La pandemia, el tarot y los rituales – Entretenimiento – Cultura


Es más fácil saber el último número en las matemáticas que conocer el volumen de dinero que mueve la lectura del tarot y otras prácticas o el número exacto de tarotistas, videntes y adivinos que alivian en la red los temores, fortalecen o rescatan la esperanza de millones de personas en el mundo.

Tampoco se conoce con exactitud el número de brujos que hacen “trabajos especiales” para producir dinero a borbotones, obtener el éxito soñado, la protección total necesitada o los que atan un amor a la pata de la cama o lo traen de regreso cuando se nos escapa por una de esas jugarretas del destino, que nos dejan el corazón hecho pedazos y los recuerdos y finanzas en añicos.

Algunos de los tarotistas, brujos y adivinos contactados por EL TIEMPO admiten en su mayoría que la cuarentena transformó su horario de trabajo: hay días agotadores por la cantidad de clientes que desean saber lo que pasará con sus empleos, carreras, finanzas, el amor o la salud.

Otros, como Luz y Fortuna, afirman que la pandemia disminuyó el trabajo en un 40 % y que la mayoría de consultas que ha tenido no han sido por dinero o trabajo sino sobre las exparejas. Ella está en la red desde marzo de 2017 y realiza entre 5 a 7 consultas cada día, “especialmente los martes, viernes, sábados, domingos”, que es cuando más la buscan, según afirma.

Para la psicóloga Beatriz de la Torre Cuéllar, que se preparó con múltiples lecturas y aprendió con maestros antes de comenzar a leer el tarot hace 6 años, las consultas se han mantenido durante la pandemia, aunque reconoce que “muchas personas vieron la oportunidad de crecer en esta cuarentena y otras, que tienen muchas dudas sobre el futuro, buscaron un poco de tranquilidad”.

Ella ve la lectura del tarot como una terapia y un aprendizaje para quienes la consultan directa o virtualmente.

Pero, aunque existe toda una descarga de denuncias y de críticas sobre la veracidad y seriedad de tarotistas, brujos o adivinos millones de personas en el mundo siguen consultándolos para despejar las brumas del futuro y aliviar las angustias y frustraciones del presente.

Por ejemplo, la psicóloga de La Torre afirma que “las personas vienen a una lectura de tarot cuando se sienten perdidas, angustiadas, sin esperanza, estancados”, y explica que la gente sigue creyendo en esto “porque realmente funciona. No solo es una ventana que permite ver las posibilidades que tiene una persona, sino que genera ilusión, esperanza, fe. El tarot les dice que las cosas van a estar bien y, cuando no lo están, ofrece un mundo de posibilidades para cambiarlas”.

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Añade que la lectura del tarot les devuelve “la esperanza, la fe y la felicidad a las personas, que es lo que, al final, nos llena alma para seguir en este camino”. En su opinión, para la sociedad de hoy el tarot “es una herramienta que nos ayuda a oír y entender el mensaje que nos quiere dar el universo sobre nuestro viaje o proceso personal”.

Cuenta, además, que es variado el perfil del consultante: hay “personas religiosas (aunque algunos lo ven como algo negativo), las que no saben nada de energías ni tarot o conocen demasiado, los curiosos y los que buscan entrar en un proceso de crecimiento y cambio. Los motivos son también diversos, aunque hay dos principales: el amor de pareja y el trabajo, y los negocios o la plata en general”, afirma.

En la red también hay rituales para amarres, hechizos de amor, rezos y otras muchas prácticas para todo lo que se desea alcanzar. Allí trabajan muchos, tal vez miles de videntes, brujos o adivinos que enseñan trucos o “secretos” para atrapar los sueños que la realidad nos arrebata.

Se cobra por trabajos específicos, pero algunos dan consejos gratis como, por ejemplo, cómo hacer dinero invocando al arcángel Uriel y leyendo el salmo 70, que pide la ayuda y protección a Dios, con el respaldo de una vela amarilla, que se deja encendida, y 7 monedas, siete hojas de laurel, aceite de oliva y una cucharada de sal, que se vierten en un frasco, que tapamos, para ir sacando las monedas para compartirlas.

El astrólogo Mario Vannuci, para quien la abundancia y la prosperidad económica son un estado de la mente, enseña a crear un llamado pozo de la abundancia con 7 monedas sumergidas en arroz que, también se van gastando, pero que deben sacarse del recipiente de vidrio donde son depositadas con la mano izquierda y entregarse a los beneficiarios con la diestra.

La lectura de todo tipo de tarots completa esa feria mágica de sueños y deseos que promete abrirnos las puertas del futuro o de nuestro crecimiento personal.

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Luz y Fortuna, por ejemplo, trabaja con todo tipo de tarots: con ‘shadowscapes’, inspirado en los cuentos de hadas, las leyendas y el folclor y creado por la pintora norteamericana Stephanie Pui-Mun Law.

También, con el Rider Waite, de 78 cartas, 22 arcanos mayores y 56 menores, el más empleado en consultas serias y creado por el ocultista norteamericano Edward Waite hace 117 años.

Además, con el Tarot Ozho Zen, que incluye la carta extra de El Maestro, con el de las brujas, el de los ángeles, el de la mesa real, con el de juegos de la corte, el de los vampiros y muchos otros más.

La psicóloga de la Torre Cuéllar emplea en sus lecturas el tarot de los ángeles, el de los arcángeles y el de las hadas, pero admite que “hay muchos y, al final, si tiene los arcanos mayores y menores es considerado un tarot”.

