Menor crecimiento económico presiona la desigualdad en América Latina según el BID | Economía

Los países de América Latina y el Caribe, se vienen enfrentando a diferentes dificultades macroeconómicas después de la pandemia. De acuerdo con el último informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la región necesita abordar un triple desafío para alcanzar las aspiraciones de desarrollo y bienestar de sus poblaciones.

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Entre los retos que destaca el informe, se presenta un desafío social, uno fiscal y en tercer lugar uno de crecimiento. Sin embargo, una de las grandes necesidades gira en torno a navegar en un difícil camino de volatilidad y menor ritmo en crecimiento.

Según el informe, la región para este año podría presentar una desaceleración que despierta el espectro del deterioro de la pobreza y la desigualdad. Por está razón, detallan que es prioritario evitar más pérdidas y generar condiciones para recuperarse.

Cabe destacar que según las estimaciones de la entidad, en el 2022 se proyectó un crecimiento para la región que llegó al 3,9%; sin embargo, no se prevé que este comportamiento se repita en el 2023, teniendo en cuenta que las perspectivas de crecimiento mundial son “sombrías”, además, de que los bancos centrales de los diferentes países a nivel mundial han luchado por controlar la inflación, aumentando las tasas de interés.

Por esta razón, las naciones de América Latina y el Caribe, se enfrentan a un año en el que es posible que la demanda global esté reprimida, con altos costos financieros.
“En algunos países que todavía se esfuerzan en estabilizar la inflación, los costos de financiamiento podrían seguir aumentando. En este contexto, los países de la región todavía tienen espacio para maniobrar mediante acciones de política y evitar contracciones económicas más profundas”, explican.

(Vea: Así es como China promueve la influencia del yuan en América Latina)

Dentro del informe, se sugiere que las naciones de la región tienen que mantener o en su defecto endurecer la política monetaria para asegurar que los precios al consumidor vuelvan a las metas dispuestas hacia el 2024, estableciendo en las agendas de políticas económicas este hecho como una prioridad.

Ahora bien, el BID sugiere por otra parte que las políticas fiscales estén acompañadas de las monetarias acelerando la consolidación fiscal. “Esto es crucial para disminuir las primas de riesgo, los costos de financiamiento, la tasa de interés neutral de la política monetaria y generar espacio fiscal con el fin de apoyar las políticas tan necesarias para promover el desarrollo económico y social”, destacan.

De acuerdo con el Banco, el actual contexto macroeconómico de alta inflación, sumado a las tasas de interés altas despierta preocupaciones sobre la dinámica del futuro laboral, la pobreza y la desigualdad.
El informe detalla que un aumento sostenido de los precios de los alimentos y de la energía incrementa la pobreza y reduce el ingreso disponible, al igual que los salarios reales.

“Desde 2019, los aumentos de la pobreza están estrechamente asociados con los incrementos de los precios en el índice de alimentos y de la energía y mucho menos correlacionados con cambios en los salarios mínimos”, asegura el BID.
De esta forma, estiman que los ajustes salariales han sido insuficientes para superar el efecto de la inflación.

“La manera en que los salarios se ajustan y en qué medida compensan la inflación es crucial para la dinámica del mercado laboral y de la pobreza”, dicen.

Llevando la mirada hacia el comportamiento del mercado laboral, el BID asegura que este ha mejorado en comparación con los niveles de la pandemia. Es así que la mejora de este tipo de mercado ha ido acompañada de una menor pobreza y desigualdad.

(Vea: Qué es la economía azul y por qué es vital para Colombia y A. Latina)

Sin embargo, manifiestan que es importante que la política fiscal se centre en llegar a los sectores más pobres de la población para compensar el impacto que han sufrido, a la vez que asegurar que se lleve a cabo una consolidación fiscal que sea coherente con el ajuste monetario.

“Los subsidios a la energía y a los alimentos se deben focalizar en abordar los problemas de la pobreza y la desigualdad ante la presencia de shocks de los precios de los commodities. Promover la inversión en infraestructura, particularmente movilizando los recursos del sector privado a través de la inversión pública, también es una política clave para reducir la pobreza y la desigualdad”, afirma el análisis.

Finalmente, el banco también confirmó la necesidad de reducir los incentivos a la formalidad.

La región está enfrentándo a una serie de retos, pero al tiempo a diversas oportunidades.
En ese sentido, se estima que los países de América Latina y el Caribe deben tener una eficiencia en el gasto que se puede lograr a través de una mejor focalización de las transferencias y subsidios, y estrategias para mejorar la calidad de la inversión pública.

Por otra parte, la coordinación entre las políticas debe ir más allá del contexto fiscal y monetario. “Un ejemplo clave es la negociación de los salarios del sector público”, dicen.

En general, el 2023 será difícil, dada la complejidad del escenario global y la incertidumbre. Se prevé que por la integración, sobre todo en términos financieros, ya que el ciclo global influirá en toda la región.

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Fuente de la Noticia

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