PSG navegaba con 2-0 arriba en el global después del gol de Kylian Mbappe en el minuto 39.
Durante una hora, el club parisino parecía estar asegurado en los octavos de final, pero Benzema le dio la vuelta a la eliminatoria con tres goles en 17 minutos y el Real Madrid se impuso por 3-1 y 3-2 en el global.
Incluso para los estándares del PSG, este fue un colapso épico, cinco años después de que el Barcelona revirtiera un déficit de 4-0 en la ida de los últimos 16 contra ellos al ganar 6-1 en el Camp Nou.
Lionel Messi y Neymar vistieron los colores de Barcelona ese día, pero ambos estaban en el lado receptor esta vez, incapaces de librar al PSG de su hábito de desmoronarse cuando más importa.
Es posible que la remontada del Madrid no haya igualado esa noche en Barcelona en escala o drama: el gol de la victoria de Benzema llegó en el minuto 78, no en el 95, y el Madrid vino de dos atrás, no de cuatro, pero el impacto podría ser mayor.
En el año de la controvertida Copa del Mundo en Qatar, Messi, Neymar y Kylian Mbappe se unieron con recursos ilimitados del estado del Golfo rico en petróleo para ganar la Liga de Campeones, no caer en los octavos de final.
La derrota pone en serias dudas el futuro de Mauricio Pochettino como técnico, plantea más interrogantes sobre la salida de Messi del Barça y prolonga la espera del club catarí por esa escurridiza corona europea, a pesar de los más de mil millones de euros derrochados en fichajes.
– Mbappé más cerca de irse –
«No hemos manejado bien nuestras emociones y nos dejamos demasiado expuestos», dijo Pochettino.
Mbappé dio un paso más cerca de irse. El jugador de 23 años, sin contrato en el verano, estaba en su mejor momento en su posible nueva casa en el Santiago Bernabéu, donde los fanáticos de Madrid aplaudieron su nombre.
El argumento de venta de Mbappé, si lo necesitaba, fue perfecto. Mostró por qué es considerado como el mejor jugador del mundo en este momento, mientras que el Madrid, a cambio, confirmó que es una perspectiva ganadora del título europeo más seria que el PSG.
Cuando Zinedine Zidane llevó al Real Madrid a la victoria en la Liga de Campeones en 2018, disfrutó de una racha de grandes escapadas similares en la fase eliminatoria, y pocos creían que podrían ganar el trofeo tampoco.
Las dudas rondan al equipo de Carlo Ancelotti al más alto nivel. Durante todo el partido de ida en París y durante 60 minutos del segundo, el Madrid fue inferior al PSG, que lo hizo parecer lento, pesado y como un equipo cuyo núcleo está en la treintena.
Es posible que Manchester City, Liverpool, Chelsea o Bayern Munich hicieran lo mismo, pero sin la capitulación tardía.
Y, sin embargo, esta no es la primera vez que el Madrid ha demostrado ser un gran superviviente en el escenario europeo. Por experiencia, convicción y pura fuerza de voluntad, el Real Madrid siempre tiende a ir más allá de lo debido.
– ‘Fuerza mental’ –
«Hemos sufrido mucho, pero hemos aguantado. Después de (nuestro) primer gol había un solo equipo en el campo», dijo Ancelotti.
«Ganamos el partido con nuestra fuerza mental», dijo Benzema.
En Benzema tienen a uno de los delanteros con más clase del mundo, un todoterreno que va mejorando con la edad y que ha mandado un mensaje de que quiere jugar con su compatriota Mbappé, no en su lugar, si llega al Madrid.
Luka Modric volvió a estar sensacional, dando un paso adelante en la segunda parte, destacando su aportación al segundo gol de Benzema con un exquisito pase atrás.
Thibaut Courtois, a sus 29 años entre los mejores porteros del planeta, evitó que Mbappé anotara al menos dos veces más.
Sin embargo, al Real Madrid todavía le falta la movilidad y el dinamismo del Bayern y de las estrellas de la Premier League. Ahorrar para Mbappé durante los últimos tres años se ha encargado de eso.
Y si bien Ancelotti es un entrenador experto, no es un entrenador visionario al estilo de Pep Guardiola, Jurgen Klopp o Julian Nagelsmann, todos los cuales están actualmente al frente del pensamiento táctico del juego.
Sin embargo, el Real Madrid sigue vivo. Volvieron a ganarle al PSG con los viejos instintos en marcha y la afición cantando al final: «Así es como ganamos». Era difícil estar en desacuerdo.
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