En resumen
Veinticinco soldados en la República Democrática del Congo han sido condenados a muerte por huir de los rebeldes M23, tras un rápido juicio ante un tribunal militar.
Los duros veredictos recientes han suscitado temores de una disminución de la moral y la eficacia militares.
Los rebeldes del M23, presuntamente respaldados por Ruanda, siguen logrando importantes avances territoriales, lo que exacerba el conflicto en la región.
KINSHASHA, REPÚBLICA DEMOCRÁTICA DEL CONGO– Veinticinco militares acusados de huir de los combates contra los rebeldes del M23 en la República Democrática del Congo (RDC) han sido condenados a muerte por el tribunal militar de Butembo, en la provincia de Kivu del Norte. El tribunal dictó sentencia el miércoles, condenando a los soldados por huir del enemigo, por despilfarrar municiones de guerra y por violar órdenes.
“Los declaro culpables y condeno a cada uno de ellos a muerte”, declaró el coronel Kabeya Ya Hanu, presidente del tribunal militar.
El tribunal se reunió cerca de los lugares donde se produjeron los recientes enfrentamientos entre el ejército congoleño y los combatientes del M23, con el objetivo de disuadir a los soldados de abandonar la línea del frente. Entre los 31 acusados, 27 eran soldados y cuatro eran sus esposas civiles. Las mujeres fueron absueltas, mientras que un soldado fue condenado a 10 años de cárcel por robo. El veredicto para el último soldado sigue sin estar claro.
A principios de mayo, ocho soldados congoleños, incluidos cinco oficiales, fueron condenados a muerte en Goma, la capital provincial de Kivu del Norte, por «cobardía» y «huir del enemigo».
El activista de derechos humanos Moise Hangi criticó el reciente levantamiento por parte del gobierno de una moratoria sobre la pena de muerte que estaba en vigor desde 2003. “Este tipo de decisión debilitará cada vez más a nuestro ejército y dará más miedo a quienes están en todas las líneas del frente”, advirtió Hangi.
Los rebeldes del M23, que según las Naciones Unidas cuentan con el apoyo de Ruanda, tomaron la semana pasada varias ciudades del frente norte del conflicto, incluida la estratégica ciudad de Kanyabayonga. Ruanda ha negado cualquier implicación. Los avances de los rebeldes son significativos, ya que Kanyabayonga se considera una puerta de entrada a los principales centros comerciales de Butembo y Beni.
Jason Stearns, ex investigador de la ONU y director del Grupo de Investigación sobre el Congo en la Universidad de Nueva York, destacó la lamentable situación del ejército congoleño. “Muchas unidades tienen menos de la mitad del número de soldados que se supone que deberían tener debido a las deserciones y las bajas. Sobre todo, hay una falta de responsabilidad y de moral”, dijo.
El conflicto en el este de la República Democrática del Congo, rico en minerales, lleva ya tres décadas, exacerbado por grupos armados que compiten por el control de recursos valiosos. Según la Oficina de las Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA), más de 2,8 millones de personas han sido desplazadas solo en Kivu del Norte.
A pesar de los esfuerzos de los sucesivos gobiernos congoleños y de las misiones de mantenimiento de la paz de las Naciones Unidas, la violencia persiste, alimentada tanto por grupos armados locales como por grupos armados con apoyo extranjero. La situación sigue siendo precaria, ya que el miedo y la desconfianza se extienden en las filas militares debido al aumento de las detenciones y las duras condenas.
«Incluso nuestros mejores combatientes han sido encarcelados por simples rumores», dijo a Reuters un oficial de inteligencia militar anónimo. «Todo oficial que llega tiene miedo».
