Redacción
La senadora María Fernanda Cabal, Centro Democrático, se puso en la orilla de otros dirigentes políticos como los presidentes de Estados Unidos, Donald Trump; y de Brasil, Jair Bolsonaro, quienes desde sus tribunas oficiales han minimizado los riesgos de la pandemia del coronavirus.
En una intervención en la Comisión Primera del Senado, la senadora sentenció: “Nos vendieron un pánico absurdo. O es que acaso, cuando uno ve las cifras no se muere más gente de gripa, de influenza o, más trágico, de hambre».
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La congresista mostró su rechazo a los modelos epidemiológicos de los científicos para controlar el virus porque, según dijo, “parecían una interpretación del apocalipsis» y dijo que, «aunque hay que cambiar ciertas costumbres, hay que seguir viviendo en sociedad».
Nos vendieron un pánico absurdo. O es que acaso, cuando uno ve las cifras no se muere más gente de gripa, de influenza o, más trágico, de hambre
La legisladora hizo un llamado a una reapertura gradual y controlada de la economía y cargó contra la situación generada por la emergencia sanitaria. “¿Entonces? ¿Nos vamos a morir todos?” se preguntó.
La senadora como los mandatarios de Estados Unidos y de Brasil cree que hay que volver al trabajo porque “es la única vez que nos hemos detenido todos a ver las estadísticas de la muerte en el mundo”.
En los últimos días, el presidente brasileño ha exigido frenar lo que él llama “paranoia” por la pandemia. De hecho, se arremangó para iniciar una campaña por su país para la reapertura de la economía.
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En este proceso, incluso, organizó una protesta contra las medidas de aislamiento impuestas por los gobernadores estatales para frenar la propagación del coronavirus .
Bolsonaro dijo el lunes que esperaba que esta fuera la última semana de confinamiento, una política que ha calificado de “mataempleos”.
Bolsonaro estuvo este domingo en Brasilia en una manifestación organizada por sus partidarios más radicales, algunos de los cuales exigieron una intervención militar para cerrar el Congreso y el Tribunal Supremo, instituciones que se han alineado principalmente con los gobernadores.
“No queremos negociar nada”, dijo Bolsonaro en un discurso sin tapabocas, guantes ni ninguna protección visible contra el virus. “Queremos acción para Brasil”.
El presidente estadounidense, por su parte, no solo minimizó, en un principio, las consecuencias devastadoras del virus sino que recientemente ha tomado decisiones que han dejado perpleja a la comunidad científica.
La última de ellas fue la de ordenar los aportes económicos de su administración a a la Organización Mundial de la Salud (OMS) por una supuesta «mala gestión y encubrimiento de la expansión del coronavirus».
Esta decisión provocó un cisma con los sectores que tratan de frenar el mortal avance de la epidemia en EE UU. Así, por ejemplo, la Asociación Médica Americana, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades y el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes rechazaron la medida.
“El presidente nos muestra su libro de jugadas políticas: culpar a la OMS, culpar a China, culpar a sus oponentes políticos, culpar a sus predecesores, hacer lo que sea necesario para desviar el hecho de que su administración manejó mal esta crisis y ahora está costando miles de vidas estadounidenses”, dijo el representante demócrata de la Cámara, Eliot Engel.
La situación muestra las sorpresivas salidas de los dirigentes políticos en medio de uno de los más grandes desafíos de la humanidad.
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