Redacción
El cierre de las escuelas producto del aislamiento para evitar la propagación del coronavirus colocó en escena a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC). El Gobierno de la Provincia propone las denominadas “aulas virtuales”. Hay otros profesores que hace rato decidieron incorporar a internet como una herramienta activa en el dictado de clases.
Lucía Masciotra es docente en el Salesiano y la Fundación Educativa de Esquel. Tiene 34 años. Es licenciada en Comunicación Social, egresada de la UBA. Y sobre toda las cosas, es una apasionada por el mundo digital. Conoce como pocos en la ciudad el potencial de internet y entiende que bien utilizado ofrece al hombre un sinfín de oportunidades.
En diálogo con diario La Portada, comentó cómo se las ingenia para dar clases en estos días de cuarentena obligatoria y analizó el escenario que abren las TIC para el ámbito de la educación formal. Primero quiso mencionar que “estamos atravesando una situación angustiante”, dolorosa por donde se la mira, en relación al virus que conmociona al mundo entero.
Dijo que este momento, preocupante por la pandemia y el necesario aislamiento, expone además un proceso de vinculación entre la tecnología, la comunicación y la educación. “Esto hace -acotó- que los profes nos tengamos que acomodar y pensar nuevas formas didácticas” que aborden a un universo estudiantil creciendo en un contexto dinámico.
Dejó en claro que las llamadas TIC se complementan con la escuela tradicional y afirmó que bajo ningún punto de vista vienen para reemplazarla.
“Nunca podrán sustituir la evaluación de los procesos. Un maestro al lado ayuda a ver qué se hace bien y qué se hace mal. Un niño que no va a la escuela no tiene las habilidades básicas”, amplió.
Puso en valor el rol del educador y entendió que es clave a la hora de acompañar al alumno en el uso de las tecnologías. De inmediato planteó que en la Argentina existe una brecha digital grande, miles de hogares sin acceso a internet. “Es un costado triste: Vemos que muchos chicos quedan afuera”, lamentó.
Por otro lado, confió que aprovecha estas semanas de cuarentena para capacitarse y entender mejor cómo actúa la web en tanto soporte en el proceso de enseñanza – aprendizaje.
“Hace unos días hablé con 60 chicos en streaming (en vivo). Por delante tengo tres conferencias con más grupos. Estoy lejos de ellos pero a la vez cerca”, enfatizó.
Comentó que no utiliza las aulas virtuales del Gobierno y que echó mano a otros instrumentos. Interactúa con sus estudiantes de 1 y 2 año, del Salesiano y la Fundación. Pide PowerPoint, tareas en Word, compartir en Drive. “Trabajo con todas las herramientas de Google Classroom (una plataforma educativa gratuita)”, precisó.
Destacó, asimismo, la respuesta de los adolescentes ante
cada una de las consignas que propone online. “Tienen una rapidez al contestar.
Mandé desafíos básicos y el resultado es inmediato. No tardan ni cinco minutos.
Algunos manejan herramientas complejas. En esto también se incluye a los
padres”, expresó.
Precisó que -pese a este parate obligatorio por la medida
preventiva sanitaria- sigue enfocada en el programa educativo elaborado antes
del inicio del ciclo lectivo. “Con los de primer año abordamos cuestiones
relacionadas con la seguridad y los procesadores de texto. Aprendemos conceptos
tales como qué es una fake news, por ejemplo”, agregó.
“La idea es que ellos puedan aprender a vivir online. Por
supuesto que necesitamos el contacto físico. Uno no suplanta al otro. Por el
contrario, son complementos”, añadió Masciotra.
Sostuvo que una sociedad en movimiento obliga al docente a
la actualización constante. “Los millennials y centennials tienen otros
valores. Los sub 40, por ejemplo, fuimos educados bajo un modelo lineal y hoy
se habla de uno circular. La triada tecnología, educación y comunicación cambia
rápidamente”, ponderó.
Resaltó que el potencial es ilimitado y que la Argentina
podría dar un salto de calidad, entendiendo que en el país convive recurso
humano altamente calificado, desde los docentes hasta los desarrolladores de
software. “Me impresiona el avance y no sé si somos conscientes de lo que
estamos viviendo”, acotó.
Antes de concluir, reiteró que el país tiene una “gran
deuda” con esa porción de la población sin acceso a internet. “Por eso
considero que programas como el Conectar Igualdad son muy positivos. Las
tecnologías bien utilizadas abren múltiples posibilidades. El papel del docente
es guiar a los estudiantes en la elección de criterios”, completó.
