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Línea de crédito del FMI podría ser útil para el poscoronavirus | Economía

Línea de crédito del FMI podría ser útil para el poscoronavirus | Economía

En días pasados se conoció que el 19 de marzo, Juan José Echavarría, gerente del Banco de la República y Alberto Carrasquilla, ministro de Hacienda, representantes oficiales de Colombia ante el Fondo Monetario Internacional (FMI), solicitaron de manera oficial la renovación de la Línea de Crédito Flexible (FCL, por sus siglas en inglés) por casi US$11.000 millones la cual se encuentra vigente hasta mayo de este año.

(Lea: Colombia pide al FMI renovación de crédito flexible por la covid-19)

Cabe decir que el país ha contado con este respaldo desde 2009, fecha de su creación. Desde entonces se lo han venido renovando por tener un marco sólido de política monetaria, fiscal y financiera, además de un historial favorable de desempeño económico, explica el Minhacienda, quien además detalla que actualmente solo Colombia y México cuentan con una FCL vigente.

(Lea: Jefa de FMI recomendará renovar línea de crédito a Colombia)

Sin embargo, vale mencionar que a la fecha no ha sido necesario que el país se endeude con dichos recursos. No obstante, contar con este cupo, que se puede pedir prestado en cualquier momento durante su vigencia, es importante, más aún, en estos momentos que atraviesa la economía porque es una especie de seguro que tendría Colombia en caso de que presente problemas en la balanza de pagos por choques externos, según expertos.

(Lea: Hay optimismo sobre rápida recuperación económica tras el coronavirus)

Andrés Pardo, exviceministro de Hacienda, explicó a través de su cuenta de Twitter que “la FCL es como una tarjeta de crédito para emergencias. Uno paga una cuota por tenerla vigente, pero no la usa, no se endeuda. Cuando la tarjeta se va a vencer, uno puede pedir que se la renueven, sin que eso sea solicitar un crédito nuevo. Colombia pidió renovar la FCL”.

Previo a entrar en detalles de cuándo sería necesario usarla, cabe explicar que esta línea de crédito es diferente a otras que tiene el FMI como los acuerdos stand-by, pedidos por Argentina hace unos años.

La primera diferencia es que la FCL solo se le otorga a países que tienen un marco de política sólida, mientras que la línea tradicional como la de stand-by se le puede dar a cualquier nación miembro del Fondo. Usualmente, los que piden estos últimos “tienen una economía frágil, una probabilidad muy alta de tener crisis externas y hay un estigma negativo” al solicitarlo, agrega Pardo.

La segunda es que la FCL no tiene ningún tipo de condicionalidad, ni se le impone hacer ajustes en sus indicadores macro debido a que tienen políticas sólidas, mientras tanto en préstamos de stand-by, el FMI le exige al país que lo toma cumplir con metas de reformas que garanticen el pago.

Además, se debe explicar que las autoridades colombianas le han dado a esta línea un carácter precautorio, considerándola una herramienta útil para afrontar situaciones críticas de balanza de pagos. Así, en caso de usarse sus recursos, estos entrarían a complementar las reservas internacionales del país que con corte a diciembre de 2019, las netas, totalizaban US$53.167 millones, según datos del Banrep.

Lo anterior, haría que el país tuviera mayor “liquidez en dólares en el caso en que se reduzcan severamente los ingresos externos o el acceso a fuentes de financiamiento externo y, en consecuencia, se presenten dificultades para pagar importaciones esenciales o cubrir el servicio de la deuda externa”, explica un documento del Minhacienda.

Pero, ¿qué tan cerca está Colombia de usar esta Línea de Crédito Flexible? Para el exministro de Hacienda, Juan Carlos Echeverry, es más pronto que tarde. “Su uso no debe ser exclusivo para mitigar una eventual y ojalá remota crisis financiera, sino para ayudar a las empresas de manera que puedan, entre otros objetivos, cubrir sus obligaciones y dar soporte al empleo y trabajo con lo cual se contribuye a evitar una crisis financiera ayudando a los deudores. No solo a los prestamistas”, agrega.

A pesar de que la FCL se ha pensado para casos en los que la balanza de pagos presente un gran deterioro, Echeverry afirma: “¿Qué más crisis de balanza de pagos que el precio del petróleo en US$20/30? (…) Así se debiera usar (la FCL)”.

En contraste con lo anterior, la mayoría de expertos consultados siguen siendo cautelosos e indican que aún no es momento de hacer uso de esa línea, puesto que se deben agotar primero otras fuentes de financiamiento en caso de requerirse, por ejemplo, con los multilaterales.

Además, para algunos de ellos, en un caso extremo, la FCL podría ser mucho mas útil en la etapa poscoronavirus que ahora.

José Antonio Ocampo, excodirector del Banco de la República y profesor de Columbia, hoy por hoy no ve necesario que se use la FCL. “Puede que sea necesario más adelante si realmente el financiamiento externo sigue siendo muy limitado (…) Cuando ya comiencen a recuperarse las importaciones y las exportaciones no tanto, sí se puede generar un déficit de cuenta corriente que haría necesario conseguir financiamiento para poderlo manejar”, dijo.

Según Daniel Velandia, director de Estudios Económicos de Credicorp Capital, “esperaríamos que la línea del FMI sea usada ya como una de las últimas herramientas para enfrentar la crisis porque, de preferencia, es mejor usarla para pagos de comercio exterior, por ejemplo, es mejor dejar ese colchón para después y usar otras fuentes de financiamiento”.

Por su parte, José Ignacio López, director de Investigaciones Económicas de Corficolombiana, menciona que “si llegan las circunstancias para que se dé el uso, como todo, si uno ve una devaluación muy fuerte del peso y una salida de capitales, usarla sería una buena señal de política, pero eventualmente uno prefiere no usar ese tipo de instrumentos si no son necesarios porque puede dar la señal de que se tiene algún tipo de problema”.

Para Camilo Pérez, jefe de Investigaciones Económicas del Banco de Bogotá, “esos recursos están disponibles cuando hay problemas de balanza de pagos, por lo pronto Colombia no está experimentando esta situación. Si se descuadran las cuentas externas, se podría pensar”.

IMPACTO EN LA DEUDA DEL PAÍS

Según los expertos, en caso de que el Emisor use el crédito con el FMI, este entraría a hacer parte de la deuda externa del país, la cual en total, tanto la pública como la privada, a enero ya era de US$140.060 millones y representaba el 49,8% del PIB, de acuerdo con los últimos datos del Banco de la República.

Sin embargo, si por alguna razón lo usara el Gobierno, entraría a hacer parte también de su deuda. Vale decir que la deuda bruta del Gobierno Nacional Central a 2019 habría sido de 51,2% del PIB y para 2020 subiría a 51,6% (datos del Minhacienda en el Plan Fi-
nanciero previo a la coyuntura actual).

Así las cosas, los niveles de deuda del país, que ya son altos, seguirían subiendo si se usara la FCL.

Valerie Cifuentes M.

Fuente de la Noticia

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