Las polémicas y enfrentamientos de Germán Efromovich, detenido en Brasil – Empresas – Economía


Aunque en el papel, a través de la firma BRW Aviation, filial de su empresa insignia Synergy Aerospace Corp., el polémico empresario Germán Efromovich  figura como propietario del 51,53 por ciento de Avianca Holdings, se trata de acciones que desde mayo de 2019 ya no administra.

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Lo anterior porque desde ese momento, cuando United Airlines hizo efectiva unas cláusulas de incumplimiento de un préstamo de 456 millones de dólares que le hizo a Efromovich, el directivo fue removido de la presidencia de la junta directiva de la compañía, que en mayo de 2020 debió acogerse al Capítulo 11 del Código de Bancarrota de Estados Unidos, en el Distrito Sur de Nueva York, para buscar fórmulas para su recuperación.

De hecho, hoy las posibilidades de que Efromovich recupere su participación accionaria son mínimas, fundamentalmente porque bajo el Capítulo 11, según indicó en mayo el presidente de la compañía Anko van der Werff, los accionistas grandes ya no tienen el valor que tenían y con el proceso al que ingresó la compañía la recuperación de ese capital es incierta.

Incluso, bajo el Capítulo 11 toda decisión que tomé la compañía debe ser avalada por los jueces del proceso.

En febrero, antes de la crisis del coronavirus, Efromovich reconocía que sería muy difícil retomar el control de Avianca Holdings, hacía una apuesta para que un tribunal de Nueva York desconociera el proceso judicial que inició United, ya que consideró que de una manera “maquiavélicamente inteligente”, Kingsland, el socio minoritario más grande y controlado por Roberto Kriete, y protegido por United, quería tomar gratis posesión de la compañía.

En ese entonces, cuando Efromovich convocó una rueda de prensa a propósito del escándalo por presunta participación de exdirectivos de la e empresa en el pago de sobornos por parte de Airbus para lograr la compra de aviones, el directivo dijo que United sabía que ese default o incumplimiento de indicadores podía ocurrir, por lo que hubo a su juicio toda una planeación, “una agenda detrás”, ya que no era lógico que primero Kriete saliera a decir que la compañía estaba quebrada y, a los dos meses le dieran un préstamo de 250 millones de dólares”.

En su momento, Efromovich dijo que mientras United estaba pidiendo el remate de las acciones, “la jueza se está dando cuenta de lo que ellos planearon, y ya está tomando algunas posiciones en defensa de que o se suspenda el proceso o se haga de forma transparente, sin acudir a estos juegos para apropiarse de una manera inteligente dentro del contrato, pero totalmente inmoral”.

Y también recordó que cuando al comienzo del acuerdo que terminó con la alianza comercial entre United, Avianca Holdings y Copa Airlines, Kingsland estuvo en contra de la alianza con United porque querían obligarlo a venderle a Delta, porque así el precio de la acción de Kingsland en Avianca Holdings era mayor.

Por ello, antes de la pandemia y de la entrada de Avianca Holdings en el Capítulo 11, la obsesión de Efromovich era no permitir que Kingsland se apoderara de algo que no había construido, porque según Efromovich, Sinergy fue quien sacó de la quiebra a Kingsland cuando en 2009 se hizo la fusión con Taca y les prestaron 40 millones de dólares antes de firmar el contrato “porque no hubieran aguantado más de dos semanas”.

En septiembre de 2017, cuando estalló a huelga de pilotos de Avianca tras la votación de la Asociación Colombiana de Aviadores Civiles (Acdac), mayor sindicato de la compañía, el entonces presidente de la junta directiva, Germán Efromovich, amenazó con despedir a los pilotos que iniciaron el cese de actividades, argumentando que “en Avianca solo recibe (sueldo) quien trabaja”.

Levantada ese paro, que duró 51 días siendo la más larga de la historia de la aviación mundial, y con Efromovich al mando todavía de las decisiones, Avianca se trenzó en una dura puja laboral con quienes tuvieron injerencia en la huelga y participaron del cese, despidiendo pilotos y llamando a proceso disciplinarios para lo cual, según dijo en su momento la empresa, fueron 232 aviadores que debieron enfrentar esta instancia.

En abril del año pasado, Efromovich le dijo a Yamid Amat, en EL TIEMPO, que el cese ilegal de los pilotos le costó a la compañía 360 millones de dólares.

ECONOMÍA Y NEGOCIOS – EL TIEMPO

Fuente de la Noticia

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