Las células inmunitarias deshonestas que ‘roban’ proteínas pueden empeorar la esclerosis múltiple

La esclerosis múltiple (EM), una enfermedad autoinmune en la que las células inmunitarias eliminan el aislamiento protector de mielina de los nervios, ha desconcertado a los investigadores durante mucho tiempo. Un misterio clave es cuál de las células inmunitarias del cuerpo se vuelve rebelde y por qué. Ahora, un nuevo estudio sugiere que a medida que algunas células T emprenden su camino de destrucción, roban una proteína crítica de otro tipo de célula inmunitaria, llamadas células B. Apuntar a estas células T robadas podría abrir la puerta a nuevas terapias para la EM con menos efectos secundarios.

“Este estudio es muy importante”, dice el neuroinmunólogo Joseph Sabatino de la Universidad de California en San Francisco. Es el primero en mostrar que algunas células T roban una proteína llamada CD20 de la superficie de las células B, agrega. Ese comportamiento puede indicar que las células T se han vuelto más dañinas.

En investigaciones anteriores, los científicos habían notado un subconjunto raro de células T que transportaban CD20. Aunque estas células se encuentran en personas sanas, son más abundantes en pacientes con EM, y los estudios de laboratorio sugirieron que podrían ser particularmente destructivas. Sin embargo, aún no está claro cómo estas células T terminan con CD20, que es una característica definitoria de las células B, y cómo promueven el daño nervioso en la EM.

La trama se complicó cuando el neuroinmunólogo Martin Weber del Centro Médico Universitario de Göttingen y sus colegas comenzaron a investigar las células. Descubrieron que las células T de ratón con CD20 no producían la proteína por sí mismas. Así que ¿de dónde vienen? Una posible fuente fueron otras células inmunitarias, que a menudo se acercan a las células T en el bazo y los ganglios linfáticos. Durante estas citas, las células T podrían capturar el CD20 de sus parejas.

Weber y sus colegas se propusieron probar esa explicación utilizando células de ratones sanos. Primero, cultivaron las células B de los animales junto con las células T que no tenían CD20 en una placa de laboratorio. Efectivamente, después de 1 a 2 días, las células T adquirieron la proteína, informa el equipo hoy en Ciencia Medicina Traslacional. Pero cuando hubo una barrera entre los dos tipos de células, las células T permanecieron libres de CD20. Eso sugiere que las células T necesitan un «contacto molecular directo y cercano» para recoger la proteína, dice Weber. Los investigadores obtuvieron resultados similares cuando cultivaron células T y B humanas juntas.

Aún así, lo que sucede en un plato de cultura no siempre sucede en el cuerpo. Así que Weber y su equipo investigaron si las células T arrebatan el CD20 de las células B en ratones vivos. Utilizaron roedores genéticamente modificados que carecen de células B y casi no albergan células T positivas para CD20. Una vez que los investigadores infundieron células B frescas en los ratones, aparecieron numerosas células T portadoras de CD20 en la sangre, el bazo y los ganglios linfáticos de los animales.

El estudio también refuerza el caso de que estas células T deshonestas están ayudando a causar destrucción en la EM. Los investigadores determinaron que las células T con CD20 producían más moléculas estimulantes de la inflamación que las células sin la proteína, por ejemplo. También equiparon sus membranas con más proteínas pegajosas que pueden ayudarlos a deslizarse hacia los nervios, donde podrían causar daño.

CD20 en sí mismo no hace que las células T sean dañinas, dice Weber. Pero puede indicar que las células B han activado las células T y están listas para comenzar a atacar la mielina. Las células T generalmente son activadas por un tipo diferente de célula inmunitaria, por lo que los investigadores aún deben determinar qué circunstancias unen a las células B y T y dónde ocurren estos enlaces, dice el inmunólogo Steven Kerfoot de la Universidad Western en Canadá.

El trabajo ofrece pistas sobre las causas de la EM, pero también puede tener implicaciones para el tratamiento. Los pacientes con EM a menudo reciben terapias que se dirigen a las células inmunitarias portadoras de CD20, que los científicos tradicionalmente suponían que eran células B. Pero estudios recientes han demostrado que los medicamentos también eliminan las células T portadoras de CD20, cuya desaparición podría explicar por qué los pacientes mejoran.

Aún no está claro si los medicamentos funcionan matando las células T positivas para CD20, dice la inmunóloga Joan Goverman de la Universidad de Washington, Seattle. Pero si los investigadores confirman ese mecanismo, podría ser posible diseñar tratamientos nuevos y más específicos que podrían eliminar las células T agresivas, sin causar los efectos secundarios, a menudo graves, que resultan de la pérdida de células B. Eso podría, a su vez, mejorar la vida de las personas con EM.

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