Redacción
Es indudable que el debate que hubo para establecer una nueva fórmula de movilidad jubilatoria no alcanza a cubrir las necesidades de la inmensa mayoría de los jubilados. Hoy no se tiene en cuenta la inflación, y además nada se ha dicho, ni en el Congreso de la Nación, ni en el Poder Ejecutivo sobre cómo resolver el financiamiento del sistema.
Hay números que son muy claros, en el año 2016 el aumento de la jubilación estuvo en 31,7%, mientras que la inflación fue del 40,9%; en el año 2017 las jubilaciones aumentaron un 27,9%, mientras que la inflación fue del 24,8; en el año 2018 nuevamente vuelven a perder las jubilaciones frente a la inflación porque el aumento fue del 28,5% contra un 47,6%.
Podemos tomar el último año dónde el aumento de las jubilaciones mínimas fue del 35,3% frente al 36% de la inflación y para las jubilaciones de término medio, que es alrededor del 30%, sólo tuvieron un 25,3% frente al 36% de la inflación.
Es evidente que hubo una pérdida importante frente a la inflación. Ahora vamos al otro punto que me parece importantísimo discutir, es el financiamiento del sistema previsional; cuestión central para resolver el problema de los jubilados y es que perciban un ingreso que les dé una calidad de vida digna.
El modelo pensado ya hace más de cien años es evidente que está agotado y hay que evitar las tentaciones facilistas al pensar que el tema se resuelve modificando la edad jubilatoria o estableciendo más requisitos para obtener una jubilación. ¿Por qué?, porque aumentando la edad jubilatoria impedimos el ingreso de las nuevas generaciones al campo laboral.
Además, la mayor esperanza de vida es un tema que va a ir creciendo en la medida que la calidad de vida mejora de manera sostenida. En el mundo de la pandemia se ha acelerado el proceso de automatización, se ha acelerado el uso de la robótica en el proceso productivo y de servicios.
Esto es un inconveniente si no se tiene una mirada de un mundo solidario. En la medida que se generan menos puestos de trabajo por mayor tecnología, no queda duda, que la tecnología va a tener que empezar a aportar al sistema de la seguridad social en función de la cantidad de puestos de trabajo que van quedando en el camino.
Puedo mencionar un ejemplo claro. Una empresa Israelí que diseña drones que están totalmente preparados para cosechar frutas. ¿Se imaginan en Argentina que tenemos cosechas de distintos tipos de frutas en diferentes lugares del país y hay muchos trabajadores formales e informales que trabajan en esa actividad aportando al sistema previsional?.
Ni hablar de la industria automotriz, textil y frigorífica. Que producen mucho más con menor cantidad de personal. Es un tema muy sensible y hay que mirarlo con un criterio social y humanitario, no se lo puede mirar con un criterio economicista.
Éstos son los temas a debatir. Por eso considero que la tecnología va a tener que hacer un aporte al sistema de la seguridad social. Si no pensamos en términos de un mundo solidario en el proceso productivo, si quienes tienen riqueza acumulada no están dispuestos a un proceso de reinversión social, las dificultades van a ser mucho mayores.
Está claro que también se vienen tiempos de debates, tienen que ser muy ricos y sustantivos. Tienen que estar sobre la base de argumentos y no sobre la base de discutir para ver quién tiene razón, porque esa manera nos ha llevado al fracaso de la seguridad social en Argentina y del mundo.
Juan Carlos Juárez es especialista en Seguridad Social. Miembro de la Red Interamericana de Bienestar – CISS. Fue director del Instituto de Previsión Social – IPS, ex funcionario de PAMI y ANSES y diputado provincial.
