Home Tecnología Las emociones de los gatos no son tan difíciles de interpretar, pero las mujeres lo hacen mejor que los hombres

Las emociones de los gatos no son tan difíciles de interpretar, pero las mujeres lo hacen mejor que los hombres

by Redacción BL
Las emociones de los gatos no son tan difíciles de interpretar, pero las mujeres lo hacen mejor que los hombres

La Universidad de Guelph, es una universidad pública ubicada en Guelph, Ontario, Canadá. Dentro de las universidades canadienses, es una de las más involucradas en la investigación. Tanto es así que incluso ha investigado hasta qué punto somos capaces de interpretar las emociones de los gatos.

Lo que revela la investigación es que las mujeres parecen estar mejor dotadas para interpretar estas emociones felinas, diferenciando así las sutilezas en las caras de los gatos que sugieren el estado de ánimo.

Emociones felinas

El estudio reclutó a más de 6.300 personas de 85 países a quienes se les pidió que vieran 20 videos cortos en línea de gatos de una colección de 40 videos. Los videos mostraban gatos que experimentaban estados emocionales positivos o en estados negativos. Cada video estaba enfocado en la cara del gato: sus ojos, hocico y boca. Se les pidió a los participantes que juzgaran si cada gato estaba en un estado positivo, negativo o si no estaban seguros.

Este estudio es el primero en analizar la evaluación de una gama más amplia de estados emocionales negativos en los animales. Según explica Lee Niel, del Centro Campbell para el Estudio del Bienestar Animal de la Universidad de Guelph, autor del estudio:

La capacidad de leer las expresiones faciales de los animales es fundamental para la evaluación del bienestar. Nuestro hallazgo de que algunas personas son sobresalientes en la lectura de estas pistas sutiles sugiere que es una habilidad para que se pueda entrenar a más personas.

Las personas tenían más probabilidad de adivinar el estado de ánimo de los gatos si eran mujeres que hombres, y más probabilidad de ser veterinarios o técnicos veterinarios. Sorprendentemente, ser un amante de los gatos no influyó.

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