Recuerda que también están las barajas antiguas como el tarot de Marsella, el Raider Waite y muchos otros al igual que los compuestos solo por los arcanos mayores, pero aclara que si una persona sabe leer un tipo de tarot “es capaz de leer cualquiera”.

Otros expertos afirman que el más utilizado para las consultas es el de Raider Waite, porque da más seguridad y está respaldado por el pasado de su creador.

Waite nació en Inglaterra, fue miembro de la Orden Hermética de la Aurora Dorada en 1891, a la que pertenecieron escritores de la talla del médico Sir Arthur Conan Doyle, creador del Sherlock Holmes, el célebre detective de ficción, y, militó, también, en la sociedad de Rosacruces, la legendaria orden secreta fundada en el siglo XIV, pero que solo fue dada a conocer públicamente tres siglos después.

EL TIEMPO intentó contactar a Google para saber la cifra exacta de tarotistas, brujos y adivinos que trabajan en su plataforma o en YouTube, pero no tuvo éxito, aunque se enteró por Luz y Fortuna que para ingresar a la red con un video de lectura del tarot, por ejemplo, hoy se exigen muchos requisitos.

“Cumplir todas las políticas de monetización de YouTube, vivir en un país o región donde esté disponible el programa de socios de YouTube, tener más de 4.000 horas de reproducción públicas válidas en los últimos 12 meses y más de 1.000 suscriptores”, puntualizó.

A nivel mundial, el único en mencionar cifras concretas sobre el número de brujos que existen en el mundo fue el escritor francés Serge Reynaud de la Ferriére (1917-1962), creador de la Gran Fraternidad Universal (Caracas 1948) y quien los calculó en 200 millones hace más de medio siglo.

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Pero, la cifra no se toma muy en serio porque ningún investigador pudo comprobar hasta la fecha la veracidad de la supuesta y prolífica trayectoria académica formal que Reynaud decía tener en ciencias, arte, filosofía y didáctica, obtenidas en Lovaina y otros destacados centros europeos.

Su nombre tampoco aparece en las múltiples fuentes científicas verificables ni en ‘Who is who in the world’ (‘Quién es quién en el mundo’) un registro que está activo desde hace más de un siglo.

Como casi todos sus colegas, Luz y Fortuna no habla de precios. Solo afirma que el costo de una consulta depende del tipo y del tiempo que se emplee. Entró a trabajar con el tarot después de que su papá murió de cáncer. Ella, que había abandonado su trabajo durante la enfermedad, no pudo encontrar ningún empleo y la lectura del tarot, una herencia de familia, según dice, fue su gran alternativa.

No se equivocó. Por lo general, EL TIEMPO pudo constatar que los precios de una consulta de tarot oscilan entre los 50.000, 100.000 o más pesos, dependiendo de la fama del que hace la lectura.

Por eso, el negocio atrae a muchos y, en la red, se orienta sobre cómo desarrollar, por ejemplo, el del “tarot telefónico” y cómo aprender a interpretarlo. En España, se estima que este negocio mueve unos tres mil millones de euros anuales, según cifras no oficiales.

Pero para la psicóloga de La Torre, la lectura del tarot es “una profesión, un ‘hobby’, una herramienta del mundo energético. Es una forma de conectarnos con la energía y oír los mensajes que tiene el universo para nosotros”.

La vida del tarotista para ella “es una vida de servicio, estamos ahí para ayudar al otro. La idea no es ser millonario económicamente. La mayor recompensa es ver la tranquilidad, felicidad y gratitud del otro. Es una vida de servicio ver, cómo podemos ayudar al otro es realmente la verdadera recompensa”.

Para investigadores como Carlos Alberto Uribe, que escribió sobre magia, brujería y violencia en Colombia, una situación de conflicto y caos social como la nuestra “ofrece un escenario privilegiado para el desempeño de lo brujesco”.

Otros admiten que sucede lo mismo en épocas de crisis y de incertidumbre como la producida por la actual pandemia y que eso justificaría el auge de los tarotistas, brujos y adivinos en la red.

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El 69 % de la población total de Colombia es usuaria activa en redes sociales, es decir, 35 millones de personas. Tomando como referencia los datos de abril del 2019, para enero del 2020 el número de usuarios en redes sociales aumentó más de un 11 %. En cifras absolutas, esto sería más de 3,4 millones de persona más, según un reciente informe del Ministerio de Tecnologías de la Información.

Redes como Facebook y Twitter son las que gozan de mayor popularidad entre los colombianos. En Facebook, Colombia ocupa el lugar número 14 a nivel mundial con más de 15 millones de usuarios, mientras que Bogotá es la novena ciudad del mundo con una cifra cercana a los 6,5 millones.

Pero no todo es adivinación en el caso concreto del tarot. El psiquiatra, psicólogo y ensayista suizo Carl Gustav Jung (1875-1961), fundador de la escuela de psicología analítica, decía que las cartas del tarot son representaciones arquetípicas del subconsciente colectivo.

En su libro ‘Los arquetipos del tarot’, desarrolló 12 arquetipos universales a partir de los arcanos mayores, que representan el modo particular que tiene cada persona de enfrentar la vida y sus consecuencias.

Esos arquetipos expresan los estados de conciencia evolutivos por los que pasa el ser humano en el encuentro con su destino y realización personal.

Los expertos que recomiendan el libro de Jung afirman que el tarot cambia según la persona que lo consulta. “Todos nacemos bajo la influencia de un arquetipo dominante, pero podemos cambiar cuando lo estimemos conveniente porque la evolución personal es necesaria para no quedar estancado en el camino hacia nuestro destino. Y el libro muestra cómo hacerlo”.

GLORIA HELENA REY
Para EL TIEMPO

Fuente de la Noticia

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