Los riesgos por el coronavirus para 32 sacerdotes en Tumaco – Cali – Colombia

Tumaco, con más de 200.000 habitantes, cuya buena parte de la población en esta zona húmeda del litoral del Pacífico está en la pobreza y con necesidades, es un caldo de cultivo para que el coronavirus se propague, siendo un riesgo para quienes trabajan directamente con la comunidad, como lo son los 32 sacerdotes que conforman la Diócesis de Tumaco.

La situación empeora porque los dos únicos hospitales de puerto nariñense, que son para atender a pacientes de mediana complejidad, no dan abasto por el coronavirus en una región, donde se concentra cerca de la mitad de todos los pacientes de todo Nariño. Solo hasta el sábado, el Ministerio de Salud reportaba 262 enfermos por covid-19 en Nariño. Tumaco arrojaba en la mañana de este domingo, 106 casos positivos. 

Antes eran 34 sacerdotes en la Diócesis, que incluyen al obispo, Orlando Olave, a un ecónomo y más de 30 parroquias en zona urbana y rural. Entre esos párrocos estaba el sacerdote Juan Carlos Valencia, de 48 años, que murió el viernes por el virus. Era de la parroquia San Juan Bautista y también había sido párroco de la iglesia San Francisco de Sales, en el municipio Mosquera, zona que pertenece a la Diócesis de Tumaco. El padre Valencia con el sacerdote Juan Gerardo Triviño, de 76 años y fallecido hace dos semanas, son dos clérigos cuyas muertes se atribuyen al coronavirus por lo que quedan 32 párrocos en el puerto nariñense.

La Diócesis de esta municipalidad es una de las más extensas en Colombia, abarca 20.000 kilómetros cuadrados y en la actualidad cuenta con 19 sacerdotes en la zona rural y 13, en el área urbana, la mayoría de ellos son jóvenes porque tienen menos de 50 años de edad.

Todos ellos son misioneros, es decir, se deben desplazar por un extenso territorio para visitar todas y cada una de las parroquias, a muchas de ellas solo se tiene acceso, a través de embarcaciones que hacen que la atención en salud se dificulte. Otro factor no menos grave son las difíciles condiciones de violencia que imperan en las localidades, donde el narcotráfico es el común denominador. Hay parroquias en zonas de esteros y ríos muy retirados.

Curiosamente, en medio de un orden público que sigue agitado por enfrentamientos entre grupos armados ilegales en esta zona del país, teniendo en cuenta que Tumaco mantiene el primer lugar en todo Colombia, como la región con más cultivos ilícitos, pero ni la guerra ni las balas (iban 23 homicidios entre enero y marzo, según el Instituto de Medicina Legal) fueron responsables de los decesos de ambos clérigos.

“Sigan orando por mí”, les había pedido a sus compañeros del grupo de adoración eucarística, el clérigo Valencia, pocos días antes de su muerte. “Me siento un poco más lúcido, me siento más claro y mejorando”. Así lo había manifestad en su lecho de enfermo, en el hospital San Andrés de Tumaco. Este es el centro asistencial que la semana pasada visitaron la alcaldesa de la localidad, María Emilsen Angulo, con el gobernador nariñense, Jhon Rojas, y el superintendente nacional de Salud, Fabio Aristizábal, para adecuar un área que permita atender a más personas enfermas por covid-19 con 70 camas hospitalarias y otras 10 de la unidad de cuidados intensivos. El segundo hospital tiene 29 camas de hospitalización. Es por ello que ante más de un centenar de enfermos por coronavirus en Tumaco, ambos hospitales están a reventar y esta situación se refleja en comunidades del puerto, como en los alrededores de la iglesia San Juan Bautista, así como cerca de las parroquias de Roberto Payán, otro municipio que también está bajo la jurisdicción de la Diócesis de Tumaco.

Como muchos de los sacerdotes coinciden, la labor pastoral no se detiene y menos en esta época de coronavirus, cuando deben ayudar en buscar alimentos para los necesitados. Quizás, al quedar inmersos en esta situación, los párrocos están más expuestos al contagio, como le ocurrió al primer sacerdote fallecido en Tumaco.

El obispo de Tumaco dijo sobre las muertes: “Son cosas que pasan y uno no quisiera que pasarán. Todo esto nos preocupa, nos duele y nos invita a redoblar las condiciones se higiene de los padres porque lógicamente no somos inmunes”.

Pero sostuvo que a los tumaqueños se les puede descalificar por una eventual falta de cultura ciudadana y su desobediencia al aislamiento obligatorio ordenado por el Gobierno. “Eso también sucede en Bogotá, Medellín, Cali y otras ciudades”, reiteró.

Frente al tema, el obispo argumentó que en regiones pobres del país hay una marcada dependencia a los subsidios, “entonces la gente no se ha acostumbrado a tener una cultura del ahorro porque como todo lo subsidian”.

El obispo advirtió que Tumaco es un municipio con unas características geográficas muy distintas donde hay veredas, esteros y ríos muy retirados “y allá no hay Rapid, es la gran realidad”.

En Tumaco, el riesgo ha aumentado, porque como la misma alcaldesa Angulo lo reconoció, mucha población no ha entendido la importancia de usar los elementos de protección, como el tapabocas, guardar los dos metros de distancia, si se está en la calle y evitar puntos de aglomeración.

Según la alcaldesa, si se llegan a presentar casos positivos en pacientes que requieren de atención inmediata, las dos opciones para salvar vidas es su traslado a Pasto o en su defecto a Cali, ya sea por vía aérea o terrestre, y la más factible por las circunstancias es la última.

MAURICIO DE LA ROSA
ESPECIAL PARA EL TIEMPO
PASTO

Fuente de la Noticia

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