Buena parte del fenómeno inflacionario que se está experimentando a nivel nacional tiene que ver con la coyuntura global de altos precios en los insumos, así como las problemáticas en las cadenas de suministro. De allí que el gobierno venga impulsando varias medidas para mitigar la inflación, que en marzo ya llegaba al 8,53% en Colombia.
(Inflación de dos dígitos ya golpea a hogares más pobres).
Sin embargo, el efecto de estas aún es incipiente, o ni siquiera ha comenzado a transmitirse a los precios.
De un lado, el Banco de la República inició en septiembre un proceso de normalización de la política monetaria, y ha incrementado la tasa de interés 3,25 puntos porcentuales en siete meses, a un nivel de 5%. Por otro lado, el Gobierno anunció un plan de choque en febrero, que incluía desde bajas en los aranceles para importar insumos agrícolas, hasta un aumento en la cobertura del programa Ingreso Solidario a otro millón de hogares.
Con el Decreto 307 del 3 marzo se estableció 0% de arancel por seis meses a 165 bienes que se importan entre los que se encuentran alimentos, bebidas, harinas, cereales, semillas para productos agrícolas, extracto de malta, hidrolizados de proteínas, complementos alimenticios, granos trabajados de avena, papel higiénico, y algunas herramientas, entre otros. A ello se suma que esta semana se anunció un arancel de 0% por 12 meses para otros 39 insumos agropecuarios.
EFECTO TARDÍO
Para Sergio Olarte, economista principal de Scotiabank Colpatria, “la disminución de aranceles en estos ítems debería ayudar a que los costos de importaciones bajen, pero puede que haya productores que ya tuvieran un stock de insumos, de fertilizantes, y hasta que no vuelvan a necesitar importar, no se va a ver esa disminución de costos”.
Olarte destacó además que la reciente apreciación del tipo de cambio también podrá ayudar, pues con un dólar más barato resulta menos costoso para los agricultores traer insumos desde el exterior. “Consideramos que este efecto se puede empezar a ver para junio o julio de este año”, dijo.
El economista mencionó que otra medida indirecta que ha mitigado la inflación es que Colombia es uno de los pocos países que no ha subido la gasolina, y ha seguido subsidiando.
En cuanto a la política monetaria, sostuvo que esa medida ya se está viendo en los bancos, “pero no ha hecho que el consumo caiga de forma importante. Se podría esperar para el segundo semestre, o incluso para el próximo año, pues la transmisión de la política dura entre 12 y 18 meses”.
(De esta manera se comportó la inflación en marzo por ciudades).
El mes pasado, Corficolombiana también presentó un análisis sobre las medidas adoptadas por el Gobierno para mitigar el impacto de la inflación. La entidad destacó como al menos siete productos (papa, las carnes de res y cerdo, el pollo, huevos, la leche y los aceites comestibles) explican el 70% de la variación anual promedio de los últimos 12 meses.
Sin embargo, tras considerar los productos que se cobijan con la respuesta arancelaria (Decreto 307 ), el informe concluyó que “este primer componente de medidas tendría un alcance muy limitado en suavizar la inflación de alimentos”, pues los fertilizantes más demandados para la producción nacional (urea, DAP y KCL) ya contaban con un arancel de 0%.
También se cuestionó que el canal de transmisión de menor precio de insumos al precio del bien final podría ser lento o inclusive no materializarse, dado que los productores no traspasan de forma inmediata la disminución de sus costos al bien final, y a que el cultivo “requiere de una planeación anticipada”.
MEDIDAS ENFOCADAS
El presidente de la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), Jorge Enrique Bedoya, aseguró que esta reducción en aranceles “tiene un impacto, pero es mínimo, porque la gran mayoría de productos, y por el peso que tenían por volumen de importación, ya no tenían aranceles” y no será hasta que empiecen a salir las nuevas cosechas de los cultivos semestrales que se podría ver ese efecto.
Bedoya mencionó además que la tasa de cambio sigue jugando en contra de los productores. “El problema de la inflación es que hay una menor oferta y una mayor demanda, pero para tener compensar se necesita de una mayor producción, y mientras los costos de los insumos sean altos, a los productores no les alcanza para usar los mismos niveles de fertilizante, o incluso para sembrar, y eso implica que sale menos cosecha”, cuestionó.
(Inflación en marzo llegó a 8,53%, la más alta desde julio de 2016).
Por el contrario, dijo que lo que quieren los agricultores es estimular la producción, por lo que la SAC envió esta semana una carta al Ministerio de Agricultura, recomendado alternativas como el fortalecimiento adicional de transferencias económicas para la compra de alimentos a los consumidores en mayor condición de vulnerabilidad, el seguimiento a los canales de comercialización para evitar fenómenos especulativos y gestión diplomática y comercial para asegurar suministro de insumos y materias prima, entre otros.
EL ENCARECIMIENTO PARA LOS PRODUCTORES DEL AGRO
Esta semana el Dane presentó los resultados del Índice de Precios al Productor (IPP), que muestra que a los productores se les han subido los costos el 32,8% frente al año pasado, y en el caso del sector agrícola el alza está en 46,4%.
“El IPP nos muestra cómo se están encareciendo los insumos para la producción nacional agropecuaria. En el caso de los abonos y plaguicidas, la inflación anual en los precios del productor llega a ser en marzo 28,4%, casi 2,8 veces la inflación anual que teníamos con corte a diciembre de 2022”, explicó el director del Dane, Juan Daniel Oviedo.
El precio de estos insumos, así como en los insecticidas siguen subiendo, pero según Oviedo, otros como la soja, y preparaciones utilizadas en la alimentación de animales, están viendo una corrección en sus precios.
LAURA LUCÍA BECERRA ELEJALDE