La emergencia económica y social que vive el mundo por cuenta de la pandemia del coronavirus no solo hará que el crecimiento económico de Latinoamérica sea negativo entre 1,8 y 4 por ciento este año, sino que, producto de esa profunda recesión, las personas económicamente activas vean reducir sus ingresos en 5 por ciento, mientras que la pobreza tocará a cerca de 210 millones de personas y la pobreza extrema sumará otros 15,1 millones de individuos a los ya existentes, 67,5 millones, en esa misma situación en la región.
Ese es el desolador panorama que prevé la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) producto de la pandemia de coronavirus.
“Estamos ante el principio de una profunda recesión. Estamos ante la caída del crecimiento más fuerte que ha tenido la región”, dijo Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal, organismo técnico de las Naciones Unidas, con sede en Santiago (Chile).
Antes del coronavirus, la Cepal preveía que la región crecería un máximo de 1,3 por ciento este año. “El mundo se encuentra ante una crisis humanitaria y sanitaria sin precedentes en el último siglo en un contexto económico ya adverso. A diferencia de 2008, esta no es una crisis financiera, sino de personas, producción y bienestar”, agregó Bárcena.
La expansión del coronavirus impactará con especial fuerza a los países latinoamericanos que ya atravesaban un débil contexto económico tras el mediocre crecimiento registrado en 2019, de solo 0,1 por ciento.
En este escenario, la disminución de la actividad económica entre los principales socios comerciales de la zona, la caída en el valor de las materias primas y el golpe en áreas como el turismo llevarán a la región a registrar una caída del PIB en un rango de entre 1,8 a 4 por ciento.
La contracción del 1,8 por ciento considera solo los efectos en América Latina de la caída de actividad económica de China, el principal socio comercial de la región, pero si se suma el desplome de los países que integran la Unión Europea, Estados Unidos y latinoamericanos, el impacto será mucho mayor, en un rango de 3 a 4 por ciento de contracción de la actividad, explicó Bárcena.
Estiman que las exportaciones del área caerán por lo menos en 10,7 por ciento este año, debido a la disminución de los precios y a la contracción en la demanda agregada global, mientras que las medidas de contención tendrán costos en la producción equivalentes hasta del 67 por ciento del PIB regional.
Un análisis elaborado por este organismo multilateral y que fue dado a conocer el viernes de esta semana indica que Latinoamérica recibirá los efectos de esta pandemia a través de cinco canales.
El primero, según dicho análisis, la caída de la actividad económica de sus principales socios comerciales a los que les vende muchos de los productos, y en esta situación poco podrá exportar.
El segundo, la caída de los precios de los productos primarios. Las marcadas caídas de esos precios y el deterioro de los términos de intercambio tendrán fuertes efectos negativos en los niveles de ingreso de las economías latinoamericanas dependientes de esas exportaciones.
También por la interrupción de las cadenas globales de valor. La disrupción de las cadenas de suministro, comenzando por los proveedores chinos y luego por la producción europea y estadounidense, afectaría principalmente a México y Brasil, cuyos sectores manufactureros son los más grandes de la región.
Un cuarto canal será la menor demanda de servicios de turismo. En particular, los pequeños estados insulares en desarrollo del Caribe pueden ser muy afectados.
Y, por último, la mayor aversión al riesgo y el empeoramiento de las condiciones financieras mundiales. Esto, según la Cepal, conllevará una mayor demanda de activos seguros en contra de los activos latinoamericanos.
El organismo también advirtió por un retroceso en materia de pobreza, frente en el que la región tenía algunos avances.
Señala que si el coronvirus lleva a la pérdida de ingresos del 5 por ciento de la población económicamente activa en Latinoamérica, la pobreza podría aumentar 3,5 puntos porcentuales, pasando de 185,9 millones de personas a 209,6 millones.
En pobreza extrema, la proyección no deja de ser preocupante, pues podría aumentar 2,3 puntos porcentuales, de 67,5 millones a 82,6 millones.
Pese a ese panorama sombrío, la Cepal cree que la región comenzará a ver un cambio en la ruta en el 2021, año en el que prevé que la economía de Latinoamérica puede crecer un 2 por ciento si se hacen los ajustes necesarios y urgentes una vez se supere la pandemia.
De la fortaleza económica que tenga cada país dependerá, en gran medida, la rapidez con que se pueda superar esta crisis en Latinoamérica, para lo cual será fundamental el apoyo que brinden entidades como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial.
No obstante, la Cepal recomienda reorganizar presupuestos para implementar paquetes de estímulo fiscal destinados a fortalecer los sistemas de salud, proteger los ingresos y minimizar la contracción de la economía.
En el área monetaria, se requiere estabilizar los tipos de cambio y preservar la solvencia y el funcionamiento del mercado bancario.
En esa misma dirección aboga por los préstamos a bajo interés y postergar el servicio de deuda a los países en vías de desarrollo, incluidos los de renta media.
Alicia Bárcena, secretaria del organismo, instó el viernes a “reformar” la globalización cuando pase la pandemia mundial y a transitar hacia un modelo de desarrollo “más sostenible e “inclusivo”.
“Después de la crisis, la comunidad mundial tendrá que afrontar el hecho de que la globalización no ha funcionado como se suponía y que es necesario reformarla profundamente”, dijo la secretaria ejecutiva del organismo dependiente
de la ONU.
ECONOMÍA Y NEGOCIOS
Con apoyo de agencias