Los trastornos del sueño en los niños estresan más a los padres

El estrés y los trastornos del sueño son interdependientes; el estrés afecta la calidad del sueño y la falta de sueño tiene efectos negativos en los niveles de estrés y la capacidad de afrontamiento. Esto crea un ciclo que daña la salud y la calidad de vida de un individuo.

Un estudio de Ray M. Merrill y Kayla R. Slavik publicado en Plos One encontró que el estrés es significativamente elevado en los padres que tienen trastornos del sueño o tienen hijos con problemas para dormir.

El estudio analizó a casi 14 mil empleados adultos con hijos de EE.UU. Los resultados mostraron que los padres con insomnio estaban tres veces más estresados ​​que otros participantes, y los que padecían apnea tenían niveles de estrés casi dos veces más altos. Además, si los niños tenían algún trastorno del sueño, sus padres sufrían casi el doble de estrés y los hijos con insomnio aumentaban el estrés de los padres hasta tres veces.

Las tasas de estrés de los padres fueron un 90 % más altas si su hijo tenía un trastorno del sueño, un 189 % más alto si el niño tenía insomnio y un 81 % más alto si el niño tenía apnea del sueño. El vínculo entre el insomnio de los niños, la apnea y el estrés de los padres fue más fuerte para las mujeres.

Los hallazgos llevaron a los investigadores a proponer que una comprensión más profunda de la asociación entre el sueño de padres e hijos y el estrés de los padres puede conducir a un tratamiento más efectivo y reducir el riesgo de tales trastornos.

Trastornos del sueño en niños.

Los trastornos del sueño infantil son frecuentes y estudios anteriores indicaron que estos comportamientos están influenciados por interacciones complejas entre el sueño, el estrés, el estado de ánimo y la fatiga de los padres.

Un estudio de 2021 de Lawrence T Lam sugirió una posible conexión entre los trastornos del sueño en la primera infancia y problemas de salud mental como la ansiedad, la depresión y el TDAH en los adolescentes.

A lo largo de la adolescencia, varios factores internos y externos pueden afectar la salud mental de una persona joven, siendo los trastornos del sueño un síntoma de problemas de salud mental subyacentes. Los trastornos del sueño infantil también están relacionados con problemas de salud mental, en particular el trastorno bipolar y la esquizofrenia, lo que lleva a un aumento del estrés de los padres.

El estrés de los padres aumenta

Los padres de niños con problemas de salud mental o del sueño tienen una mayor probabilidad de desarrollar trastornos del sueño como insomnio, hipersomnia y apnea del sueño. Estos problemas pueden aumentar el estrés en formas como somnolencia diurna y disminución del rendimiento.

Los trastornos del sueño infantil y el estrés de los padres interactúan de manera compleja, afectando la salud mental tanto de los padres como del niño. La latencia prolongada del sueño, la incapacidad para permanecer dormido y el despertar temprano en la mañana están relacionados con trastornos de salud mental como la depresión.

En un estudio realizado en 2019, Martin y el El equipo descubrió que los problemas de sueño en los niños estaban relacionados con más estrés para los padres y peor salud mental para los niños afectados. El estrés provocado por la salud mental de un niño o los problemas de sueño pueden exacerbar los síntomas de los padres y aumentar su probabilidad de desarrollar problemas de salud mental.

Cómo tener una buena noche de sueño

La clave para mejorar la salud del sueño de toda la familia es la constancia, aunque se pueden tomar otras medidas.

  1. Establezca una rutina de sueño constante: Una rutina ayuda a regular los patrones de sueño, lo que facilita que todos se duerman y se despierten a la misma hora todos los días.
  1. Cree un entorno propicio para dormir: Una habitación tranquila, oscura y fresca puede ayudar a crear un ambiente relajante y pacífico.
  1. Limite el tiempo de pantalla antes de acostarse: La luz azul de las pantallas puede interferir con el sueño, por lo que es importante limitar el tiempo de pantalla al menos una hora antes de acostarse.
  1. Hacer ejercicio regularmente: La actividad física regular puede ayudar a mejorar la calidad del sueño y aliviar el estrés.
  1. Evite la cafeína y las comidas pesadas cerca de la hora de acostarse: La cafeína y las comidas pesadas pueden interferir con el sueño, por lo que es mejor evitar consumirlas cerca de la hora de acostarse.
  1. Fomente la relajación antes de acostarse: Las actividades relajantes, como leer un libro, bañarse o meditar, pueden ayudar a preparar la mente y el cuerpo para dormir.
  1. Evite las siestas durante el día: Las siestas pueden interferir con el sueño nocturno, por lo que es mejor limitar las siestas a no más de 20 a 30 minutos.
  1. Abordar los trastornos del sueño: Si alguien en la familia está luchando con trastornos del sueño como insomnio, hipersomnia o apnea del sueño, se recomienda buscar tratamiento médico.
  1. Reduce el estres: El estrés puede interferir con el sueño, por lo que es importante encontrar formas saludables de controlar el estrés, como practicar la atención plena o hacer ejercicio.

Referencias.
Merrill RM, Slavik KR. Relacionando el estrés de los padres con los trastornos del sueño en padres e hijos. PLoS Uno 2023; https://doi.org/10.1371/journal.pone.0279476

Meltzer LJ, Mindell JA. Relación entre los trastornos del sueño infantil y el sueño materno, el estado de ánimo y el estrés de los padres: un estudio piloto. J Fam Psychol 2007; 21: 67–73. DOI: 10.1037/0893-3200.21.1.67

Lam LT, Lam MK. Trastornos del sueño en la primera infancia y el desarrollo de problemas de salud mental en adolescentes: una revisión sistemática de estudios longitudinales y prospectivos. Int J Environ Res Salud Pública; 18. Epub antes de imprimir el 10 de noviembre de 2021. DOI: 10.3390/ijerph182211782.

Martin CA, Papadopoulos N, Chellew T, et al. Asociaciones entre el estrés de los padres, la salud mental de los padres y los problemas de sueño de los niños con TDAH y TEA: revisión sistemática. Res Dev Inhabilitar 2019; 93: 103463. DOI 10.1016/j.ridd.2019.103463

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