El sueño de ser un magnate ha hecho de Monopoly uno de los juegos de mesa más populares en el mundo.
Esa combinación de suerte y estrategia en la que gana el que más propiedades e inversiones acumule tuvo un primer antecedente en un intento didáctico de una mujer estadounidense de enseñar teorías económicas a partir de un juego.
Su nombre era Elizabeth Magie (1866-1948) y en 1903 diseñó Landlord’s Game, un antecedente del juego que conocemos y en cuyas primeras versiones los jugadores podían adquirir la quinta avenida de Nueva York o el Madison Square Garden. Este juego tuvo varias evoluciones y también imitaciones, algunas no autorizadas por Magie, quien había patentado su idea.
Pero el toque local fue una de las claves del éxito del diseño de Charles Darrow, en los años 30. Era una adaptación del juego, bautizada como Monopoly, relacionada a la ciudad de Atlantic City (Estados Unidos). Darrow hacía cada tablero a mano y lo vendía por 2 dólares.
El toque local fue una de las claves del éxito del diseño de Charles Darrow, en los años 30. Lo ubicaba en Atlantic City.
El día en el que Darrow le vendió los derechos de su diseño a la empresa de juguetes Parker Brothers (que con el tiempo haría parte de la compañía Hasbro, actual propietaria de Monopoly) se tomó como punto de partida oficial de la historia del adictivo juego de mesa cuya partida más larga de la que se tiene registro duró 70 días.
Así, tomando como referencia el 19 de marzo de 1935, Monopoly cumplió en plena cuarentena del 2020 los 85 años de estar procurándoles distracción en casa a numerosas generaciones.
El público, a su vez, ha inspirado con sus gustos y aficiones sus diversas ediciones especiales y a esto, según Andrea Pineda, brand manager de Hasbro en Colombia, se le atribuye la vigencia de este juego de mesa, aunque mantiene los patrones originales de compra y venta de propiedades.
Dos ejemplos cercanos han sido la edición de Monopoly dedicada a la generación millennial. “Tomamos los patrones de su comportamiento –cuenta Pineda– para adaptar el juego a ellos. Así que en lugar de comprar una estación de ferrocarril se pueden adquirir otros bienes”. Por ejemplo, un centro de yoga, un restaurante vegano o un festival de música.
Otro reciente y que, según Pineda, tuvo un lanzamiento mundial que la marca consideró un éxito de relaciones públicas fue el de Ms. o Señora Monopoly –en vista de que la marca posicionó por décadas al famoso señor Monopoly–. Esta edición se alineó con el empoderamiento femenino.
Por lo mismo, resaltó el papel de mujeres que a lo largo de la historia hicieron descubrimientos o innovaciones importantes. En él, no se acumulan propiedades, se invierte en talento femenino. Curiosamente, entre las figuras no se nombró a Magie, la inventora del juego precursor.
A lo largo de la historia, el toque local ha derivado en versiones de Monopoly para diferentes países, entre estos los latinoamericanos. En el de Colombia se puede ser propietario de la catedral de Sal de Zipaquirá, Caño Cristales o San Andrés.
También han llegado a vincularse con grupos de fanáticos de películas, como Star Wars, y series como Game of Thrones, en el que cada participante representa a alguna de las casas protagonistas (los Stark, los Lannister, los Targaryen o los Baratheon), o videojuegos como Fortnite. En esta última, el objetivo es ser el único sobreviviente, gracias a los puntos de vida que se acumulan.
Las diversas ediciones especiales son una lista extensa, más de 300. Que haya existido un Monopoly para amantes de los caballos o de los gatos da cuenta del grado de especificidad de nichos a los que ha llegado el juego.
Se recuerda un curioso Monopoly de chocolate, en el que los elementos eran comestibles, lo que implicaba, seguramente, no poder jugarlo más de una vez. Y entre las rarezas, Hasbro destaca una hecha por el joyero Sidney Mobell, que costó dos millones de dólares, porque el tablero era de oro de 24 quilates y los dados tenían diamantes incrustados.
Para los aficionados está por salir la versión dedicada a la nueva película de los Cazafantasmas y otra a Pac-Mac en su aniversario número 40.
“Para cada nueva versión siempre hay estudios de consumidor y del movimiento de las tendencias previos”, agrega Pineda.
Por esto, sacaron ediciones en las que ya no se manejan billetes, sino un datáfono que al comienzo del juego carga unas tarjetas de crédito con las que se hacen las transacciones. “La del banco electrónico –Ultimate Banking– ha sido la más vendida en los últimos años”, afirma.
Hace cinco años, para el cumpleaños número ochenta de la marca, se hizo el más reciente de los campeonatos mundiales de Monopoly en China (en total han sido 13, desde 1973). Las eliminatorias fueron virtuales. Pronto, en contraste con la célebre partida que duró setenta días, está próximo a salir en Colombia el Monopoly Speed, diseñado para partidas de solo diez minutos.
Liliana Martínez Polo
@Lilangmartin
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