El comunicado atribuido a ‘Jesús Santrich’, encabezado con los logos de Partido Comunista Clandestino de Colombia y Farc-EP, y divulgado en la tarde de este jueves por EL TIEMPO, muestra la animadversión de los jefes de la disidencia en contra de Rodrigo Londoño Echeverri, ‘Timocehnko’, el máximo jefe de las Farc, que sigue firme con el proceso de paz.
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El exguerrillero fugitivo y traidor de los Acuerdos de Paz, aprovecha la esquela para descargar un rosario de insultos a quien fuera el número uno de esa organización cuando estaba alzada en armas, Rodrigo Londoño, y muestra, además, que esa herida abierta tendrá consecuencias imprevisibles en la implementación.
¿Por qué? Santrich representa al núcleo duro de las Farc, la misma guerrilla que, para citar un caso, asesinó a decenas de exmilitantes de lo fue el Ejército Popular de Liberación (Epl), por la misma acusación que ahora le hacen quienes sí continuaron en el proceso: “Traidores”.
En efecto, el Estado firmó con el Epl los acuerdos de paz en febrero de 1991. Tras dejar las armas, se llamó Esperanza, Paz y Libertad. Se desarmaron 2.556 combatientes que entregaron 850 armas. Según investigación de la ONG Human Rights Watch entre 1991 y 1995, las Farc-Ep comenzó una implacable persecución: mataron 200 exmiembros del Epl.
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Desde que las Farc dejaron las armas, han sido asesinados 234 excombatientes en un rosario de crímenes que tiene en alerta a todos los actores del proceso. ¿Cuánto de ellos serán autoría de ‘Santrich’ y los disidentes que ahora están bajo el mando de ‘Iván Márquez’? ¿Quién podrá detenerlos sí como dicen las autoridades en Colombia están en Venezuela bajo la protección de Nicolás Maduro?
La carta está impresa con un logo del Partido Comunista Clandestino de Colombia
La carta también plantea un elemento para analizar al que le pone la lupa Juan Diego Restrepo, director de Verdad Abierta, un portal que le hace un riguroso seguimiento al conflicto armado en el país.
Se refiere a la presentación, a la forma que puede simbolizar el fondo de un hecho hasta ahora no abordado.
“La carta está impresa con un logo del Partido Comunista Clandestino de Colombia o lo que llamar el PCC, es interesante porque pone de presente la posibilidad de que muchas redes clandestinas que tenían las Farc, esta en particular no hizo parte del Acuerdo de Paz».
El investigador recuerda que eso fue una discusión que siempre se tuvo durante la negociación en La Habana: ¿Esas redes clandestinas que son más más urbanas que rurales iban a acogerse al Acuerdo? «Por lo que muestra el logo de la carta no fue así”, dice.
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Para Restrepo, esto podría significar que esa segunda Marquetalia no sólo son unos hombres armados sino que tendrían “también intactas, por decirlo de alguna manera, las redes clandestinas urbanas que les han servido de apoyo logístico y también como de discusión ideológica al respecto”.
Restrepo deja gravitando un inquietante interrogante: ¿Qué pasó realmente con las redes urbanas de las Farc? Es decir, estas también están ahora integradas en la sociedad o ahora obedecen a ‘Iván Márquez’ lo que significaría un evidente y latente peligro para toda la sociedad.
Los analistas consultados por EL TIEMPO sí consideran que la carta es de la autoría de Santrich pues “escribe así, es un poco su ADN de escritor irónico, medio satírico” y “bastante burlón” y de un “cinismo provocador”.
Sin embargo, creen, pero creo que no hay mayor diferencia en cuanto a lo que pensaban unos y otros incluso, desde antes del Acuerdo de Paz. La diferencia es que esas deliberaciones eran internas y ahora son públicas y con ataques directos.
Jairo Libreros, docente y experto en temas de seguridad, dice que las aseveraciones de ‘Santich’, del que recuerda es «un disidente encartado en asuntos de narcotráfico, quien además traicionó la confianza de los desmovilizados de las Farc, «escala» la enorme «tensión que se vive al interior del partido Farc» lo cual crea un ruido en todos los ámbitos»
«Es un mensaje intimidatorio, amenazante, dirigido a los desmovilizados comprometidos con la paz, a quienes criminalmente pretende notificarlos que sus comandantes desmovilizados -Timochenko, Antonio Losada, entre otros- están en disposición de facilitar su muerte, con tal de mantener su estatus de lideres políticos», advierte Libreros.
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Es un mensaje intimidatorio, amenazante, dirigido a los desmovilizados comprometidos con la paz
Un hecho muy grave, a juicio de Ariel Ávila, subdirector de la Fundación Pares, porque además, la carta demuestra que lo que en Colombia se conoció lo que eran las Farc está “ahora roto” en varias vertientes –quienes siguieron a Timochenko, las disidencias, los hombres que bajo el mando de Gentil Duarte, entre otros- y sin un mando único sino «con posiciones “irreconciliables”.
A este lado de la orilla, queda Londoño Echeverri, quien hoy tiene el enorme desafío de sacar adelante el partido Farc y mantener a quienes hicieron la guerra cohesionados en la búsqueda de la paz. ¿Lo logrará?
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Y finalmente, Santrich coincide con Londoño y Carlos Antonio Losada en la reciente revelación de que las Farc sí fueron las autoras del asesinato de Álvaro Gómez Hurtado. Aunque dice que eso no una acción del ‘Mono Jojoy’ sino de todo el Secretariado. ¿Qué dirán ante la JEP Londoño y Losada cuando Santrich permanece agazapado cavilando su odio contra ellos? ¿Qué nueva maldad planea, entre tanto, ‘Márquez’?
ARMANDO NEIRA
REDACCIÓN POLÍTICA