Es mágico recordar aquellos días, días en los que el pueblo se levantó, despertó y decidió tomarse las calles, sus movilizaciones, sus arengas y sobre todo sus energías, contagiaban a quienes veían pasar por frente de ellos a un gran numero de habitantes de este Distrito que a una sola voz y con toda la dignidad del mundo exigían el cumplimiento de sus derechos y las garantías para seguir existiendo.
Recordar es maravilloso, sobre todo cuando los recuerdos tiene que ver con la alegría, con la música, con esa forma maravillosa de los negros de hacer de las exigencias un rió de identidad y de cultura, allí no solo marchan ellos,sino que también, marchaban las almas, los espíritus y las energías de sus ancestros, de aquellos que hace muchos años lucharon para que los que hoy marchan pudieran conocer al menos una parte de la libertad, porque la otra toca seguirla conquistando, exigiendo y sobre todo reflexionando para tener mejores condiciones de vida, para heredarle a las generaciones venideras.
Este recuerdo no debe ser solo recuerdo, debe ser la fuerza con la que se levanten cada día, cada uno de los habitantes de este territorio, debemos recordar, debemos continuar luchando, porque el pueblo se lo merece y sobre todo porque el pueblo no se rinde.