Los restaurantes, inconformes con las pruebas en la capital | Economía

El plan piloto de reactivación para los restaurantes en Bogotá, el cual debe comenzar en septiembre no cayó bien entre los empresarios.

(Restaurantes a cielo abierto inician con piloto en Bogotá). 

La razón es que, desde su perspectiva, limita la operación y no permite que se puedan aprovechar sus instalaciones que están listas con las normas de bioseguridad que el propio Gobierno nacional ha determinado.

(La carta del sector turismo, viajes y restaurantes al presidente Duque). 


Guillermo Gómez, presidente ejecutivo de Acodrés, el gremio que representa a esta industria dice que, como está planteado, “Bogotá a cielo abierto” es una bonita y valiosa estrategia para implementar urbanismo táctico en la ciudad, más no para ayudar a los restaurantes.

Considera que la calle no es, como dice la Alcaldía, el mejor sitio para atender a los clientes, y que hay que tener en cuenta hay muchos restaurantes campestres y que tienen terrazas que podrían operar y no se les permite.

Igualmente, el dirigente llama la atención en que los protocolos de bioseguridad emitidos por el Ministerio de Salud, mediante Resolución 1050, están diseñados para el interior de los establecimientos, no para la calle, por lo que cuestiona la medida anunciada por la Alcaldesa Claudia López.

A su juicio, el plan de la administración distrital sería una ayuda si se adopta como una compensación del aforo que pierden los sitios de comida al interior de los locales por el distanciamiento social.

Bajo las reglas del Ministerio se puede perder entre el 50 y el 70 por ciento del aforo, así que permitir atención en la calle puede aportar a la sostenibilidad del negocio.

“Es discriminatorio y arbitrario que no se fije como criterio el cumplimiento de las normas de bioseguridad y más bien se diga que el restaurante estuvo de buenas porque la Alcaldía le cerró un andén… Estamos viendo un ejercicio injusto, caprichoso, que no observa los problemas que tiene la industria y por eso puede fracasar, aunque eso no es lo que queremos porque Bogotá representa el 40% de la productividad de la industria a nivel nacional”, explicó.

Y, concluye el presidente de Acodrés, “el mensaje es que si a nosotros no nos dejan abrir los establecimientos con servicio a la mesa al interior de los negocios vamos a enfrentar otra ola de quiebras que es injusto asumirla porque tenemos toda la idoneidad para adoptar protocolos”, al tiempo que cuestiona falta de control a la informalidad.

La alcaldesa Claudia López anunció que desde septiembre comenzarán los pilotos de reactivación económica, que incluyen la apertura de restaurantes.

El proyecto, que se llama ‘Bogotá a cielo abierto” habilitará unos puntos de alimentación y encuentro en las calles.

Según dijo, se cerrarán 100 calles de la ciudad para que restaurantes y gastrobares puedan volver a trabajar. “Es un sector muy importante, un generador de empleo para jóvenes. Sabemos que los sitios cerrados, con poca ventilación, son sitios de riesgo. Para que operen, vamos a tener que quitarle un espacio a los carros”, aseguró López.

EN OTRAS CIUDADES SÍ 

Los empresarios reunidos en Acodrés dicen que no entienden la posición de la administración distrital cuando avanzan con éxito planes piloto de reactivación en ciudades como Armenia, Pereira, Manizales, Ibagué y más recientemente en Cali.

El balance en la capital del Valle es “espectacular” dice Guillermo Gómez. Allá se montó el protocolo como debe ser con tres grupos: plazoletas de comida de centros comerciales, lugares donde hay concentración de oferta gastronómica y restaurantes que cumplen con protocolos pero que no están en zonas especializadas. “No se han presentado aglomeraciones y se ha adoptado la cultura de la reserva”, indicó.

En la capital del Valle, las autoridades dan un parte positivo, con ganancias del 110% el pasado fin de semana, según una encuesta del Centro de Inteligencia Económica y Competitividad – CIEC de la Secretaría de Desarrollo Económico de Cali.

Las ventas de los 67 restaurantes que hasta la fecha respondieron a la encuesta, oscilaron entre 60% y 80% de las ventas totales. Esto significa que cada restaurante vendió en promedio 4 millones de pesos.  

La expectativa ahora es el desarrollo de las pruebas en Barranquilla desde el jueves. Allí se abrirán los primeros 30 establecimientos con servicio a la mesa.

Fuente de la Noticia

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