financieros a nivel global; se han incrementado en frecuencia, forma y capacidades”, advierte Roberto Martínez, investigador senior de Seguridad para Kaspersky Latinoamérica.

La buena noticia es que sí hay intenciones de estas instituciones para actuar a tiempo. “En las áreas clave de seguridad de los bancos sí ha habido una integración y comunicación clara en las asociaciones bancarias para empezar a definir reglas claras de juego, como compartir información clave relacionada con amenazas para poder detectarlas a tiempo”, afirma Martínez.

Michael Plichta, director de Seguridad Corporativa de Scotiabank México, señala que esto va a requerir también que los gobiernos y las policías del mundo trabajen en temas de regulación e inteligencia pero por ahora los bancos ya pusieron manos a la obra.

“Todos los bancos grandes e internacionales invertimos millones de dólares anuales en protección contra hackeos, porque hoy eso está considerado como la nueva bomba nuclear”, subraya. “Por eso estamos muy pendientes de revisar sistemas las 24 horas del día para tomar medidas inmediatas ante cualquier sospecha.”

La inevitable digitalización

De lo que pueden estar seguros banca, fintech y usuarios es que ya no hay marcha atrás para la digitalización de los servicios financieros y todo apunta a que poco a poco será más común, incluso para quienes aún no están bancarizados.

Las grandes transacciones hoy son digitales, “ya no ves a nadie con millones y millones de dólares y tampoco están guardados en una sucursal. El mercado bancario comercial es casi completamente virtual hoy en día”, asegura Plichta. “La banca digital ayuda a agilizar todos los procesos para que puedas ser más competitivo en el mercado internacional. El mundo está cambiando y todos tenemos que mantener el mismo nivel de avance para sobrevivir.”

Uno de los avances más importantes que se han presentado en los últimos meses para que más gente use la banca electrónica es el CoDi, un sistema de pagos electrónicos promovido por Baxico para realizar pagos y compras desde el celular escaneando un código Quick Response o QR mediante la aplicación móvil de un banco.

A través de este sistema se busca reducir los fraudes, porque todas las operaciones deben ser confirmadas por vendedor y comprador.

En octubre de 2019, de acuerdo con Banxico, esta opción fue lanzada por 29 bancos y se busca que 37 millones de mexicanos con una cuenta bancaria la utilicen para 2022. Hasta los primeros días de 2020 había más de 1.6 millones de cuentas de CoDi validadas por los usuarios, de las cuales más de 133,000 habían realizado alguna operación de cobro o pago.

Esta forma de pago ha tenido mucho éxito en Asia, donde hay tiendas totalmente automatizadas y preparadas para registrar todas las transacciones y movimientos con códigos QR.

Todavía es pronto para saber si esa iniciativa tendrá éxito o no, pero con el tiempo se irán incorporando otras nuevas formas de pago en las que el efectivo ya no será necesario, y personas como Raúl, sí o sí, tendrán que entrar en la digitalización de sus servicios financieros.

“Ya sé que algún día me va a tocar pagar todo con el celular, pero ahorita lo más complicado que hago es meter el código de las tarjetas prepagadas en la página de Amazon, así que ahí la llevo”, dice al salir de un Oxxo donde pagó los boletos para el juego de la NBA en México, que apartó unas horas antes en internet.

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