Colombia ha avanzado en los últimos años en los indicadores de inclusión financiera en el sentido de que más personas adultas pueden obtener al menos un producto financiero, con lo que se puede decir que en materia de acceso, uso y calidad pueden avanzar en disminuir la pobreza, pero más allá de esto, la clave es también lograr al final el bienestar financiero.
De acuerdo con un documento de Asobancaria, si bien es difícil encontrar una medición estándar de bienestar financiero debido a la naturaleza del concepto, es primordial hacerlo y varias entidades trabajan para ofrecer mejores productos a sus clientes.
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Así, la Organización para la Coooperación y el Desarrollo Económico (Ocde), entre las recomendaciones de su Consejo sobre Alfabetización Financiera reconoce el bienestar financiero como el fin último de la inclusión y Colombia en el Documento Conpes 4005, pone de presente la necesidad de diseñar y hacer seguimiento a un indicador de bienestar financiero que sea complementario a las medidas de acceso, uso y calidad ya existentes.
Además, recuerda Asobancaria, que la Oficina del Gobierno Federal de Estados Unidos para la Protección Financiera del Consumidor (CFPB), dada su relevancia en las mediciones hechas hasta ahora en la región define bienestar financiero como el estado de una persona en la que se conjugan cuatro elementos relacionados con las libertades de elección, seguridad financiera y la temporalidad de las decisiones y tiene en cuenta para su definición factores fijos como el entorno económico y social, la personalidad y actitudes, así como las oportunidades disponibles, como acceso a empleo, beneficios e ingresos suficientes y recursos familiares que pueden incidir en el bienestar financiero.
Las recomendaciones frente al bienestar financiero en el país se dividen en cómo mejorar las mediciones de bienestar y una política pública y estrategias para mejorar los niveles de este indicador de acuerdo con la literatura, indica Asobancaria.
Frente a la primera dimensión, las mediciones de bienestar financiero hechas por CAF y Banca de las Oportunidades (BDO) pueden convertirse en el punto de partida para la construcción de un indicador del país que permita hacerle seguimiento periódico al bienestar financiero.
La construcción de este indicador requiere una estandarización de los cuestionarios y metodología empleada para las mediciones y se requiere mejorar la recolección de información para lograr una mayor representatividad de los datos y periodicidad de las estadísticas. Dice Asobancaria que los indicadores óptimos se caracterizan por estar construidos con datos consistentes y relevantes que permitan comparaciones entre jurisdicciones a lo largo del tiempo.
Además, requiere un estándar que garantice que los datos se puedan recolectar consistentemente en el tiempo y espacio en que se busca hacer el análisis.
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Otro mecanismo para mejorar la medición del bienestar financiero es consolidar la gobernanza y responsabilidad en una institución estatal. Esto asegurará que se haga una medición y publicación periódica de los cambios en bienestar, además de facilitar el proceso de estandarización y divulgación de resultados.
Asobancaria asegura que la medición del bienestar financiero es complementaria a las medidas de acceso, uso y calidad. De esa manera, estandarizar e institucionalizar la medición del bienestar financiero permitirá hacer seguimiento a los componentes de la inclusión financiera de manera completa y, más importante aún, facilitará los ejercicios de evaluación de impacto de programas nacionales de inclusión.
La importancia de consolidar un modelo de políticas
Las recomendaciones facilitarán la trazabilidad y visibilidad para la formulación de políticas y estrategias para mejorar el bienestar financiero y en la segunda dimensión, mediciones referenciadas por Asobancaria indican posibles acciones para la mejora del bienestar financiero.
Según CAF, los resultados en Colombia para los grupos etarios reflejan mayor bienestar financiero para la población encuestada más joven. La encuesta de demanda de BDO evidencia que los adultos que tienen al menos un producto de depósito o crédito tienen un indicador de bienestar financiero superior frente a los que no acceden.
Holman Rodríguez Martínez
Periodista de Portafolio