Las malas amistades entre adolescentes predicen los síntomas de ansiedad y depresión en los adultos

Un estudio de 19 años realizado en la Universidad de Virginia está revelando qué puede llevar a algunos adultos jóvenes a sufrir depresión y ansiedad debilitantes.

Los investigadores encontraron que los adolescentes que luchaban por formar y mantener amistades significativas tenían más probabilidades de experimentar emociones negativas y un pobre concepto de sí mismos entre las edades de 27 y 32 años.

El estudio, «Caminos desde las luchas por las amistades cercanas en los adolescentes hasta la afectividad negativa en los adultos», es publicado en el diario Desarrollo y Psicopatología.

El Manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales señala que las personas que experimentan dicha «afectividad negativa» tienen una mayor angustia emocional, con emociones negativas frecuentes e intensas que incluyen hostilidad, además de síntomas de depresión y ansiedad.

El profesor de psicología Joseph Allen dijo que su equipo quería «ver qué predeciría esa experiencia».

«Nuestra hipótesis era que las cualidades de las relaciones sociales que comienzan en la adolescencia serían importantes para comprender eso», dijo.

Así que siguieron a 169 personas desde que tenían 13 años y analizaron informes casi anuales de ellos mismos, de sus padres y de sus compañeros.

«Observamos sus cualidades de relación social según lo informado por otras personas, no sólo como lo informaron ellos, los sujetos», dijo Allen.

El Laboratorio de Investigación sobre la Adolescencia de Allen ha producido otros hallazgos de investigación «que muestran que esas malas cualidades en las relaciones no sólo afectan la salud mental, sino que también predicen una menor salud física», dijo. La mala calidad de las relaciones también predijo niveles elevados de inflamación y presión arterial.

¿Qué pueden hacer los padres?

«El primer paso y el más importante es tomar en serio las relaciones de los adolescentes», dijo Allen, añadiendo que los adolescentes tratan las relaciones como «casi una cuestión de vida o muerte».

Los adultos suelen minimizar esos sentimientos. Los datos de Allen muestran que los adolescentes no están exagerando.

«Los adolescentes implícitamente sienten que estas relaciones van a ser cruciales para su bienestar futuro», enfatizó. «Por lo tanto, reconocer cuando hay angustia es importante y debe tomarse en serio en lugar de simplemente descartarlo como angustia adolescente».

Para los adolescentes que tienen dificultades, el asesoramiento es un paso importante. Los padres también deben alentar a sus hijos adolescentes a participar en actividades grupales, como deportes, grupos de jóvenes de la iglesia o grupos de teatro.

«Esperar e ignorar los problemas en las relaciones nunca será una buena idea», concluyó.