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«La tecnología más puntera tarda en llegar a nuestro país y nos hace jugar con desventaja»

"La tecnología más puntera tarda en llegar a nuestro país y nos hace jugar con desventaja"

El Grupo Español de Tumores Huérfanos e Infrecuentes (GETHI) comienza un nuevo camino con el jefe de la Unidad de Tumores Ginecológicos y Genitourinarios y de la Piel del Centro Integral Oncológico Clara Campal HM CIOCC, Jesús García Donas, como nuevo presidente de la entidad.

GACETA MÉDICA ha hablado con Donas de los resto y avances en torno a estas patologías que afectan al 22% de los enfermos de cáncer en España.

Pregunta. ¿Cómo afronta GETHI esta nueva etapa?

Respuesta. Hasta ahora, mayoritariamente nos hemos centrado en tumores huérfanos e infrecuentes con una baja prevalencia. Pero, en la actualidad, el cáncer se está subdividiendo. Lo que antes eran grandes bloques tumorales ahora son poblaciones más pequeñas. La gran ventaja es que empieza a abordarse la frontera entre distintas indicaciones. Algo que claramente beneficia a los tumores poco frecuentes. Si somos capaces de poder asemejar estos tumores a alguna actuación concreta de las histologías más habituales, podríamos conseguir tratamientos más transversales, algo que ya está ocurriendo. Es decir, que lleguen a la población no tanto por la frecuencia de su tumor sino por el tipo de alteraciones que tiene cada cáncer. Queremos mantener nuestra seña de identidad, que son los tumores infrecuentes, pero trabajar en que los fármacos lleguen de forma homogénea a los tumores en función de su biología y no en función de la etiqueta que estamos poniendo.

Hemos aprendido que el cáncer es una enfermedad dependiente del DNA de la célula y que la expresión de los genes tiene tanta importancia, o más, que la mutación del DNA

P. Para ello habría que fomentar técnicas como la secuenciación NSG…

R. La secuenciación masiva es la primera técnica que cada vez está más disponible en más centros. Sin embargo, queremos ir un poco mas allá porque hemos aprendido a lo largo de los años que el cáncer es una enfermedad dependiente del DNA de la célula y que la expresión de los genes tiene tanta importancia, o más, que la mutación del DNA. Las plataformas genéticas están muy bien pero son insuficientes. Tenemos que trabajar, por un lado, en aumentar los conocimientos de los genes asociados a cada tumor y a cada paciente, y, por otro lado, tenemos que empezar a utilizar más plataformas complementarias que todavía no están disponibles en todos los sitios.

P. ¿En qué punto se encuentra la investigación de los tumores infrecuentes en España?

R. En investigación clínica estamos al nivel de cualquier país, en el sentido de que España es un lugar muy bueno para desarrollar fármacos y realizar investigación clínica. Además de que la industria farmacéutica tiene un gran interés en España, los pacientes están muy dispuestos a participar en los ensayos clínicos y los médicos siempre intentan acceder a los últimos fármacos en el menor tiempo posible. Sin embargo, en la parte mas traslacional, como es el conocimiento de la biología del tumor, vamos por detrás. La tecnología más puntera tarda en llegar a nuestro país y nos hace jugar con desventaja. Esto es es una brecha que claramente deberíamos intentar mejorar.

P. En relación al trabajo en Red, ¿en qué escenario se encuentra España?

R. La colaboración entre centros en España es notable. Pero, desgraciadamente, está basada en situaciones personales. Esto dice mucho de la buena disposición de las personas pero debería ser algo más sistemático, institucional y que no dependa tanto de la voluntad de los investigadores. En ese sentido, estamos bastante bien pero deberíamos mejorar en que fuera mucho mas automático.

“El antiguo paradigma en el que un investigador tenía  en su centro toda la tecnología que necesitaba dejó de ser posible hace tiempo”

P. ¿Cuáles son las principales líneas de trabajo a la hora de conseguir mayor apoyo económico, político y social?

R. Los retos se mantienen en el tiempo pero cambian en el formato. La parte que ha cambiado muchísimo es la implicación de los pacientes. En la consulta diaria los pacientes vienen muy informados en la toma de decisiones y quieren la información más precisa posible sobre su diagnostico. Esto provoca que las consultas sean más exigentes y nos exige a los profesionales estar siempre ‘a la última’. Por otro lado, tenemos el reto de la colaboración y el acceso a la tecnología. El antiguo paradigma en el que un investigador tenía en su centro toda la tecnología que necesitaba dejó de ser posible hace tiempo porque las máquinas son ahora más precisas, pero también más complejas y más caras. Hace falta personal con mucha experiencia manejando aparatos de una complejidad muy elevada. Asimismo, hay que hacer cada vez más estudios multicéntricos, porque las poblaciones de cáncer son más pequeñas y la única manera de conseguir un número grande de pacientes es con la colaboración entre centros. Está claro que el futuro es la colaboración entre básicos, clínicos y pacientes. Estos tres pilares son fundamentales, unidos a la industria farmacéutica y la instituciones publicas.

“La investigación publica está invirtiendo un dinero considerable en intentar cerrar ese ‘gap’ tecnológico que nos separa de otros países”

P. ¿Cuál es su opinión acerca de la actualización de la Estrategia contra el Cáncer?

R. Es una actualización correcta. Se está trabajando enormemente en recolocar a España en la posición donde siempre ha estado. La investigación pública está invirtiendo un dinero considerable en intentar cerrar ese ‘gap’ tecnológico que nos separa de otros países. La idea está clara pero nos faltan medios.

Hay que hacer un esfuerzo para coger carrerilla y engancharnos al vagón de cabeza y no quedarnos a la cola

P. ¿Cómo se debería trabajar en paralelo con la Estrategia de Europa?

R. Realmente hay que trabajar alineado con Europa. En ningún caso hay que plantear algo distinto a lo que sugiere Europa cuyo nivel científico es altísimo. En vez de hacer algo distinto, deberíamos imitarlo y adaptarlo a nuestro contexto. Hay que hacer un esfuerzo para coger carrerilla y engancharnos al vagón de cabeza y no quedarnos a la cola.

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